A finales del año pasado, aún estaba vigente la investigación que emprendió el Departamento de Justicia del país de norte, producto de las acusaciones de violar las leyes antimonopolio mediante la práctica de actividades contrarias a la competencia con otras empresas de biotecnología, mismas que se cerró mágicamente al terminar el 2012.
Justo después de haber anunciado las ganancias multimillonarias de 2.4 millones de dólares que había producido la empresa durante el 2012, un grupo de agricultores acudieron a Washington para impugnar sus derechos al ser despedidos por el gigante de la biotecnología Monsanto, decidiendo renunciar a cultivar maíz y soja, debido a la inevitable contaminación de los campos gracias a las semillas transgénicas.
Si bien las ganancias de la transnacional van a la alza y su presencia en mercados internacionales como el latinoamericano es muy fuerte, los agricultores afirman que las semillas de Monsanto son las culpables de contaminar sus campos; la cínica explotación de sus patentes de maíz, soja y algodón transgénicos de soja y algodón, ha llevado a
que ponderen un control insidioso en la industria agrícola de los EE.UU., obligando a los agricultores convencionales e independientes a retirarse o eliminando cada vez más su participación en el mercado.
A finales del año pasado, aún estaba vigente la investigación que emprendió el Departamento de Justicia del país de norte, producto de las acusaciones de violar las leyes antimonopolio mediante la práctica de actividades contrarias a la competencia con otras empresas de biotecnología, mismas que se cerró mágicamente al terminar el 2012.
La actual demanda se suma a muchas más, siendo la de la Asociación de de Comercio y Productores Orgánicos de Semillas (OSGATA) la que más ha trascendido. Puesta en el 2011, en dicha demanda se pelea protección legal para los agricultores ecológicos y convencionales ante la persecución agresiva del monopolio, así como infracciones reales por la piratería de patentes.
Justo después de haber anunciado las ganancias multimillonarias de 2.4 millones de dólares que había producido la empresa durante el 2012, un grupo de agricultores acudieron a Washington para impugnar sus derechos al ser despedidos por el gigante de la biotecnología Monsanto, decidiendo renunciar a cultivar maíz y soja, debido a la inevitable contaminación de los campos gracias a las semillas transgénicas.
Si bien las ganancias de la transnacional van a la alza y su presencia en mercados internacionales como el latinoamericano es muy fuerte, los agricultores afirman que las semillas de Monsanto son las culpables de contaminar sus campos; la cínica explotación de sus patentes de maíz, soja y algodón transgénicos de soja y algodón, ha llevado a
que ponderen un control insidioso en la industria agrícola de los EE.UU., obligando a los agricultores convencionales e independientes a retirarse o eliminando cada vez más su participación en el mercado.
A finales del año pasado, aún estaba vigente la investigación que emprendió el Departamento de Justicia del país de norte, producto de las acusaciones de violar las leyes antimonopolio mediante la práctica de actividades contrarias a la competencia con otras empresas de biotecnología, mismas que se cerró mágicamente al terminar el 2012.
La actual demanda se suma a muchas más, siendo la de la Asociación de de Comercio y Productores Orgánicos de Semillas (OSGATA) la que más ha trascendido. Puesta en el 2011, en dicha demanda se pelea protección legal para los agricultores ecológicos y convencionales ante la persecución agresiva del monopolio, así como infracciones reales por la piratería de patentes.
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