FUENTE: REPORTE INDIGO.
AUTOR: PAULINA VILLEGAS.
Para el español Juan Manuel Cotelo, quien ha entrevistado a un ex jefe del Ejército Revolucionario Irlandés, a prostitutas y abogados conversos, la fe ‘es una cuestión vital’
En un mundo complejo, convulso, donde la fe (la genérica) estorba, y Dios se reduce a una idea de panfleto, retrógrada, y cada vez más rechazada por los jóvenes, el periodista español Juan Manuel Cotelo parece ser la excepción.
Es que creer lo es todo para el cineasta de 40 años que visitó México el pasado fin de semana en el marco del Foro Juvenil ¿Por qué creer?, organizado por la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de México.
Con una mezcla de periodismo y fe, el investigador espiritual, predicador moderno, comunicador y celebridad española habla de Dios y del amor como una misma cosa. En su opinión, la fe “es una cuestión vital, no intelectual”.
Y a la obligada pregunta, “¿por qué creer?”, el también director de cine responde: “¿Es que por qué no creer? o más bien ¿cómo no hacerlo?”
Como respirar, como comer, así de necesario y natural le resulta creer.
“Realizamos pequeños actos de fe todo el tiempo, cuando nos tomamos una pastilla, sin saber realmente los efectos de sus químicos, y también cuando amamos, cuando perdonamos”.Y es que para los complicados tiempos modernos que vivimos, el carismático hombre, quien confiesa estar casado con una atea, dice que no hay que perder el tiempo en discusiones “soberbias”.
“Lo importante no es en qué o quién creer, son los actos en los que manifestamos nuestra fe.”
Con el pretexto del evento que reunió el pasado fin de semana a cientos de jóvenes en la Ciudad de México para hablar de la olvidada cuestión religiosa, Reporte Indigo charló con Cotelo sobre la distancia entre estas generaciones y la Iglesia católica.
Es innegable. Sucede en Europa y en México también. La Iglesia Católica Apostólica y Romana pierde fieles cada año en nuestro país, mientras que proliferan las iglesias cristianas no-católicas, sectas y religiones.
“Si habría de culpar a alguien, es a nosotros los cristianos (…) que no hemos sabido amar o pregonar con el ejemplo; nos hemos dedicado a hablar y hablar”, dice el elocuente periodista español de mirada intensa, quien en ocasiones parece predicador. “Lo que pasa es que a los jóvenes les han robado la cartera y no lo saben”, cuenta Cotelo.
La iglesia es aburrida. Dios no existe. Los sacerdotes son pederastas. No tiene caso casarse. Haz con tu cuerpo lo que quieras, es tuyo. Son las ideas preconcebidas por la mayoría de los jóvenes de la “generación Facebook”.
El madrileño goza de reconocimiento y fama por su documental, La Última Cima, basado en la vida de Pablo Domínguez Prieto, un sacerdote que falleció en el 2009 al descender la cima del Moncayo, una montaña de Aragón, en España.
El reto que Cotelo propone como antídoto para el generalizado y tan de moda escepticismo, es encontrar a una persona que haya probado “la receta de Cristo” y que asegure su vida empeoró a causa de ello. “Te aseguro no lo encontrarás”.
Los conversos
Sin pretensiones, Cotelo admite que su viaje espiritual nace de la misma razón que muchos grandes reportajes comparten: la curiosidad y la envidia.
Todo empezó cuando los azares del destino le presentaron a una persona que se introdujo como “un converso”. Cotelo relata que escuchó cómo su vida cambió después de descubrir el amor de Dios.
“La tenía enfrente y pensaba, me gustaría tener la paz que tú tienes, la fortaleza, la alegría que tú tienes”.
Y así fue sumando testimonios y experiencias de vidastransformadas por Dios, que terminaron siendo una exitosa serie de televisión llamada “Te Puede Pasar a Ti”.
Entrevistó y escuchó con “sed de entenderlos” a decenas de personas tan disímiles como un ex terrorista, un jefe de explosivos de la ERI, prostitutas, amas de casa, abogados -todos unidos por el cambio radical de vida gracias a la fe.
“Pensaba, cómo era posible que alguien que había sido responsable de la muerte de miles de personas hoy exude bondad por todos los poros, encontré a gente mucho más bondadosa que yo, me dije ‘yo no quiero tener miedo a la verdad’”.
Antes de terminar la plática, Cotelo suelta un último consejo: “Date la opción de que sea verdad”.
Porque, finalmente, creer en Dios no es un acto de fe.
“Yo no creo en Él, yo sé que hay Dios”.
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