FUENTE: REPORTE INDIGO.
AUTOR: PAULINA VILLEGAS.
Hay cosas que no cambian. Como las explicaciones sobre la explosión de Pemex en el DF y otro incidente en 2012 en un centro de la petrolera en Reynosa: siempre culpa del gas.
A 10 días de la tragedia en Pemex que ha sacudido al país y a solo cuatro meses de otra explosión en Reynosa, Tamaulipas, que costó la vida a 29 personas, afloran las similitudes entre los discursos y las vaguedades oficiales.
En una desafortunada intervención del pasado viernes, el nuevo director general de Pemex, Emilio Lozoya, dio un mensaje contradictorio en el que primero aseguró que “no había lugar para dudas” sobre lo ocurrido el fatídico 31 de enero. “Se trató de una acumulación de gas metano en los sótanos del edificio B2”.
Segundos después regresó a la incertidumbre: “Como estoy seguro que ustedes lo hacen, yo también me pregunto ¿por qué ocurrió la explosión? Pero la verdad es que aún no lo sabemos”.
Así, el funcionario se mantuvo en la misma línea que otras autoridades encargadas de la investigación, como la PGR, que demostraron su incapacidad para corroborar su teoría sin contradicciones.
Lozoya informó que esta conclusión era producto de los peritajes en los que participaron la Secretaría de la Defensa Nacional, la PGR, la Secretaría de Seguridad del DF, la Policía Nacional de España, la empresa suiza SGS, la estadounidense ATF, la UNAM y el IPN, “no deja lugar a dudas”.
Al estilo Hollywood
Pero la contradicción pareció pasar desapercibida en la ceremonia del viernes que acogió a más de 3 mil personas en la explanada principal del edificio administrativo de Pemex, donde el presidente de México y el director general de la paraestatal rindieron homenaje a los caídos en la explosión.
A manera de Hollywood, caminaron uno a uno por el podium, representantes de diversas unidades y cuerpos de seguridad, mientras Peña les estrechaba la mano, les agradecía su esfuerzo y les felicitaba por su “heróica labor”. Frente al improvisado podium se leyó una lista con los nombres de los 37 fallecidos.
De luto, pero de pie
“Estamos de luto, pero estamos de pie”, dijo Lozoya. “Hoy faltan 37 de los nuestros, por eso estamos reunidos esta mañana, para honrar su memoria y expresar juntos nuestra tristeza y solidaridad con los padres, madres, esposos y esposas de estos 37 compañeros.”
Y en una reflexión más precisa, Lozoya recordó que en los 75 años de actividades, Pemex ha sufrido un buen número de trágicos incidentes.
Pero no hay que ir tan lejos. En septiembre de 2012, una explosión en el centro Receptor de Gas y Condensados de Pemex en Reynosa, Tamaulipas, costó la vida a 29 personas y dejó más de 45 heridos.
Las primeras declaraciones del entonces director de Pemex, Juan José Suárez Coppel, también descartaban cualquier acto premeditado, pero no ofrecían explicaciones.
“Estamos viendo el análisis y hasta allegarnos de todos los elementos (..) Lo que sí puedo decir es que hasta ahora no tengo ninguna evidencia de que este incidente fue causado, o que fuera algún tipo de atentado, o algo así”, dijo entonces Suárez Coppel.
Y la primera explicación oficial de la cabeza de la estatal se resumió con la frase “ un accidente inusual”.
Dos días después de la explosión, el director de Pemex Exploración y Producción, Carlos Morales Gil, dijo que el estallido se debió a una acumulación de gas en la zona de patines de la entrada, pero que la causa “estaba aún en proceso de investigación”.
Y en otro curioso paralelismo entre mensajes oficiales, el ex presidente Felipe Calderón instruyó a la entonces procuradora Marisela Morales y a Suárez Coppel para que se llevara a cabo una “investigación exhaustiva” sobre lo ocurrido.
También Calderón reconoció, con casi las mismas palabras que el viernes usó Peña, la labor de rescate de los cuerpos de seguridad, llamándola una “intervención oportuna.”
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