En una de las ciudades fronterizas más violentas de México nadie informa qué le ocurrió al jefe policial Roberto Balmori Garza. Ha pasado una semana desde que se esfumó en Nuevo Laredo, y la prensa local no ha hecho reporte alguno del caso, ni siquiera después de que dos de sus hermanos aparecieron asesinados en un estado vecino, el 17 de febrero.
En una de las ciudades fronterizas más violentas de México nadie informa qué le ocurrió al jefe policial Roberto Balmori Garza. Ha pasado una semana desde que se esfumó en Nuevo Laredo, y la prensa local no ha hecho reporte alguno del caso, ni siquiera después de que dos de sus hermanos aparecieron asesinados en un estado vecino, el 17 de febrero. Uno de ellos era un agente de la Procuraduría General de la República.
El vocero del gobierno municipal Juan José Zárate dijo que el gobierno no ha podido confirmar la desaparición de Balmori Garza. Sólo sabe que no ha ido a trabajar.
Se trata de apenas una de las extrañas realidades en la ciudad fronteriza de 350.000 habitantes, asolada por la violencia del narcotráfico cada vez que una banda decide desafiar al cártel reinante en el cruce comercial más activo en la frontera entre México y Estados Unidos. Los ataques han resurgido en este bastión de los Zetas desde el comienzo del año.
En una tarde reciente, las pocas personas que se mostraron dispuestas a hablar sobre cómo es la vida en Nuevo Laredo se negaron a que se les mencionara por su nombre, por miedo a represalias. Los habitantes dependen de las redes de socialización en internet, no de la prensa, para mantenerse informadas de los ataques y de las condiciones diarias de seguridad.
Hace dos semanas, el consulado estadounidense en Nuevo Laredo reportó mediante las redes sociales que tres granadas estallaron en las proximidades del consulado. Añadió que hubo un alza generalizada en la violencia del crimen organizado. Un par de días después, dio cuenta de explosiones cerca del palacio municipal.
El cuartel policial, el palacio municipal y el consulado estadounidense han reforzado sus medidas de seguridad, ampliando su perímetro de acceso restringido.
“Fuentes de las autoridades mexicanas nos dicen que la violencia recrudecida podría ser el resultado del combate entre organizaciones criminales transnacionales que se disputan el control de la ciudad, y que los ataques similares continuarán en el corto plazo”, señaló el consulado en un mensaje fechado el 8 de febrero.
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