FUENTE: REPORTE INDIGO.
AUTOR: PAULINA VILLEGAS.
El presidente Peña Nieto anunció que el Ejército participará en la Cruzada Nacional contra el Hambre y aseguró que esta lucha es “una obligación moral y ética”
Ante la posible tentación del gobierno de la República de reaccionar con puño de hierro, Enrique Peña Nieto se mantiene firme en su retórica y sigue con una agenda que apuesta por la recomposición social y la paz.
El ejemplo más claro lo dio el viernes pasado, desde Palacio Nacional, donde creó la Comisión Intersecretarial para poner en marcha la Cruzada Nacional contra el Hambre y subrayó el papel activo que tendrán las Fuerzas Armadas para combatir al enemigo principal de México: el hambre, no el narco.
A pesar de los brotes de violencia de las últimas semanas, se trata quizá del giro de timón más radical respecto al anterior gobierno de Felipe Calderón.
No hay que olvidar que, en cuestión de estabilidad social y alimentaria, el sexenio pasado enfrentó difíciles episodios como la crisis de la tortilla en 2007 y la sequía, que dejaron a millones de mexicanos en situación precaria.
Tampoco se olvida que, de 2006 a 2012, los precios de algunos alimentos básicos como el huevo, el azúcar y el frijol se triplicaron, añadiendo así un factor más a la inestabilidad social.
Por eso resulta de especial importancia el seguimiento del programa del gobierno federal para combatir el hambre, una señal de que se inclina por una estrategia de bienestar social y crecimiento económico.
“Combatir el hambre no es una opción, es una obligación moral y ética”, dijo Peña Nieto.
Estuvieron presentes en la reunión seis secretarios de Estado, entre ellos el de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, el titular de la Marina, Vidal Francisco Soberanes, el de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, el de Hacienda, Luis Videgaray y la de Desarrollo Social, Rosario Robles.
En su mensaje, Peña Nieto brindó ejemplos alarmantes sobre el hambre y pobreza en zonas del país como el Estado de Guerrero, que cuenta con un municipio, Mártir de Cuilapan, en el que un 80 por ciento de su población vive en pobreza extrema y carencia alimentaria.
Y, recalcó el priista, una vez más en estricta y tajante diferenciación con su antecesor, que la prioridad de su gobierno será combatir esta condición.
“Este gobierno tiene la prueba de actuar con mayor eficacia en revertir el escenario lacerante y lastimoso en el que viven millones de mexicanos”, aseguró.
Y será también, en contraste con gobiernos panistas pasados, una tarea de todas las dependencias, celebrando la participación y el compromiso de las Fuerzas Armadas del país.
El general Salvador Cienfuegos dijo en la misma reunión que los soldados asumen este “loable” objetivo con “total compromiso, ánimo, optimismo y ahínco que nos produce contribuir a estas nobles causas”.
Y Cienfuegos detalló que las secretarías de la Defensa y Marina nacional aportarán tropas, vehículos terrestres, aéreos, maquinaria y diversos materiales para apoyar a las localidades más vulnerables del país. Es decir, soldados de regreso a su labor cívica: distribución de víveres y brigadas médicas.
No al maratón de despensas
Por otra parte, durante la misma reunión, Rosario Robles, sentada, con la mirada fija en los titulares de la SRE, PGR, Segob y Sedena, pintó un panorama angustiante en cuanto a los índices de desnutrición, pobreza y acceso a servicios básicos.
Retomó como ejemplo el municipio de Mártir de Cuilapan y repitió, una y otra vez, que entendía perfectamente que la Cruzada Nacional no sería un maratón de entrega de despensas o una mera ampliación de programas asistencialistas.
“Se trata de una estrategia integral que busca transformar el entorno social para fortalecer la seguridad alimentaria”, dijo la funcionaria.
La ex perredista se marcó objetivos como la disminución del porcentaje de personas cuyo ingreso es menor a la línea de bienestar con programas como las transferencias monetarias de ingresos, apoyo a la producción y cursos de capacitación.
Y agregó Robles que, junto a la política económica que implica esta cruzada, se debe aspirar a la desmonopolización del sector agropecuario para facilitar el acceso a la alimentación, además de fijar precios accesibles, algo que de acuerdo con Robles, nunca se ha hecho.
Otras de las metas e indicadores de la cruzada es disminuir la desnutrición entre los menores de cinco años.
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