FUENTE: PROCESO.
AUTOR: BLANCA GONZÁLEZ ROSAS.
Una obra monumental del siglo XIX vandalizada, instalaciones lumínicas que irradian calor abajo de retablos pictóricos del siglo XVII, olor a comida en las salas por el uso del patio para eventos en horas museísticas, y obras originales del pintor monumento-artístico José María Velasco intervenidas por un creador contemporáneo, son puntos que Miguel Fernández Félix debería aclarar como titular del Museo Nacional de Arte (Munal).
Expuesta por lo menos desde el pasado 25 hasta el 30 de enero, la emblemática pintura de Félix Parra (1845-1919), Fray Bartolomé de las Casas, se mostró con una perforación en el ojo izquierdo de la figura del indígena muerto. Relevante tanto por el daño a la pieza –algunas telas antiguas se cristalizan y al ser perforadas se desintegra la materia dificultando su restauración–, como por la indiferencia o desconocimiento del personal del museo ante el acto vandálico, la perforación en la que se considera una de las principales obras del arte mexicano decimonónico comprueba la importancia de implementar procedimientos de evaluación de desempeño, rendición de cuentas y especificación de criterios de contratación del personal en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Lo primero que se delata a través del acto vandálico es la incapacidad de la dirección del museo para proteger y conservar el patrimonio artístico de la Nación. Ocupado durante 2012 tanto en la presentación de exposiciones importadas como en la contratación y coorganización de muestras de artistas contemporáneos, Fernández Felix ha descuidado la construcción de valor simbólico para el acervo del Munal. Exhibida en la sala correspondiente al arte del siglo XIX, la pintura realizada en 1875 por Felix Parra –ícono artístico de la construcción moderna de la identidad mexicana– se vincula confusa y humorísticamente con las numerosas esculturas que, desde junio de 2012, expone el artista contemporáneo Demián Flores en la misma sala a través de una colaboración entre el Munal y la galería comercial de Casa Lamm. Si el arte promovido y legitimado por el INBA se reduce a mercancías y acciones vandálicas como la de Uriel Landeros (Proceso, 1889, 1890), ¿el daño a la obra de Félix Parra podría ser para el INBA una obra de arte?
El Munal fue beneficiado en 2012 con un presupuesto de 102 millones de pesos (Infomex, solicitud de información INBA-1116100027612).
Carente de instrumentos de medición de temperatura, la ambientación del artista germano-americano Gandalf Gaván provoca cuestionamientos sobre la pertinencia de intervenir lumínicamente diversas telas monumentales del virreinato. Montados sobre espejos, vidrios y vasos ordinarios para beber líquidos, los tubos neón iluminan cotidianamente las pinturas, sin interrupción, durante siete horas y media. Sobrecalentado por el burdo vaso que mantiene distante al espejo del soporte de vidrio de cada instalación lumínica, uno de los espejos que se encuentran debajo de los retablos de José Juárez (1615-1670) se resquebrajó en días pasados evidenciando la impertinencia de la ambientación. Silencioso y arropado por una cuestionable cuantificación de visitantes, Fernández Félix concretiza la simulación que caracterizó a la administración cultural del expresidente panista Felipe Calderón.
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