Al conversar sobre su libro 'Narcoleaks', el periodista Wilbert Torre narró una serie de episodios y escenas de la relación bilateral entre EU y México en contra del narcotráfico, durante el gobierno de Felipe Calderón.
Calderón, responsable central de la lucha anticrimen
En entrevista dijo que su texto buscó resolver la pregunta: ¿Qué había detrás de la fachada de la iniciativa Mérida? Al tiempo que señaló a Felipe Calderón como el responsable central de la estrategia y sus consecuencias, pero acompañado y arropado de los Estados Unidos.
Apuntó que su publicación narra una serie de episodios y escenas de esta relación bilateral en contra del narcotráfico, por ejemplo, cómo el ejército mexicano mutó a partir de doctrinas militares estadunidense.
Recordó que en noviembre de 2006 cuando aún no tomada posesión como presidente, Felipe Calderón sostuvo una reunión con George W. Bush. Y se mostró “decidido hacer lo que ningún presidente había hecho”.
En dicho encuentro, Calderón señaló, de acuerdo con la investigación del periodista: “voy a enfrentar al narcotráfico con toda decisión y a los intereses políticos”, como gobernadores, alcaldes y otras autoridades que han formado parte del negocio.
Y añadió la famosa frase de Wiston Churchill sobre que estaba dispuesto a pagar esta cuota de sangre, sudor y lágrimas.
Calderón decide, explicó, modificar conceptos de soberanía, “derribar una serie de barreras políticas parar propiciar esta cooperación que jamás había ocurrido tan estrecha”.
Ventanas inéditas
Torre recalcó que el gobierno de Calderón permitió a la DEA traficar millones de dólares en México procedentes del narco y toneladas de cocaína, como parte de la estrategia Mérida.
El ex presidente panista decidió “abrir una serie de ventanas inéditas” a las agencias norteamericanas, una “profundidad con la que la DEA operó en México casi sin restricciones en México”.
Relató que cuando Tony garza estaba revisando la época previa a la elección presidencial de 2006. Advirtió que en el sexenio de Vicente Fox se habían logrado avances sustantivos en cooperación de seguridad y “que no iban a permitir ningún retroceso”.
El objetivo ahora sería obtener permiso para que la DEA realizara operativos controlados de lavado de dinero y cocaína en México, lo cual logró en el sexenio de Calderón.
Estrategia basada en una serie de TV
En otra reunión, en marzo de 2007, Calderón y Bush se reunieron para definir prioridades de la narcoguerra, a partir de la iniciativa Mérida.
En el encuentro, Calderón Insiste en que necesita el apoyo de Estados Unidos. “Respaldo para modernizar la inteligencia y la fuerza mexicana”, esto luego de que Fox había desmantelado el aparato de intervención (Cisen), por lo que el recién nombrado presidente no contaba con información sobre la condición del narcotráfico.
Durante el diálogo, el entonces presidente mexicano insistió: “yo necesito tener ya tecnología nueva, armamento, inteligencia, doctrinas que me permitan enfrentar al narcotráfico”. Y para ilustrar lo que buscaba, puso como ejemplo la serie norteamericana 24 horas.
En el programa televisivo, el protagonista, un agente busca proteger a su país, a partir de amenazas, tortura gentes, trabaja con informantes y al final termina causando muertes y violencias. Yo necesito todos esos “juguetes”, enunció Calderón al reiterar su petición al presidente Bush.
Preguntas sin resolver
El periodista relata que hacia la mitad del gobierno de Calderón hay un cable que envía el segundo del entonces embajador Carlos Pascual, a Washington. En el comunicado, hace una evaluación de la estrategia.
Menciona que la estrategia basada en descabezamiento no estaba funcionando, porque estaba generando más violencia y que habría que modificar la estrategia y entrarle de lleno al combate del lavado dinero.
En entrevista, Wibert Torre preguntó: ¿Si Estados Unidos había detectado que no estaba funcionando la estrategia, por qué en 2009, 2010 y 2012 continúa el descabezamiento de los cáteles?
¿Por qué el lavado de dinero nunca llega a conformar un factor importante para desarticular el tema del dinero de los narcotraficantes”, agregó, al tiempo que aceptó queexisten diversos factores e intereses bilaterales en el tema de la lucha contra el crimen organizado.
Y contextualizó que México se había convertido en el primer importador de armas de Estados Unidos. “Casi 3 mil millones de dólares”.
Concluyó que en este momento hay gran inquietud en la Casa Blanca, porque “no saben qué va a pasa con la estrategia interna” o qué va a pasar con todos estos acuerdos logrados en el pasado. Esto, a pesar de que el gobierno de Peña Nieto ha mandado mensajes, en el que pide al gobierno estadunidense tiempo para “acomodarse”.
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