FUENTE: LA JORNADA (MICHOACAN).
AUTOR: ZAYÍN DÁLETH VILLAVICENCIO.
Tras ocho meses de la desaparición de los activistas de Movimiento Ciudadano (MC) Ana Belén Sánchez, Luis Enrique Castañeda y Diego Antonio Maldonado, en el municipio de Paracho, los familiares exigen respuestas de parte de las autoridades estatales, pues luego de dos reuniones con Plácido Torres Pineda, titular de la Procuraduría General de Justicia en el Estado (PGJE), no se han brindado avances de la investigación sobre el paradero de los jóvenes.
Hoy se cumplen ocho meses de que los tres jóvenes fueron sustraídos de Posada Santa Fe, donde se alojaban tras ser contratados por la Casa de la Cultura de ese municipio para impartir un taller de ciencia para niños, en el marco del Festival de Globos de Cantoya. Sin embargo, de su paradero “nada se sabe”, advirtió Beatriz Castañeda Guerrero, madre de Diego Antonio Maldonado.
En entrevista con La Jornada Michoacán, en lo que fue la segunda reunión que los familiares sostienen con el procurador de Justicia en Michoacán, la madre adujo que de parte de las autoridades estatales, el caso parece no tener la atención debida, mientras que por la Procuraduría General de la República (PGR) el secuestro de los activistas ha dado resultados.
Y es que la semana pasada se dio a conocer el hallazgo de una toalla y una sábana pertenecientes al hotel donde se hospedaron los jóvenes que permitieron a las autoridades estatales afirmar que se encontraron pistas sobre los posibles escenarios en los que desaparecieron Luis Enrique, Diego y Ana Belén.
No obstante, por primera vez, Castañeda Guerrero reveló que los familiares de los activistas fueron informados del secuestro de los jóvenes por el sacerdote Juan de Dios Ávila, a quien se le entregaron 500 mil pesos como supuesto rescate de los jóvenes.
“Si no fuera por el padre Juan de Dios Ávila, que arriesgó su vida trayendo un dinero que pidieron estas personas que tienen a nuestros hijos, y pues ellos no nos han cumplido, no nos han entregado a nuestros hijos”, expresó.
–¿De donde es ese padre?
–“Ese padre ha trabajado en iglesias de aquí y ahorita radica en México, me parece que está por allá, pero ha dado aquí misas, ha trabajado en Uruapan y en varios poblados de aquí. Por nuestra parte dimos 500 mil pesos, el padre nos dijo que había dado 500 mil pesos también él, y que a parte había donado unas tierras aquí en Michoacán”.
En este contexto, refirió: “nosotros ya cumplimos y ellos no nos han cumplido; ya les dimos lo que pidieron, nos pidieron en un momento silencio con las autoridades, lo hicimos, no nos dieron a nuestros hijos después. El padre Juan de Dios Ávila les entrego más dinero que puso de su bolsa, les entregó tierras y no obtuvimos respuesta”.
Y concluyó: “yo soy la madre de Diego Antonio Maldonado Castañeda y hago un llamado al gobernador y al procurador para que busquen a nuestros hijos como si fueran sus hijos, porque nuestros hijos vinieron a hacer una labor social a los niños purépechas, no era para que les pagaran de esta forma. Queremos a nuestros hijos y los queremos vivos”.
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