FUENTE: PRENSA INDIGENA.
Desinformémonos, Guerrero, México. 1 de abril.- Los profesores indígenas de la Montaña de Guerrero vislumbran la necesidad no sólo de mejoras laborales y económicas, sino también de proyectos educativos con una perspectiva desde las comunidades. Son los maestros y maestras indígenas quienes fungen como representantes comunitarios, autoridades, líderes de organizaciones sociales, gestores de actividades y luchas sociales.
Profesores que en distintos momentos se han enfrentado a los caciques regionales y los poderes gubernamentales en turno. En la Montaña de Guerrero la fundación de colonias, la toma tierras, la construcción de escuelas, los esfuerzos por impulsar proyectos de revalorización de la lengua materna, la lucha por el territorio, por los servicios básicos y otras demandas tiene como actor social estratégico a los profesores bilingües.
No es comprensible la historia regional contemporánea sin abordar a los maestros como actor principal junto a la población de las comunidades con las que caminan hombro con hombro. Son mujeres y hombres con los más bajos salarios y que impulsan su labor docente en las condiciones más adversas, en los lugares del olvido y en las regiones donde la sobrevivencia de la población es también una forma de resistir dignamente ante la indolencia de las autoridades.
El magisterio de la Montaña sigue presente con su combatividad. Los iconos que acompañan sus movilizaciones son Ignacio Manuel Altamirano, Arturo Gámiz, Genaro Vázquez, Lucio Cabañas, Misael Núñez, Rubén Jaramillo, Emiliano Zapata, Othón Salazar, José Vasconcelos, Rafael Ramírez, Ernesto Guevara y otros.
En sus marchas recurren a un discurso de lucha social, de crítica al sindicalismo regional, a las condiciones socioeconómicas, contra el alza de precios, contra el charrismo sindical y en pro de un país más justo y democrático. El himno que los identifica es la canción “Venceremos” del grupo Chileno Inti Illimani adaptando estrofas al escenario nacional; la Internacional, cantos de José de Molina, Silvio Rodríguez, Víctor Jara y otros músicos de la izquierda latinoamericana y mundial.
A los profes se les ve repartiendo volantes, en sus marchas y bloqueos a carreteras, edificios públicos, en movilizaciones a nivel nacional, estatal y regional. Las maestras son un importante baluarte y sostén de la lucha. Una lucha por aspiraciones de un México mejor, por mejores condiciones de vida y no a la privatización de la educación.
El magisterio indígena y monolingüe de la Montaña ha sido estigmatizado. En diversos mentores han sufrido la represión, encarcelamiento, se les ha desaparecido o sufrido los embates del Estado. Entre los profesores asesinados se encuentran:
Joaquín Sánchez Pineda, Marcial Salvador Arriaga, Heriberto Moreno; el desaparecido Alfonso Gregorio Alvarado López y una larga lista de profesores de la disidencia en la región de la Montaña que en distintos momentos ha sido objeto de represión y atentados. Su labor ha sido criminalizada por disentir en los marcos legales y por medio de las vías democráticas y pacíficas de movilización.
Muchas conquistas en el ámbito educativo son resultado de la lucha del magisterio disidente. Los gobiernos en turno no dan solución a las históricas demandas magisteriales y las movilizaciones recurrentes son por las mismas necesidades. La respuesta oficial es la negación al diálogo y la represión.
En la actual fase de la lucha social y del gobierno del cambio que asumió el poder en el 2011 ha tenido una continuidad en el trato al magisterio indígena y de la entidad. Se ha desdeñado y negado el diálogo.
No existe una vinculación con la realidad educativa y los problemas siguen vigentes, las mejoras han sido poco significativas y desde el discurso oficial se les trata con desdén y mediante acciones administrativas se sanciona a quien critica a política oficial educativa. Hay una ausencia de proyectos que contemplen la solución gradual del tema educativo y resarcir los bajos niveles de desarrollo en este sentido.
Las coyunturas nacionales y estatales han obligado a un replanteamiento de las formas de lucha del magisterio. Pero también al interior existe una crisis. Por una parte las autoridades y el sindicato oficial actúan para dividirlos y confrontarlos. Del otro lado las pugnas internas han derivado en diversas corrientes de opinión, sectores, grupos, tendencias u colectivos que disienten de formas de actuar.
Unos se asumen de lucha y otros reformistas. Son un signo de la unidad débil que los desgasta ante un enemigo patronal que los oprime. En la Montaña se observa una diferencia entre profesores monolingües y bilingües y las diferencias limitan la unidad.
Existe un sector también que pasando por alto sus crisis y fricciones internas. Se plantea aún como el sector magisterial en una constante renovación para adecuarse a los procesos actuales, donde de la lucha por los servicios y las demandas laborales, de corte economicista se articula con una reflexión más profunda sobre la promoción de la lecto escritura en las lenguas originarias, la interculturalidad como procesos de educación.
La articulación con las poblaciones indígenas y sus procesos autonómicos y aspiraciones de desarrollo. Hasta la construcción de un nuevo proyecto alternativo de educación para los pueblos originarios. Son en sí acciones concretas que cuestionan de fondo los planes privatizadores y modelos hegemónicos de educación.
En la actual coyuntura política convergen muchas expresiones de maestros en la Montaña de Guerrero, aquellos que fueron formados en las baluartes del programa de promotores bilingües, los estudiantes de bachillerato incorporados al magisterio, algunos normalistas de la Normal Regional de Tlapa, los provenientes de escuelas normales rurales, los formados en las aulas de la UPN nacional y regional.
Entre otros, pese a la diversidad de expresiones y posturas se articulan en un eje social y contra las autoridades que atentan en contra de ellos. La larga lucha magisterial tiene en su haber la experiencia colectiva de marchas y plantones, en la resistencia cotidiana en las comunidades de trabajo, en las manifestaciones a la capital del estado y la ciudad de México. En la lucha diaria y constante.
La labor pedagógica en la Montaña de Guerrero se realiza en condiciones adversas, en un escenario de pobreza, en escuelas sin pizarrones, sin butacas, con niños hambrientos y desnutridos, en lugares donde no hay hospitales, donde no hay comida. Con solo una clínica ISSSTE instalada en Tlapa y pocos servicios médicos, con salarios bajos, en pueblos y comunidades indígenas donde la miseria crece día a día, en un contexto de interminable migración.
En una larga marcha de gestiones a las autoridades por las condiciones básicas por hacer realidad de educar al pueblo, pero el contexto es difícil, triste. Por eso es indignante que mientras los mentores realizan su labor en las más ásperas condiciones, sus cuotas sindicales sean utilizadas para la compra de Hummers o que la clase política goce de beneficios y los salarios más altos.
No es casual que proyectos educativos gubernamentales como la Alianza por la Calidad Educativa (ACE), implementada por el gobierno federal, ha tenido un rechazo por un amplio sector de profesores indígenas de la región de la Montaña y otras partes del país. Además porque atenta con los derechos sociales y promueve la privatización de la educación.
En Guerrero, donde, de acuerdo con los datos registrados se tienen los índices más bajos de calidad educativa. Programas como Enciclomedia han fallado porque comunidades no cuentan con los servicios básicos como electricidad y no hay capacitación para los mentores. Tanto proyectos de nivel federal y estatal incumplen con sus acciones o aplican políticas educativas sin consultar a la gente y sin tomar en cuenta las especificidades culturales.
La educación para las zonas indígenas deber ser evaluada y reformulada. La Escuela pública impone programas educativos desde los centros mestizos. Las actividades, programas y acciones se encargan de desetnizar a la niñez indígena. Se siguen patrones educativos de asimilación, castellanizadores y racistas que estigmatizan la identidad y promueven un modelo de sociedad donde los pueblos originarios no son tomados en cuenta.
Entonces los padres prefieren que sus hijas e hijos realicen actividades agrícolas o aprendan a cuidar los escasos chivos que tienen y que funcionan como un fondo para la salud y la alimentación, en vez de acudir a la escuela porque no se aprenden cosas para el beneficio colectivo.
La lucha magisterial nos obliga a realizar una evaluación profunda en torno a los resultados este modelo educativo que en lugar de abatir el analfabetismo lo acrecienta, porque no valora la lengua y la cultura local y no respeta las formas de aprendizaje comunitario basadas en la cultura oral y en las prácticas agrícolas. Un modelo que segrega, excluye y limita el desarrollo de los pueblos indígenas.
Los profesores indígenas de la Montaña de Guerrero vislumbran la necesidad de no sólo mejoras laborales y económicas sino también de proyectos educativos con una perspectiva desde las comunidades. El reto está y corresponde tanto a las autoridades para brindar los espacios y canales de diálogo adecuados y por parte de los mentores de seguir consecuentes en sus objetivos trazados. La responsabilidad es magra y no se deben de perder la memoria y el horizonte.
La actual movilización en oposición a la reforma educativa impulsada por el gobierno federal es un atentado a la educación pública, y busca desmantelar la educación para privatizar todos los servicios. Es una reforma administrativa laboral que lesiona los derechos laborales conquistados durante décadas.
Por ello se observa a mujeres con sus hijos, a campesinos, a maestros y estudiantes caminando bajo sol, marchando, en bloqueos, en las acciones para defenderse de las políticas neoliberales. Es una defensa por la educación, por la libertad y los derechos, y también son lecciones de dignidad ante una clase política que desmantela al país y lo oferta al capital internacional.
«»Algo sucede en el sur de este país. Dice el historiador Tomás Bustamante.- “El estado de Guerrero después de siglo y medio de existencia y activo participante en los movimientos de transformación política y social de México, lo sigue caracterizando la pobreza y marginación de sus pueblos con relación a lo nacional. ¿Cómo se explica este fenómeno?
No son la falta de recursos y condiciones naturales de producción, no es la falta de gente laboriosa y productiva; la respuesta debe ser de tipo político, está en las estrategias de públicas del desarrollo. Son quienes han gobernado quienes han definido las formas y condiciones de explotación de los recursos, quienes han determinado también los beneficiarios y las formas de acceso y distribución de la riqueza generada […]
Guerrero ha estado dominado por fuerzas e intereses externos que poco han hecho por el desarrollo interno de los pueblos, es lo que explica su atraso y marginación en diversos aspectos, sobre todo de bienestar social (Bustamante, 2010: 13)”. En Guerrero se han dado cambios de personajes y de partidos políticos en el gobierno. Pese a los avances democráticos y la alternancia del poder en la elección de sus gobernantes, las formas de gobernar son las mismas.
Se instauran grupos de poder, familias y personajes que amparados en el discurso de la democracia y el bienestar social dicen transformar las cosas. Sin embargo la clase política y los grupos que surgen cada vez se hacen más ricos y la mayoría son más pobres. ¿Cómo se explica entonces que los municipios más pobres de México se encuentran en Guerrero y particularmente en la región de la Montaña?
¿Por qué una amplia población de guerrerenses sigue estando en los niveles más bajos de desarrollo humano, marginación y en condiciones de salud, educación adversos? Sin duda son preguntas a responder tomando en cuenta a quienes administran y rigen el poder en esta región de México.
Guerrero, en las últimas décadas, ha sido escenario de una intensa movilización ciudadana por los derechos más elementales. Desde los pueblos originarios, el magisterio, los estudiantes, los mineros, los campesinos, las mujeres, los opositores a proyectos de instauración de hidroeléctricas o la oposición a las mineras. Un abanico de sectores se sigue movilizando. Algo sucede y se vislumbra un fracaso en las formas de hacer política desde los aparatos del estado y su clase política.
En las últimas semanas uno de los sectores movilizados más activos son los pueblos originarios que apelan a la exigencia de formas de seguridad propias, de igual manera el sector magisterial en alianza con los estudiantes normalistas, sindicalistas y padres de familia en oposición a la reforma educativa impulsada por el gobierno federal y que en Guerrero, sin consultar a la población, fue aprobada por los miembro del congreso estatal.
Y en este sentido cabe preguntar ¿A los pueblos originarios en que les beneficia la reforma educativa impulsada por el actual gobierno y que los diputados de Guerrero aprobaron sin haber leído y sin realizar una consulta? ¿Qué pensaron cuando levantaron la mano y rápidamente aprobaron dicha ley? ¿Cómo explican la clase política que tiene los salarios más altos y aprueba leyes sin consultar a sus representados?
Las expresiones de inconformidad surgidas son el reflejo del fracaso de las políticas asistencialistas, paternalistas y cupulares. El slogan de Guerrero Cumple está basado en una campaña de populismo mediático que no genera resultados claros. Quienes gobiernan lo hacen siguiendo los viejos patrones de administrar con el poder y el garrote, en el despotismo y las prácticas clientelares.
La lucha emprendida por el magisterio guerrerense, así como de otras partes del país, es una respuesta a las iniciativas privatizadoras de la educación que impulsa la clase política empresarial; es resultado de leyes realizadas sin consultar al pueblo y agrede las conquistas históricas de gratuidad de la educación.
La propuesta está encaminada a desmantelar el país y golpear en el eje de lo que puede ser el desarrollo y formación de las futuras generaciones. El neoliberalismo como expresión de acciones donde lo humano es vendible, rentable y puede ser excluido. Los señores del capital ordenan y la clase política empresarial ejecuta.
Así los patrones de gobernar siguen siendo los mismos: no se consulta a la población y se realizan prácticas antidemocráticas. Sin embargo la resistencia, en este caso del sector magisterial, viene de lejos. Aun con sus contradicciones y diferencias internas, se han lanzado a hacer valer y respetar sus derechos y el de amplios sectores sociales.
El escenario actual de movilizaciones iniciadas desde el mes de febrero y que se mantiene a más de un mes, contempla la toma y bloqueo de instalaciones gubernamentales y educativas en la capital del estado de Guerrero, así como el bloqueo a las carreteras, marchas, eventos culturales, la toma del Congreso de la entidad, las tiendas de autoservicio.
Y las movilizaciones que emprendieron los maestros para establecer el diálogo con las autoridades estatales fue parte de una estrategia que durante años han impulsado para hacerse escuchar ante la cerrazón gubernamental. Es parte de una lucha por la gratuidad de la educación e impulsar una ley estatal educativa que garantice sus derechos laborales.
Por ello se encuentran movilizados maestros, ciudadanos, estudiantes, hombres y mujeres, organizaciones sociales como la Policía Ciudadana y Popular, la Policía Comunitaria, los sindicatos de trabajadores, autoridades comunitarias, la red Guerrerense de Derechos Humanos y otros actores más que han brindado su solidaridad y respaldo. Pero la lucha de los maestros viene de muy lejos, de otras experiencias previas que detonan en este momento.
«»Desde 1960.- La lucha magisterial data de varias décadas. En particular en la Montaña de Guerrero, es resultado gradual y articulación de procesos y esfuerzos organizativos de los profesores nahuas, na savi, me´phaa y mestizos. En 1963 se creó el Centro Coordinador Indigenista Mixteco Nahua Tlapaneco (CCI), en Tlapa de Comonfort.
Fue un proyecto surgido con el indigenismo y uno de los principales ejes de acción de este organismo fue la formación de promotores bilingües para que fungieran como agentes intermediarios entre las autoridades y la comunidad, así como para la transformación y/o aculturación de la población indígena.
A los jóvenes indígenas se les adoctrinó y formó siguiendo las líneas de las políticas públicas indigenistas y se les encomendaron tareas de capacitación, intermediación y desarrollo educativo y castellanización, entre otras actividades. En enero de 1964, dos meses después de graduarse como Promotores Culturales Bilingües, estos iniciaron la primera lucha por la falta de pagos y demandas salariales.
La primera acción organizada fue la toma del CCI de Tlapa y obligaron a las autoridades estatales y nacionales a establecer una mesa de negociaciones por mejores salarios y condiciones de trabajo. En el mismo año, 1964, se creó el Servicio Nacional del Magisterio Bilingüe. El programa fue instaurado en la Montaña con la finalidad de que los promotores bilingües llevaran a cabo tareas de alfabetización y educación en las comunidades indígenas.
Sin embargo los promotores eran asignados y comisionados a áreas lingüísticas distintas a su habla. Esto generó descontento y problemas. Además la falta de infraestructura, salarios bajos, el sistema de empleo por contratos, el centralismo de las autoridades en la toma de decisiones, entre otras condiciones limitaron el impacto del programa en comunidades de alta marginación social.
Las acciones de reivindicación laboral y de tipo político que impulsaban los maestros mostraban un profundo síntoma: el cuestionamiento a las políticas indigenistas gubernamentales. Aunque en un primer momento no lo ven así, en el fondo es una fuerte crítica a dicho modelo educativo. Los promotores, de manera paralela a su quehacer educativo, construyeron vínculos en las comunidades y crearon presencia política.
Vinculaban su labor educativa con los problemas de las comunidades. Los bajos salarios y las condiciones de pobreza en los lugares donde realizaban su labor, llevó a los promotores a reflexiones profundas sobre su quehacer. En la década de 1970 los Promotores Culturales se incorporaron a la Secretaria de Educación Pública (SEP) en el sistema educativo bilingüe.
Así los se convirtieron en maestros bilingües, como les empezaron a llamar, y continuaron su labor educativa al mismo tiempo que se forjaron en la enseñanza y la lucha social articulándose con sus pueblos de origen. Al mismo tiempo en la Montaña un sector de mentores se vincularon al Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM) que promovía Othón Salazar Ramírez, líder magisterial y militante del Partido Comunista Mexicano.
Al MRM se afiliaron algunos promotores bilingües y profesores “socialistas”. Estos empezaron a tejer una alianza debido a problemas similares: bajos salarios, falta de infraestructura educativa en las comunidades, nepotismo de los supervisores, falta de servicios, charrismo sindical, entre otros. Los promotores bilingües inician su lucha en 1972 y sus acciones se prolongan hasta 1975.
Las demandas enarboladas eran: la reubicación de acuerdo a los criterios lingüísticos respetando el habla de cada promotor y la lengua dominante; oposición a las decisiones arbitrarias y centralistas de las autoridades; exigían el nombramiento de autoridades (directores, supervisores, representantes) de acuerdo con su filiación lingüística; la creación de escuelas indígenas, albergues comunitarios y supervisiones, entre otros.
Era la lucha por la educación y la gratuidad así como mejores condiciones laborales en las poblaciones más pobres de la entidad. El promotor y maestro bilingüe se convirtió en el guía y dirigente de las luchas y representante de las comunidades. La década de 1970 fue de aprendizajes en la lucha y de fortalecimiento como sector magisterial.
Incluso la estructura organizativa de las instituciones, supervisores, directores, jefes de zona y otros, fue una conquista de los maestros de la Montaña. Es en 1979 cuando cobra mayor intensidad el movimiento magisterial.
Los proyectos educativos del INI, se operaban a través de la SEP y programas gubernamentales como la Coordinación General del Plan de Zonas Deprimidas (COPLAMAR). Este plan fue cuestionado por los maestros por que no logró los objetivos del progreso y desarrollo social debido a la falta de consenso popular, corrupción y despotismo en que derivo.
«»Zona por zona, escuela por escuela.- En la Montaña de Guerrero, durante primera semana de octubre de 1979 las autoridades de la SEP despidieron injustificadamente a Rogelio Sosa Pulido y otros trabajadores de la Subdelegación del Programa de Desarrollo Educativo de la Montaña de Guerrero, con sede en Tlapa.
Para las autoridades estos trabajadores habían participado en las elecciones a favor del PCM de ese año. El despido provocó manifestaciones y solidaridad de 75 trabajadores de la Subdelegación. Los trabajadores unieron sus demandas al magisterio indígena regional y las articularon con demandas laborales, administrativas y educativas.
El 13 de octubre de 1979, en una reunión regional de representantes sindicales de alrededor de 40 delegaciones sindicales monolingües y bilingües se integró la Coordinador Regional Sindical de la Montaña de Guerrero (CORESIMOG) y Levantaron un pliego petitorio de 18 puntos que aglutino a los entonces 3,500 maestros de base y directivos oficiales, que por excepción, eran los únicos nombrados por la base en Guerrero.
Los maestros realizaron paros escalonados y se movilizaron en oposición a los bajos salarios, la incomunicación, el olvido del desarrollo profesional porque debido a lo alejado de sus comunidades no había opción de desarrollo o estudios; contra la división administrativa entre el sistema federal, bilingüe y estatal; cuestionaron la indiferencia de los funcionarios sindicales de la sección XIV del SNTE.
La falta de prestaciones, clínicas y tiendas del Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), el autoritarismo, la ausencia de democracia en la toma de decisiones y el trato utilitarista a favor del partido oficial, el PRI. Fue un movimiento que hizo cimbrar a la Montaña. Eran los tiempos del gobernador Rubén Figueroa Figueroa.
La disidencia social que emergía veía neutralizado su avance por medio de la represión, cambios arbitrarios de zonas y escuelas, la retención de salarios, la violación a los derechos de las profesoras y la violencia selectiva y represión.
En este último rubro es conocido el caso del profesor Joaquín Sánchez Pineda, quien fue asesinado y cuyo cuerpo apareció en el lugar conocido como El Mezquite en Tlapa, en 1973. La década de 1970 fue el contexto en que se aplicó la guerra sucia y la represión para el sector disidente y los ciudadanos en Guerrero.
Los disidentes iniciaron con paros escalonados hasta llegar al paro indefinido a fines de octubre de 1979 e instalaron un plantón frente a las oficinas regionales de la SEP en Tlapa para obligar a las autoridades a negociar. Sin embargo el 6 de noviembre arribaron 10 carros del ejército y aproximadamente 1000 elementos de la policía judicial, antimotines, policía montada y fuerzas de seguridad.
Los maestros esperaban a los representantes y autoridades para establecer la mesa de negociaciones pero en la madrugada del 7 de noviembre, fueron reprimidos y desalojados violentamente del plantón en las oficinas de la subcoordinación de Servicios educativos en el centro de la ciudad de Tlapa.
Los policías golpearon, vejaron y realizaron simulacros de fusilamiento con profesores. Incendiaron las mochilas, bolsas, utensilios y pertenencias de los maestros en la plaza central. La aprehensión fue indiscriminada, así como la intimidación y la violencia ejercida contra todos. Muchos mentores salieron huyendo a protegerse con rumbos distintos, al panteón Municipal, el río Tlapaneco, el río Xale, los sembradíos cercanos, las colinas aledañas a la ciudad y las colonias populares.
La clase política regional, líderes, caciques y autoridades observaron los hechos desde el Ayuntamiento Municipal. Entre ellos Celso Villavicencio Leyva, además representantes del PRI como Herón Varela Salazar, diputado y dirigente estatal del PRI; el delegado estatal de Educación Raúl Pous.
El Subdelegado del Programa Educativo José Ángel Torres Rodríguez, el presidente Municipal de Tlapa Vicente Vázquez Casarrubias; el director de Educación del Estado Timoteo Valle Alcaraz y el secretario General del la sección XIV del SNTE Mario Moreno Soto, entre otros personajes.
Por la mañana del día 7 de noviembre los profesores acudieron a las instalaciones de la Preparatoria Nº 11 para resguardarse de la represión. Estuvieron vigilados por las fuerzas de seguridad que no osaron entrar a la institución para no violentar la autonomía universitaria. Hasta ahí llegó el profesor Othón Salazar, entonces diputado federal por el PCM y quien fungió como mediador entre los profesores y el gobernador Rubén Figueroa para negociar y apaciguar la represión.
Para calmar los ánimos, indignación y furia de los maestros, las autoridades cedieron en algunos de sus demandas y planteamientos. Después el movimiento se empezó a diluir y los mentores regresaron a sus comunidades. La represión a los maestros se da en el contexto del gobierno de Rubén Figueroa Figueroa, conocido por su violencia en el trato a las organizaciones sociales y al pueblo de Guerrero.
Al mismo tiempo el PCM empezaba a ganar adeptos y municipios como el de Alcozauca. En ese año se creó La Voz de la Montaña, la primera radiodifusora bilingüe en México y establecida en Tlapa. En la entidad estaban frescas las heridas del periodo de la guerra sucia y la militarización en la Costa Grande y los desaparecidos políticos. La tónica en el trato a la disidencia social era la violencia.
A nivel nacional el movimiento coincide con la huelga de maestros de Chiapas, las movilizaciones en Tabasco, la huelga de trabajadores de la región Lagunera, la articulación de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y otras luchas en el país. Los maestros de la Montaña no estaban ajenos a las luchas de otras partes del país.
La lucha magisterial en la Montaña va acompañando de procesos organizativos, surgimiento de liderazgos comunitarios, la articulación con organizaciones sociales y vinculación con los pueblos de la región. El aprendizaje de los sectores movilizados es que el poder reside en el pueblo. Y una acción importante es que tornan su mirada hacia los pueblos originarios y se articulan ya sea siendo representantes, autoridades y acompañando en sus gestiones a los pueblos.
De manera paralela una parte importante de mentores busca profesionalizarse. Las lecciones de dos décadas de movilización son fructíferos. Se crearon alianzas a nivel regional y una estrecha vinculación con los pueblos. Con el paso de los años algunos de los profesores mencionados tomaron trayectorias distintas.
Después de la represión el Consejo Regional Sindical de la Montaña de Guerrero (CORESIMOG), tuvo continuidad y se integró al Consejo Central de Lucha de Guerrero (CCGL). Importantes contingentes de profesores se incorporaron a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el ala disidente del oficial SNTE. Y son de la Montaña los profesores que se articulan y fundan la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación Guerrero (CETEG) en 1989.
Durante casi cinco décadas de lucha las autoridades siguen las mismas prácticas de represión mediante diversas modalidades: desde la cancelación de plazas para maestros, el amedrentamiento, la violación a sus derechos laborales, el despotismo de los supervisores, encarcelamiento, asesinatos y la violencia hacia el magisterio.
A muchos dirigentes sindicales su participación en el movimiento magisterial les ha valido la represión, desaparición, muerte, asesinatos, encarcelamientos y/o represión selectiva y masiva. La fuerza política de los maestros bilingües y monolingües, pese a las contradicciones internas, los debates entre corrientes de opinión, los descalabros sufridos y los problemas internos no minan la lucha.
Por el contrario inauguran nuevas formas de trabajo en la Montaña y se articulan con la gestión comunitaria regional y las luchas sociales. Existe al interior un replanteamiento en sus posturas, además de crisis internas, agotamiento pero continúan adelante.
A fines de la década de 1980 y principios de 1990 el magisterio impulsa la creación de la Universidad Pedagógica Nacional en Tlapa, mediante cooperaciones, compra de terrenos y otros esfuerzos unitarios les permite hacerse de terrenos y edificios en coordinación con otros actores sociales de la región.
Los asuntos relacionados con la educación y la falta de respuestas gubernamentales provoca que los mentores se organicen y funden escuelas ahí donde más se necesitan. Estos proyectos no son aislados y cuentan con el respaldo de sus comunidades.
Marzo 2013, Montaña de Guerrero.
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