AUTOR: RODRIGO VILLEGAS.
¿Cómo podría el país enfrentar esa alianza? ¿Tenemos armamento para lanzar a nuestro Ejército a combatir al enemigo? ¿Tenemos estrategia?
Si eso sucediera y México tuviera que defender el territorio nacional contra una amenaza, hoy las fuerzas armadas no contarían con las herramientas necesarias para hacerlo con eficiencia.
No solo eso, el país adolece de una política nacional de defensa lo cual coloca a México en un segundo plano debido a que la necesaria modernización del aparato ha sido postergada durante los últimos 15 años y se ha dado en escalas mínimas.
La renovación de equipo táctico, logístico y estratégico de las fuerzas armadas ha sido escaso. Especialistas en materia de defensa han concluido que se ha dado sin planeación, ni rumbo.
El gasto presupuestal en este rubro no excede el 0.5 por ciento del producto interno bruto (PIB) del país. De hecho, México es la nación latinoamericana que menos invierte en defensa, a pesar de ser la segunda economía más grande de la región.
Países como Brasil, Chile, Argentina y Colombia sobrepasan nuestras capacidades militares, y ninguna de las naciones antes mencionadas participa en alguna conflagración o conflicto armado internacional.
Colombia utiliza el ejército para hacer frente a amenazas internas como los grupos guerrilleros.
Argentina participó en la década pasada en un altercado naval por la disputa por las islas Malvinas con el Reino Unido. Triunfaron los británicos.
No obstante, estos países sudamericanos han evolucionado y adecuado sus políticas de defensa al escenario internacional moderno.
Es decir, la idea no es provocar, participar, ni atacar a un país, pero hacer del aparato de defensa una herramienta y muestra intrínseca de las capacidades económicas y diplomáticas de una nación.
Sin estrategia clara
La negativa en México en torno a la redefinición de las políticas de defensa y seguridad nacional que contemplen los nuevos retos de un mundo globalizado, ha sido criticada y cuestionada en diferentes círculos académicos, empresariales y políticos.
Desde finales de los 90 el aparato de seguridad nacional, relaciones exteriores y defensa, ha sido calificado por algunos como “en el olvido”.
Tropiezos diplomáticos, el desmembramiento del aparato de inteligencia y seguridad nacional, y el status quo del sector militar han sido aspectos clave que han contribuido en lo que pareciera una campaña de desprestigio global.
La proyección de México en el mundo ha ido en detrimento de una serie políticas públicas mal aplicadas u omitidas.
Formando parte de algunas de las alianzas comerciales más importantes del mundo como el Tratado de Libre Comercio de Norteamerica (TLCAN), y de ser ratificados en el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP), México es hoy el país del G-20 con mayor rezago en materia de defensa.
La visión de seguridad nacional y los aspectos estratégicos que la rodean se han visto opacados principalmente por el problema del crimen organizado trasnacional.
Y se espera que el fenómeno se transforme al pasar de ser un problema de seguridad interior a una amenaza de seguridad nacional.
En el pasado...
Las fuerzas armadas tampoco se han modernizado.
La cultura militar, y los patrones históricos con los que las fuerzas armadas se han desarrollado, datan de la Revolución Mexicana.
Y es ese “acuerdo político-militar de otorgar autonomía e independencia casi completa al Ejército y Marina lo que ha impedido que México esté a la vanguardia en el sector de defensa”, explica un mando de la Marina Armada de México que solicitó no ser identificado.
Es cierto, la retórica de guerra convencional de México ha sido caracterizada como de corte defensivo.
Es decir, no supone el caso hipotético de una guerra ofensiva contra otras naciones, a excepción de una ofensiva de tipo táctico, o sea, de contraatacar para pasar de inmediato a la defensiva estratégica.
México mantiene los principios básicos de política exterior como la no intervención, autodeterminación de los pueblos y arreglo pacífico de los conflictos internacionales.
El plan de Peña Nieto
En lo que podría ser una nueva atención o redefinición de las fuerzas armadas, el pasado 16 de febrero el presidente Peña Nieto como comandante supremo, giró una insrucción importante.
Ordenó a los órganos castrenses conducirse, en materia de política exterior, “con absoluta lealtad a la patria para fortalecer la identidad y la unidad nacionales, preservar la soberanía e independencia, y salvaguardar el territorio nacional’’.
También pidió revisar y actualizar el Plan Militar de Defensa Nacional Conjunto para que articulen las capacidades de la Marina Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea de México.
Sobre el tema el secretario de Defensa Nacional, General Salvador Cienfuegos, comentó que para los próximos años impulsarán, en conjunto y de forma integral con la Armada, Fuerza Aérea y demás instituciones de la República, la elaboración de la Política de Defensa Nacional que el país requiere.
Dijo también que en consecuencia trabajarán en la actualización del Plan Militar de Defensa Nacional con el fin de articular las capacidades militares para confrontar los riesgos y las amenazas a la soberanía y el desarrollo del país.
Y es que la reestructuración militar en México es, para decenas de analistas, inminente.
Principalmente por su estructura orgánica diferente a cualquier otro país del G-20, ya que en su esquema el Ejército y la Marina son entidades aisladas completamente.
Christian Ehlrich, director de la consultoría RiskOp, especializada en riesgo-entorno, caracterizó este fenómeno como; “el único país que tiene dos secretarías de defensa”.
Más aún, México no cuenta con un Estado Mayor Conjunto o Mando Único Conjunto. Esto es, una entidad o Junta Operativa en el que converjan Ejército, Marina y Fuerza Aérea.
Actualmente la Fuerza Aérea es parte de la estructura orgánica de la Sedena, es decir no tiene autonomía jurídica ni presupuestaria.
En dicho caso la figura del secretario de la Defensa, pasaría a ser un puesto de Gabinete en el que el encargado de la oficina sería un civil propuesto por el presidente de la República.
Él mismo se encargaría de administrar eficientemente los recursos destinados a los hombres y mujeres en uniforme, proponer políticas públicas en materia de defensa que contemplen la rendición de cuentas y que el sector militar sea parte de la sociedad civil.
Marina y Ejército, juntos pero no revueltos
Hasta 1937 existía la Secretaría de Guerra y Marina, posteriormente pasó a ser Secretaría de Defensa y la Marina era parte de dicha institución. En 1941 se formo la Secretaría de Marina.
Algunos historiadores han opinado que la clase política mexicana se negó a las juntas militares por los antecedentes de golpes de Estado. Sin embargo, México tuvo militares en la presidencia hasta 1946.
La falta de una estructura que se adapte a los nuevos retos y amenazas de defensa, seguridad nacional, seguridad pública y derechos humanos es parte del rezago con el que cuentan las fuerzas armadas.
Sin plan, visión estratégica y política de defensa, la seguridad nacional en México es más vulnerable.
Alfredo Paredes Zamora, CEO de Capitol Consulting and Communications, aseguró en entrevista exclusiva para Reporte Indigo que el manejo del presupuesto destinado a defensa es uno de los problemas centrales en el rezago de las fuerzas armadas, además de los criterios y circunstancias que rodean las decisiones de compra de equipamiento y tecnología.
A México le falta el espacio en el que los sectores armados puedan planear de manera conjunta una política nacional de defensa y generar una mejor integración para lograr más y mejores resultados en materia de coordinación y cooperación. Uno de los grandes déficits del sexenio pasado.
Es por ello que es inminente, dice el experto, el establecimiento de un estado mayor conjunto en el que el Ejército, Marina y Fuerza Aérea sean las tres entidades armadas con naturaleza jurídica independiente pero que converjan en el plano operativo.
México y sus aliados
Existe una realidad inequívoca en el escenario internacional. México tiene como vecino del norte al aparato militar más poderoso de la tierra.
Por lo anterior, muchos analistas consideran que no es necesario invertir grandes cantidades en defensa.
Sin embargo, el anunci del presidente Peña Nieto de lanzar una campaña para recuperar la imagen, prestigio e identidad de México en el mundo, hace imperativa la autodeterminación, autosuficiencia e independencia estratégica del país en sus políticas exteriores y de defensa.
Más aún, México es geográfica y formalmente parte de Norteamérica.
Por esto son muchas las voces, incluida la del exembajador de México en Estados Unidos Arturo Sarukhan, que hacen votos porque México forme parte de una alianza clave para la seguridad del espacio aéreo, NORAD por sus siglas en inglés.
La Alianza para la Defensa aeroespacial de Norteamérica la conforman EU y Canadá, sin embargo la naturaleza operativa de la alianza podría actuar sobre territorio mexicano en caso de una conflagración.
Por ello los especialistas sugieren que México sea un aliado formal, pues con ello las necesidades estratégicas de seguridad y la confianza entre ambos países se fortalecerían.
A partir de 2008, el entonces secretario de Defensa estadounidense Robert Gates, contempló la posibilidad de que México se integrara.
“La realidad es que México se ha mostrado poco abierto a la participación en foros militares internacionales, especialmente la Sedena”, asegura Christian Elhrich.
La Semar ha incrementado su participación en ejercicios navales internacionales, como lo son RIM-PAC (aro del Pacífico) y UNITAS.
El primero se trata de un ejercicio naval internacional a gran escala que supone un conflicto en el que los posibles enemigos sean China o Corea del Norte.
Se lleva a cabo cada dos años en Hawái y participan la mayoría de los países en el Océano Pacífico. México participó por primera vez en 2012.
Por su parte la Sedena forma parte de la Junta Interamericana de Defensa, aunque su participación en espacios internacionales es muy escasa.
Aparte de NORAD, el debate sobre si México debería pertenecer a alguna alianza militar de gran escala como lo es El Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de Norteamérica, empieza a ser un fenómeno que resulta imposible de omitir.
Armados, ¿hasta dónde?
Para muchos especialistas el arsenal militar y los recursos de defensa son anticuados y obsoletos
México no esta armado hasta los dientes, como coloquialmente se dice.
La realidad es que las capacidades de defensa del Estado mexicano son caracterizadas como estratégicamente suficientes.
Sin embargo la realidad es que gran parte del arsenal, equipo y armamento es anticuado, obsoleto y no cumple con los requerimientos militares.
A decir de los expertos en materia de defensa, las capacidades de las fuerzas armadas llevan décadas de retraso. La modernización del equipo táctico se ha dado muy lentamente.
El Ejército, Fuerza Aérea y Marina nacionales cuentan con tecnología del siglo pasado en su mayoría.
Con lo que sí contamos...
Estos son algunos de los recursos modernos con los que cuenta la defensa:
> Buques de guerra de la clase como el “Cuahthemoc” y “Oaxaca”
> Fusiles FX-05
> Vehículos aéreros no tripulados
> Aviones C-235, C-295
> Vehículos blindados de alta tecnología
> El satélite Mexsat
> Fuerzas especiales de élite de la Marina y Ejército
Lo que nos falta...
> Renovar aeronaves F-5
> Vehículos blindados
> Baterías y capacidades de defensa antiaereas
> Misiles o artillería autopropulsadas
> Capacidades tecnológicas de visión nocturna
> Radares de largo alcance
¿Cuál es el plan?
La doctrina de guerra defensiva mexicana cuenta con tres aristas:
> El Plan de Defensa Nacional I (DN-1):
Consiste en la defensa contra un agresor externo. Se basa en la premisa del uso combinado de fuerzas regulares e irregulares para repeler un enemigo externo.
Es decir, en un escenario hipotético de recibir un ataque, las fuerzas armadas “responderían al ataque”, y después pasarían a un papel defensivo, en el cual desempeñarían funciones de organización y armamento de las fuerzas populares. Esto supone la participación de la población civil.
Dicho entendimiento es precario y obsoleto y no contempla las amenazas de seguridad del mundo moderno.
> El Plan de Defensa Nacional II (DN-II):
Concebido como la defensa contra un adversario interno.
> Plan de Defensa Nacional III (DN-III):
Comprende el resguardo contra catástrofes humanas y naturales, o mejor conocido como de auxilio a la población en casos de desastre.
¿Con qué cuenta la Fuerza Aérea?
> Cerca de 441 aeronaves.
> De las aeronaves 10 contarían con capacidades de intercepción como la flota aérea de F-5 adquirida en 1982.
> Originalmente se contaban con 12 F5, sin embargo 2 de ellos cayeron en accidentes.
> Las aeronaves tienen sistemas que no son electrónicos y tienen un enorme déficit en las capacidades de batalla e intercepción.
> Sus radares son de corto alcance, y versiones no oficiales sugieren que en algunos casos no operan.
> El resto de la flota de la Fuerza Aérea es para entrenamiento, transporte de personal, reconocimiento y alerta temprana.
> 117 helicópteros. Sin embargo no son más de 20 los modernos y con capacidades estratégicas.
¿Con qué cuenta la Marina Armada?
> La Marina Armada cuenta con aproximadamente 63 aviones.
> De estos siete (Valmet L-90) son de ataque y apoyo cercano, sin embargo se trata de avionetas de hélice.
> 65 helicópteros. Entre los que se encuentran los afamados UH-60 Blackhawks.
> Cuenta con 156 embarcaciones
> La Semar ha adquirido al menos ocho aviones de reconocimiento y patrulla marítima de la más alta tecnología Caza CN-235. Y cuenta con siete Cazas C-212.
> Las capacidades de patrullaje marítimo y reconocimiento están a la vanguardia, y satisfacen las necesidades estratégicas del país.
> También cuenta con la capacidad de transporte con cuatro aeronaves C-295.
> Sin embargo, la falta de aviones que intercepten y neutralicen una amenaza aérea, hace casi inútil tanta tecnología en alerta temprana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario