AUTOR: MARCELA TURATI.
Acostadas dentro de las tiendas de campaña, otras sentadas desganadas en sillas de plástico, todas las mujeres llevan tapabocas desde ayer por la tarde, luego de que un grupo de Médicos Sin Fronteras revisara su estado de salud.
Las mujeres dicen que funcionarios solidarios de la Subprocuraduría de Derechos Humanos han ido a visitarlas a título personal para llevarles miel para que resistan el ayuno, que estiman podría prolongarse, ya que saben que el procurador Jesús Murillo Karam está “emberrinchado” y enojado con ellas, porque colocaron su campamento frente a la procuraduría.
“No nos iremos de aquí hasta que nos resuelva, hasta que nos reciba el presidente y siente a dialogar a su equipo de trabajo para que nos digan cuándo y de qué manera empezarán a buscar a nuestros hijos”, dice Margarita López, madre de Yahaira Guadalupe Bahena, desaparecida hace dos años en Oaxaca y quien asegura que por falta de dinero la procuraduría no ha podido hacer las últimas diligencias para localizar el cadáver de su hija, que ya tienen localizado.
Lo dice acostada en un colchón reponiéndose de un resfriado. Otras mujeres dicen que tienen escalofríos, temblores y dolor de huesos por la noche que pasaron bajo la lluvia, y los primeros días sin cobijas suficientes.
“Todos han prometido, de la dirección de Derechos Humanos de Gobernación nos dijeron que iban a presionar a las autoridades competentes para que realicen su trabajo y el secretario Osorio dijo que estaría pendiente de cada caso y pondría gente especializada para atendernos en la PGR, aunque nos tratan bien nos dicen que no tienen presupuesto ni gente para salir a buscar; en la Policía Federal prometieron crear un grupo de búsqueda inmediata que no ha hecho nada”, reclama la madre michoacana.
El campamento instalado frente a la PGR muestra decenas de fotografías de personas desaparecidas los últimos años; la mayoría jóvenes y algunos niños.
“Ya hoy empezamos a presentar un poquito de problemas, ya tengo calambres, y el cambio de clima y la humedad me afecta por mi artritis reumatoide. Pero seguimos con la convicción y el coraje y la esperanza de que las autoridades nos escuchen”, dice Irma Alicia Trejo Trejo, madre del veinteañero Francisco Albavera, desaparecido el 26 de marzo de 2012 en el DF. Ella denunció la desaparición, pero se queja de que las autoridades le pidieron que por cuatro meses se encerrara en su casa, no dijera nada, y esperara a que llamara. Pero nunca apareció.
Por su parte, Erika Montes de Oca, quien busca a su sobrino Sergio Eduardo Guillén, desaparecido el 28 de noviembre de 2012 también en el Distrito Federal, explica que decidieron colocarse cubre bocas porque las personas de la organización Médicos Sin Fronteras les dijo que ya estaban en proceso de debilitamiento y por sus bajas defensas sería muy fácil que contrajeran enfermedades.
En la mañana, en una mesa donde colocaron flores y las fotos de sus familiares, las mujeres y el padre de familia que las acompaña se preparan sus electrolitos con miel y sus mezclas de vida suero oral. Por el desgaste, dos madres abandonaron la huelga de hambre y regresaron a sus hogares.
“No parece que nos recibirán pronto, y aunque ya nos sentimos muy agotadas no queda de otra”, advierte Margarita López.
No hay comentarios:
Publicar un comentario