Al analizar el informe titulado "El problema de las drogas en las Américas", elaborado por la Organización de Estados Americanos, el investigador Edgardo Buscaglia señaló que con este reporte se inicia el debate de la legalización de algunos estuperfacientes.
En entrevista para la primera emisión de Noticias MVS, señaló que los estuperfacientes en sí mismos no son la causa de la “violencia extrema” que vive México, según se obseva en países como Rusia y China, con mafias delincuenciales más poderosas que las mexicanas.
Advirtió que los cárteles no necesariamente se traducen en el mundo en eventos violentos; señaló que “países donde operan grupos criminales más poderosos (como los chinos y rusos) pasan, transitan y se venden drogas masivamente”.
Apuntó que en el caso latinoamericano se observan “vacíos” o “defectos” del Estado, que resulta ser un ingrediente para la violencia que se suscita, por ejemplo, en México y Honduras.
Además, Buscaglia remarcó que los Estados no dicen qué hay que hacer al respecto, cómo cubrir su vacío y permite que los cárteles se disputen el poder “como pirañas”. Mencionó que en lugares como Varsovia o Praga, donde también venden y compran droga, “no ves cuerpos que se tiran en las calles”.
Comentó que esos “vacíos” del gobierno se derivan de “transiciones políticas hacia las democracias”; señaló que los “vacíos institucionales causan que grupos criminales comiencen a tomar el poder” y a dirimir sus propios conflictos.
OEA no ofreció un menú de opciones
Edgardo Buscaglia señaló que el informe dela OEA no ofrece un “menú de opciones” para los presidentes de diferentes países que aún no saben qué hacer con el consumo de drogas.
“Se necesitaba un enfoque puramente científico para que tuvieran (los presidentes) el menú de opciones de solución”, dijo en entrevista.
El investigador consideró que la organización “no se anima” a sugerir abiertamente la legalización de las drogas, con base en la evidencia científica sobre los efectos que tendría autorizar el consumo.
Advirtió que nadie está hablando de que se compre la heroína en la esquina ni que se avalen drogas que hagan daño, sino de legalizar con base en la calidad de esta para que no sea incierto el consumo y no se vuelva un problema de salud pública.
Llamó a “generar mecanismos regulatorios de acceso restringido de acuerdo a sus efectos”, de manera similar a como se hace con el alcohol u otras “medicinas tóxicas” que se venden en el mercado.
Ejemplificó con el presidente de Uruguay, José Mujica, quien propuso recientemente regular la producción de marihuana, lo cual calificó como un “paso importante” en América Latina.
También estimó que “hay que forzar a la ONU a que llame a países miembros a retomar debate abierto” sobre el tema.
“Se requiere de un diálogo científico de muchas disciplinas”, urgió.
Apuntó, además, que no puede haber en el mundo países prohibicionistas al lado de quienes sí regulen el consumo, pues generaría otro problema social.
“Cuando los países fallan en regular adecuadamente las drogas, dejan vacíos regulatorios, es un subsidio directo a la delincuencia organizada”, sentenció.
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