Denise Dresser, Lorenzo Meyer y Sergio Aguayo coincidieron en que a pesar de las diferentes legislaciones en esta materia, los partidos inventan nuevas "trapacerías"; pidieron no complacer a poderes fácticos.
Aguayo comentó que reformas del mismo tipo ya se han presentado desde tiempos de Jesús Reyes Heroles -en 1977, cuando fue secretario de Gobernación en el periodo de gobierno de José López Portillo-, también en el período de Ernesto Zedillo (1994-2000) y la más reciente en 2007, tras el triunfo de Felipe Calderón por 0.56 por ciento.
Señaló que “ninguna (legislación) ha logrado poner un costo a las inequidades y abusos que rodean las elecciones” en México.
Apuntó que los medios de comunicación se han convertido en electores preferentes, lo cual comenzó a tomarse en cuenta en 2007.
“No podemos seguir haciendo una reforma a medias para complacer a poderes fácticos”, sentenció Aguayo y refirió una “paupérrima” cultura político-electoral.
Consideró “saludable” y “elogiable” el intento de senadores del PAN y PRD por involucrarse en la reforma político-electoral, al margen del Pacto por México, para que se determine un marco jurídico acorde con criterios elevados que necesita la democracia.
La politóloga Denise Dresser comentó que el PAN y PRD en el Senado intentan recuperar “poder” luego de que el gobierno de Enrique Peña Nieto estableciera negociaciones legislativas con las cúpulas de sus partidos.
Llamó a establecer las reglas necesarias para “más equidad” y “más confiabilidad” en las elecciones mexicanas, por ejemplo para para evitar casos como el reparto de tarjetas Monex.
El historiador Lorenzo Meyer consideró que hay una “falta de credibilidad” en este tipo de legislaciones que se han repetido en diferentes sexenios.
Sostuvo que contrasta la abundancia de una reforma político-electoral con la ausencia de otras, como la fiscal.
Expuso que las elecciones son un medio para llegar a un fin, la política, la cual está sobre todo en la reforma fiscal, la cual establece qué se le quita y qué se le deja a todas las clases sociales; “esa debería ser la gran reforma, esa no se ha dado”.
Sostuvo que tras una reforma político-electoral, los partidos piensan en cómo darle la vuelta; “a una nueva reforma electoral le corresponden nuevas trapacerías”:
Meyer cuestionó “¿por qué esta sí va a ser la gran reforma?”.
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