FUENTE: PROCESO.
MÉXICO, D.F. (apro).- El pasado domingo 19, un grupo de gatilleros secuestro a cuatro adultos y dos menores, entre ellos un bebé de 11 meses, en las inmediaciones del aeropuerto de Monterrey, Nuevo León.
De acuerdo con versiones de testigos, la familia circulaba a bordo de una camioneta Cadillac Escalade, cuando varios sujetos armados que iban en una Suburban les marcaron el alto y los bajaron.
A las dos mujeres y a los niños se los llevaron en uno de los vehículos, y al papá de los menores y a otro hombre en la camioneta.
El secuestro provocó una fuerte movilización policiaca, registrándose un enfrentamiento con los delincuentes que llevaban a los hombres plagiados en las inmediaciones de Pueblo Nuevo, en Cadereyta, donde los secuestradores huyeron.
Un día después, el pasado lunes 20, los cuerpos de los varones secuestrados fueron encontrados ejecutados en una quinta, en la comunidad La Concepción, del municipio de Apodaca.
Ese mismo día, ambas mujeres y los dos pequeños fueron rescatados por elementos de la Policía Ministerial en una bodega, a la altura del kilómetro 9 de la Carretera Cadereyta-Allende, donde abatió a dos plagiarios y capturó a dos más.
Según fuentes policiacas, una de las mujeres rescatadas es sobrina de Ignacio Nacho Coronel, ultimado el 29 de julio de 2010 en Guadalajara, Jalisco.
Por ese sólo hecho, la Procuraduría General de la República (PGR) atrajo la investigación del caso.
El pasado 25 de abril, personal de la Secretaría de Marina-Armada de México (Semar) detuvo a seis personas acusadas de secuestro, desapariciones forzadas, distribución de drogas y trasiego de drogas hacia Estados Unidos, entre ellos Humberto Rodríguez Coronel, El Canelo, jefe regional del cártel del Pacífico y presunto sobrino de Nacho Coronel.
El arresto se concretó la víspera en la calle General Matías Pazuengo número 436, del Fraccionamiento Sahop en Durango, detalló la Semar en un comunicado.
Humberto Rodríguez Coronel El Canelo, es originario de Canelas, Durango, y se le considera como presunto responsable de homicidios, secuestro, así como ser distribuir de drogas en la entidad, y de su trasiego al vecino país del norte.
En su edición 1759 del 18 de julio de 2010, dos semanas antes del asesinato del capo, la revista Proceso publicó un perfil de Ignacio Coronel, en el que dio cuenta del ascenso y poder del narcotraficante.
De acuerdo con el texto, en dos decenios Nacho Coronel se convirtió en uno de los principales capos del narcotráfico del país y, según las autoridades, tenía poder suficiente para crear su propio cártel. La DEA y el FBI consideraban incluso que el antiguo socio de los hermanos Beltrán Leyva, con quienes en ese entonces protagonizaba cruentas batallas en el estado de Jalisco, gozó de impunidad a lo largo de su carrera criminal.
En poco más de dos décadas, Coronel Villarreal se consolidó como el cuarto hombre más importante del cártel de Sinaloa y logró ampliar sus actividades de trasiego de droga a gran escala hacia Sudamérica, Estados Unidos y varios países europeos, que se convirtieron en las principales rutas de su boyante negocio.
Robert Mueller, director del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), incluso elaboró una ficha criminal en la que destacó que, por su gran capacidad, Coronel Villarreal podóa constituir su propia organización criminal en un corto tiempo.
Conocido también como Ignacio Valdez Urrutia, Dagoberto Rodríguez Jiménez, Nachito, El Ingeniero y el King of Ice, el capo formó parte de la llamada Federación de Narcotraficantes que encabeza Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, a quien en marzo de 2009 la revista Forbes convirtió en multimillonario al atribuirle una fortuna de mil millones de dólares.
Al igual que sus pares, Coronel Villarreal fue sigiloso y solía cobijarse en el misterio. Algunos documentos oficiales consignan que nació el 1 de febrero de 1954, aunque no mencionan el lugar.
Según la PGR, era originario de Canelas, Durango, pero un reporte del FBI fechado el 17 de abril de 2003 –cuando se ofreció una recompensa de 5 millones de dólares a quien proporcionara datos para su captura– indicaba que era oriundo de Veracruz.
Aunque se conocieron pocas fotografías de Coronel Villarreal, el FBI incluyó una en la que se le observaba de barba cerrada y vestido con una camisa y un sobretodo oscuros. La imagen estaba acompañada de la descripción física del capo: pelo castaño, ojos cafés, raza “blanco hispano” y 143 libras de peso. ¿Su oficio?: “Hombre dedicado a los negocios”.
En los ochenta, cuando Coronel inició su carrera delictiva, era el cabecilla del cártel de Juárez en Zacatecas. Trabajaba entonces a la sombra de Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos, y de Eduardo González Quitarte, El Flaco, quien fue publirrelacionista de esa organización criminal hasta 1997.
Tras la muerte de Carrillo Fuentes, Coronel Villarreal, Juan José Esparragoza Moreno El Azul e Ismael El Mayo Zambada se desligaron de ese cártel para sumarse al de Sinaloa, que recobró su poder en 2001, luego de que El Chapo Guzmán se fugó del penal de Puente Grande, Jalisco.
En aquella ocasión, junto con Luis Valencia Valencia, cabeza del cártel del Milenio, y Óscar Nava Valencia, El Lobo –ambos vinculados con los hermanos Beltrán Leyva–, Coronel protegió a El Chapo. Años después, cuando los Beltrán Leyva rompieron con Guzmán Loera, Nacho Coronel se mantuvo firme en el cártel de Sinaloa.
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