El bosque mesófilo de montaña, cuya mayor extensión comparten los estados de Chiapas y Oaxaca, está cambiando a medida que aumenta la cantidad de bióxido de carbono en la atmosfera, lo cual ocasionará que literalmente a los animales y plantas se les termine el terreno.
El investigador en Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y presidente de la Sociedad Botánica de México, Jorge Meave del Castillo, explica que a medida que aumenta la temperatura, el bosque tiene un desplazamiento vertical, lo cual no durará por siempre.
“Las montañas mexicanas no son tan altas como para soportar un desplazamiento vertical constante, además, las poblaciones de animales y plantas que viven sobre una altura de dos mil 500 metros, es probable que enfrenten una severa falta de territorio y hasta la extinción.”
Esto ha sido previsto en modelos computarizados que los científicos mexicanos utilizan actualmente para prever los efectos del cambio climático en el país, abundó.
El reto es enorme, reconoció, ya que Chiapas es el segundo estado megadiverso del país en términos de especies de plantas y animales, por lo que el calentamiento global supone un gran riesgo para las poblaciones endémicas, cuyos terrenos disminuyen también por la presencia de incendios.
“Así como hablamos de la enorme diversidad biológica que tiene Chiapas, preocupa que muchas especies estén en grave riesgo de desaparecer.”
Esto sobre todo se ha visto en plantas que fueron registradas por la ciencia hace 50 años, y que hoy han cedido espacio a los asentamientos humanos. “Esto sugiere que muchas poblaciones de plantas ya no existan; por lo que podríamos estar ante una extinción poco documentada”.
Documentar la diversidad biológica es una tarea que lleva tiempo, agregó Meave, “sin embargo en Chiapas, Oaxaca y Guerrero, es donde más urge aumentar el conocimiento de la riqueza natural antes de que se pierda”.
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