AUTOR: SANTIAGO IGARTÚA.
Aunque llegaron divididos a su primer aniversario como movimiento, muchos de los estudiantes que conforman el #YoSoy132 tienen claro el propósito de su lucha: Nadie va a quitar a Enrique Peña Nieto del lugar que tiene en el pedestal para los repudios, dicen. Y aclaran que ahora no van contra un partido –el PRI–, sino contra un sistema. Y aun cuando reconocen haberse dividido entre radicales y pacifistas, reflexionan sobre la trampa que les tendió ese partido en el oscuro 1D.
Histórico por ser el primer colectivo ciudadano que consiguió organizar un debate presidencial en México, el colectivo que en 2012 se adueño de la escena pública, tambaleando la candidatura del representante del PRI, no ha podido ser el contrapeso de un gobierno federal que calificaron de “impuesto”.
A casi seis meses del día en que el PRI regresó al poder, distintos activistas, universitarios todos, decidieron hablar de lo que sucedió ese día oscuro, en el que la unión del movimiento no resistió más.
Por motivos de seguridad, estudiantes acreditados por distintos grupos políticos e ideológicos dentro del movimiento, contactados por separado, hicieron un relato detallado del conflicto que detonó la crisis, omitiendo nombres, incluidos los propios.
En un ejercicio de autocrítica, que hasta ahora habían decidido reservarse, coincidieron todos que el 1 de diciembre –el 1D–, el movimiento #YoSoy132 fue desarticulado no sólo por el despliegue de un operativo policiaco en el que autoridades federales y capitalinas incurrieron en el “uso excesivo de la fuerza, no racional y desproporcionado”, que utilizó armas de fuego con balas de goma no autorizadas y derivó en la detención arbitraria de casi un centenar de personas, seis de las cuales fueron torturadas y 14 permanecen bajo proceso, según el dictamen de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), del que se desprendió la recomendación 7/2013, emitida el pasado 10 de abril.
Tendencias internas
La primera señal de alerta llegó el último día de agosto, fecha en que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJDF) decidió otorgar la constancia de mayoría que acreditó a Enrique Peña Nieto como vencedor de una elección presidencial turbia.
En protesta, #YoSoy132, que desde el pacifismo peleaba la bandera de una “democracia auténtica”, marchó durante varias horas, desde Ciudad Universitaria hasta la sede del TEPJDF. En sus muros proyectaron videos que documentaban el semblante más perverso del PRI, con imágenes de represión y de abusos. La indignación tuvo también música, que disolvía los insultos con la poesía, hasta el estruendo de tres petardos que explotaron entre un cuerpo de granaderos y el contingente.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1907 de la revista Proceso, ya en circulación.
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