Lorenzo Meyer, Sergio Aguayo y Denise Dresser indicaron que el ex gobernador de Tabasco pertenece a la clase de funcionarios que viven de la política; privilegiando su propio interés por encima del de los ciudadanos.
Meyer comentó que los ciudadanos ven que la clase política mexicana no representa intereses colectivos sino sus propios intereses, además de que no cumplen con la ley y tienen al país al borde de la corrupción total.
Señaló que en el caso de Granier, es “uno de los tantos ejemplos de ese tipo de personajes que viven no para la política sino de la política”.
Explicó que hay 2 tipos de políticos, los que viven para la política y los que viven de ella; estos últimos, están ahí para “sacar algo para su interés personal, no porque tengan pasión, sino por lo que pueden sacar”.
Al ex gobernador de Tabasco el historiados lo calificó como una “insignificancia, en el mar de corrupción que México vive desde hace tiempo”.
Por su parte, Aguayo señaló que el actual mandatario estatal, Arturo Núñez, hace algo inusual en México al combatir la corrupción, mientras el presidente Enrique Peña Nieto se apega a la “tradición” del PRI de no tocar a políticos afines, que sólo se ha roto en el caso de Elba Esther Gordillo.
El investigador consideró que la Secretaría de la Función Pública, encargada de investigar y castigar casos de corrupción, parece un “ánima sola” en el infierno de la corrupción mexicana.
En tanto, Dresser consideró que México es un lugar en el que prevalece la idea de que se llega al gobierno para repartir un botín.
La politóloga llamó a Peña Nieto a iniciar una política contra la corrupción y no olvidar su promesa de campaña sobre crear una comisión que combatiría ese tema.
Incluso, le pidió empezar a combatir la corrupción investigando a su “mentor”, Arturo Montiel.
Sobre la Comisión Anticorrupción, comentó que “quedó en política de aparador”, en un “gran anuncio, firmado con gran pompa”.
Y agregó que en México la corrupción no tiene, incluso, una sanción social, que los mexicanos deberían ejercer.
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