Javier Torres Félix, el operador del cártel de Sinaloa que fue excarcelado de un penal de Estados Unidos, donde estuvo preso por narcotráfico, es ahora parte de la comunidad de reos del penal de máxima seguridad del Altiplano, en Toluca, Estado de México.
Y así se hizo el jueves 11 de abril. El otrora poderoso operador del cártel de Sinaloa, al servicio de Ismael Zambada García, el Mayo, fue entregado a las autoridades de Baja California y acudieron agentes de la Policía Estatal Preventiva para recibirlo y custodiarlo, y luego trasladarlo al cuartel de la Segunda Región Militar, en la capital del estado.
Posteriormente, Torres Félix fue llevado al aeropuerto de la localidad y llevado a las instalaciones de la Subprocuraduría de Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), en la Ciudad de México. A solicitud de la Procuraduría General de la República, el capo permaneció aislado durante 40 días y al vencerse le decretaron otro arraigo, ahora por 30 días, los cuales se vencían a finales de junio.
Por razones poco claras, las autoridades del Gobierno federal decidieron entre 3 y 4 de junio enviar al arraigado a un penal de máxima seguridad, el número 11, ubicado en la ciudad de Hermosillo, capital de Sonora, considerado uno de los más grandes y modernos del mundo, apenas inaugurado en octubre de 2012.
Pero la confusión continuó cuando optaron por trasladarlo de nuevo el 6 de julio, esta vez al penal de máxima seguridad del Altiplano, antes Almoloya, en Toluca, Estado de México.
Las acusaciones
Fuentes extraoficiales señalaron que inicialmente Javier Torres Félix fue acusado de homicidio, portación ilegal de arma de fuego y delitos contra la salud. A los cargos fue sumado el de terrorismo, justo el día en que se decidió su traslado al temido penal del Altiplano.
“Confiamos en que salga pronto porque ninguna de las acusaciones está bien sustentada. Se les van a caer muy pronto al Gobierno federal”, manifestó uno de los allegados a este proceso penal.
Versiones de personas cercanas indicaron que el JT está “muy encabronado” por su deportación luego de haber sido dejado en libertad y su aprehensión por parte de las autoridades mexicanas, a lo que se sumó el arraigo y posterior traslado a dos penales federales.
“Él y muchos de nosotros pensábamos que venía libre, pero no. Por eso la molestia”, señaló.
A pesar de eso, goza de buena salud. Aparentemente, abogados de Sinaloa se unieron esta semana a la defensa que litigantes de la capital del país ya realizan a favor del sinaloense.
Integrantes de su familia acudieron a visitarlo durante el arraigo al que fue sometido, en la SEIDO.
Antecedentes
Javier Torres Félix fue detenido por elementos del Ejército mexicano el 28 de enero de 2004, luego de haber participado en un enfrentamiento con militares, con saldo de un uniformado muerto. Dos años después, en el 2006, fue extraditado a Estados Unidos, cuyas autoridades le abrieron un proceso desde el 2003 por tráfico de drogas.
El capo fue acusado por el Gobierno estadounidense de introducir poco más de mil kilos de cocaína a Nueva York y Nueva Jersey, de otros mil 770 kilos de coca a Chicago, y 23 kilos del alcaloide a California.
Permaneció poco más de seis años en dos penales de ese país. Fuentes extraoficiales indicaron que el juez que llevó su caso le manifestó su extrañeza por su liberación y le señaló que “había tenido suerte por el poco tiempo que permaneció en la cárcel”.
En febrero del 2001, los Arellano Félix, del otrora poderoso cártel de Tijuana, intentaron matarlo en la comunidad de El Limoncito, en los límites de Culiacán con Cosalá. El saldo fue de 11 personas muertas, entre ellas un hermano de Javier Torres, quien logró salir ileso. Fuentes del Gobierno federal indicaron que en octubre del 2001 el JT se escapó junto con Ismael Zambada de un operativo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Procuraduría General de la República (PGR), en Cosalá.
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