AUTOR: Ángel Vargas y Alejandro Cruz Flores.
Chema fue ‘‘hombre de pasiones’’, dice Poniatowska en el homenaje póstumo del GDF al escritor y diplomático.
Al término del homenaje póstumo que el Gobierno del Distrito Federal organizó a Pérez Gay, fallecido el pasado 26 de mayo, el político tabasqueño recordó a quien fue su asesor en su mandato capitalino y posteriormente en las campañas presidenciales de 2006 y 2012, como un ser humano excepcional y un extraordinario escritor, intelectual, una gente de mucha valía, con dimensión ética y social.
Antes, durante la ceremonia efectuada en el Museo de la Ciudad de México, Elena Poniatowska definió al diplomático y traductor como un hombre de pasiones, de las cuales, dijo, la más grande fue Andrés Manuel López Obrador, porque sus últimos años de giras y pesares, de esperanzas y derrotas lo hicieron un mejor hombre.
En su discurso, la escritora resaltó cómo, en sus últimos años, Pérez Gay, precisamente al lado del político tabasqueño, entró a otra realidad a la que ya era sensible y conoció muchos de los males de nuestro país.
Fue un hombre sensible a la sed y al hambre, el que pierde su sombrero, su cobija, sus zapatos y ya no vuelve a comer como antes. Supo entonces que hay que perderse para rencontrarse, agregó.
También rememoró que la violencia era algo intolerable para quien fue el director fundador de Canal 22: Nadie podía ser vejado o humillado y su indignación salió a la vista después en sus obras que hablan de las grandes injusticias y las tragedias de la comunidad humana y sobre las que él escribió como la de la destrucción de Camboya.
El jefe de gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera se refirió a él como un hombre fiel a las causas sociales de izquierda, comprometido con el conocimiento y la política, por lo que su legado quedará siempre entre nosotros.
El gobernante recordó que conoció a Pérez Gay durante una visita al periódicoLa Jornada, diario que, a decir de Poniatowska, el intelectual visitaba un día sí y el otro también.
Al Museo de la Ciudad de México, ubicado en el mero centro de la capital del país, acudieron familiares, amigos, colaboradores y alumnos de José María Pérez Gay. Entre los asistentes estaba Porfirio Muñoz Ledo.
Durante las más de dos horas del acto, se intercalaron discursos con intervenciones musicales. Los primeros, a cargo de Rafael Pérez Gay, hermano del filósofo, Luis Linares Zapata, Arnaldo Córdova, Héctor Vasconcelos, Sergio Ramírez y Elena Poniatowska, entre otros.
La parte musical estuvo a cargo de las sopranos Catalina Pereda e Irasema Terrazas, acompañadas por músicos de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, con obras de autores alemanes, entre ellos Brahms y Strauss.
El músico y diplomático Héctor Vasconcelos fue otro de los oradores que aludieron a la faceta política de la última etapa de la vida de José María Pérez Gay, y recordó que hasta que la salud del intelectual lo permitió ambos buscaron cómo contribuir a la causa de López Obrador, que para nosotros no era otra cosa que la causa de México.
Para algunos, esta militancia de la última etapa en la vida de Pérez Gay resulta algo incómodo, difícil de ubicar, algo que sería mejor esconder bajo el tapete. Yo, en cambio, pienso que la profunda convicción y la total lealtad de Pérez Gay hacia López Obrador fue uno de los mejores galardones de su vida, sostuvo.
“Le dio a su existencia una dimensión de compromiso, un sentido de propósito al que quizá antes no había accedido. Lo que conmovía a Pérez Gay de López Obrador, me lo dijo muchas veces, era ante todo su honestidad personal, su integridad.
Por esas cualidades y por su convicción de que en México resulta impostergable un cambio de fondo, Pérez Gay no tuvo empacho en abrir su agenda y su casa sin límite alguno a las necesidades del movimiento. Lo hizo, además, en las situaciones de mayor tensión, esbozando una sonrisa.
Al respecto, Luis Linares, en su turno, recalcó que Pérez Gay fue pivote de un activo ensamble de intelectuales, artistas y estudiosos de diversas disciplinas que auxiliaron a cimentar la matriz de la oferta electoral del proyecto de la izquierda, primero para la contienda del 2006, y después la del 2012.
En el camino ocurrieron bajas apreciables. Primero Carlos Monsiváis, luego Luis Javier Garrido, Bolívar Echeverría y ahora José María Pérez Gay, pérdidas que harán difícil renovar visiones y acreditar nuevas voces que prosigan la lucha por un México mejor e incluyente. La aportación de estos hombre y mujeres servirá, sin duda, para guiar las futuras profecías de nuestra memoria.
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