AUTOR: NATALIA ANTEZANA BOSQUES.
La rutina de viernes de una madre mexicana puede variar entre ir por sus hijos a la escuela, trabajar, reunirse con algunos amigos y amigas, entre otras cosas que ya no son cotidianas para cerca de 2 mil 175 madres jaliscienses.
Una de ella es Natividad Guerrero Serrano, cuyo caso ha cobrado relevancia luego de su participación en el documental “Retratos de una búsqueda”, que plasma su travesía tras las pistas de su hija Dalia, de 24 años.
“Mañana tengo muchos compromisos, tengo que ir a la procuraduría del estado para ver un expediente con la foto de una joven desconocida que se parece a mi hija, a ver si es ella. En la tarde tengo que ir a la SEMEFO para inscribirme en la lista que ellos tienen, para ver si mi hija está muerta”, relató Natividad Guerrero Serrano.
El 30 de septiembre de 2010 fue la última vez que Natividad vio a su hija cuando, junto a su esposo de 21 años, Luis Ramón, salió de Ahualulco de Mercado, Jalisco. En ese entonces Dalia tampoco sabía que formaría parte de las mil 190 mujeres que desaparecieron en Jalisco entre el año 2006 y el 2011.
Su esposo Luis Ramón tampoco sabía que formaría parte de los 770 estudiantes que han desaparecido en esos mismos años, posicionando al estado de Jalisco como la entidad que más porcentaje de estudiantes desaparecidos tiene.
Los dos jóvenes emprendieron un viaje a Estados Unidos junto con otra pareja. La última vez que supieron de ellos fue a través de unos mensajes de texto que el joven de la otra pareja le envió a su madre, presumiblemente desde Zacatecas.
“Nos traen como limosneros”
“Si supieran en el lugar que nos tienen se morirían”
“No podemos decir nada. Recen por nosotros: nuestra vida corre peligro”
Dos años y ocho meses después aún no saben nada de ellos.
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Natividad denuncia que hasta la fecha las autoridades no han tenido ningún avance e incluso se enteró, casi tres años después, de que la denuncia que ella pensaba que había interpuesto, es en realidad una averiguación previa, por lo que no hay avances aún.Suponen que los cuatro jóvenes desparecieron en algún municipio zacatecano, sin embargo no saben qué les pasó. Incluso,las familias ni si quiera tienen acceso al expediente de sus hijos en la procuraduría del estado.
“Es como estar muerta en vida. Pero no puedo morirme, cuido a su hijo, Diego, que todos los días pregunta por sus padres. Ahora no tiene a ninguno”, explica Natividad. Asimismo denunció que sabe que su hija está reportada ante las autoridades por secuestro, lo cual le parece una inconsistencia puesto que hasta la fecha no han recibido ninguna llamada de rescate.
El monto de los rescates en el estado de Jalisco han incrementado más del 300 por ciento en 4 años: en el año 2007 los montos totales por rescates fueron de 42 millones 025 mil pesos por dejar en libertad a las personas que mantenían ilegalmente cautivas y en el año 2012 el monto incrementó hasta los 181 millones 250 mil pesos, según registros de la ahora Fiscalía Central.
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El 7 de septiembre de 201 María Guadalupe Aguilar Jáuregui interrumpió las palabras del entonces presidente Felipe Calderón mientras respondía una ronda de preguntas en el V Informe de Gobierno que tuvo lugar en el Complejo Panamericano de Voleibol en Guadalajara.Subió el tono de voz para pedirle que la ayudara a buscar a su hijo José Luís Arana Aguilar. A la fecha no ha sido localizado.
Jalisco es el tercer estado con mayor porcentaje de desapariciones en el país y el primero con respecto a las desapariciones de estudiantes -que representa el 35 por ciento del total-.
Sólo entre 2006 y 2011, 443 mujeres estudiantes han desaparecido y representan el 57 por ciento de las desapariciones de estudiantes.
El 10.52 por ciento de desapariciones son de los jóvenes estudiantes de 17 a 30 años y el 88.31 por ciento es de jóvenes estudiantes menores de 17 años.
El 62 por ciento de las desapariciones de estudiantes se han llevado a cabo en la zona metropolitana del estado y el 38 por ciento en otros municipios. Según datos del Informe sobre Derechos Humanos en Jalisco 2012, realizado por el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo.
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Natividad Guerrero Serrano dijo que no podría acompañar a su amiga a Michoacán, donde enterrarían a su hija que desapareció en enero del año 2012. No la podía acompañar porque ella misma tenía muchos trámites que realizar con respecto a su desaparecida.“Estoy esperando que mi amiga entierre a su hija. Ella la encontró en la SEMEFO, mi amiga sabe cómo hacer esos trámites, yo no sé, por eso estoy esperando que termine de hacer todos los trámites para que me ayude a hacer los míos”.
Natividad cuenta que ambas señoras se conocieron “ahí” por el mismo caso, por tener a una hija desaparecida, por sentir lo mismo, por compartir el sufrimiento.
“Mi hija se llama Dalia”, dice Natividad. “Digo que se llama porque sé que ella no está muerta. Va a cumplir 27 años y aquí la estamos esperando sus padres y su hijo que todos los días pregunta por su mamá”.
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