Parte de los contratados por personas ligadas al PRI en Morelos, para vigilar la elección de un municipio en Veracruz, relatan el método para ser contratados. Más de un centenar estuvieron en paradero desconocido por varios días al ser abandonados por sus reclutadores.
Los habitantes de esta colonia en Temixco, Morelos, se conocen en su mayoría y los jefes de familia son choferes de taxis o colectivos, o trabajan de lo que salga. Una red comunitaria efectiva para que la oferta de chamba se esparciera.
“Cuando alguien necesita trabajo aquí, el domingo va a las canchas de futbol porque ahí nos reunimos. Es fácil, nada más se pregunta o se pasa la voz que están buscando jardineros, albañiles, lo que sea, y seguro sacas algo. Así funcionamos”, explica Luis González, uno de los hombres que aceptó el trabajo.
El colectivo que maneja Luis estaba descompuesto de la computadora y los mil 200 pesos eran una oportunidad para pagar la reparación.
“Quien hizo la oferta sabe cómo funciona la Colonia porque todos supimos. Yo traía un colectivo y los de la ruta me dijeron: ‘¿No vas a ir? Son mil 200 libres y es en el puerto…’ Como no conocía, dije, uy, ahora es cuando y hasta pedí permiso. Después me dijo un amigo y mi primo. Todos sabíamos”, recuerda Salvador, su hermano.
M, un joven que también aceptó la oferta, cita lo mismo: “Me dijo un amigo, luego un conocido. Todos hablaban de eso. Como estoy desempleado, acepté”.
La propuesta incluía una cita: los camiones saldrían el jueves 4 de julio, a las ocho de la noche, del depósito de agua de la Colonia, en las calles de Insurgentes y Cuauhtémoc. Todos regresarían a sus casas el lunes, después de la elección.
“Un amigo que se llama Giovanni , que trabajaba en una funeraria, me dijo que a él lo habían invitado. Ya luego supimos que íbamos con gente del PRI, pero todo se iba sabiendo por conocidos y oídas, no porque los priístas nos hubieran convocado directamente”, agrega Luis.
El día pactado, Luis, Salvador y su primo llegaron al depósito. Quedaron asombrados: más de 100 personas listas para ir a trabajar. Hombres y mujeres, todos vecinos, muchos conocidos, amigos de infancia, choferes y checadores de ruta.
“Yo pensé que no íbamos a ir todos, ¿a poco para todos iba a haber dinero?, recuerda.
Pero así fue. Tres unidades de Autobuses Corrales –una ruta que opera en Morelos- llegaron por ellos. Los camiones se llenaron con unas 120 personas que no tenían idea de qué se trataba el trabajo, pero que necesitaban el dinero.
Los hermanos González recuerdan que a la altura de Cuernavaca, otros cuatro camiones se les unieron en la caravana.
El resto de la historia es conocida. El grupo llegó a Álamo Tempache, un poblado al norte de Veracruz, dónde supieron de qué iba el trabajo: reventar la elección para que los candidatos del PAN no ganaran. Es decir, actuar como un ‘grupo de choque’.
“Los de nuestro camión nos organizamos y no quisimos entrarle. El señor Ricardo González Martínez repartió dinero, traía un fajo grande puros billetes de 500 y dio la orden de que nos dejaran en la sierra. A él se le cayó su credencial y por eso sabemos que trabajaba en el Municipio de Temixco”, recuerda Luis.
La noche del sábado previa a la elección, se desató una ola de actos vandálicos en Álamo en contra de los candidatos del PAN a la presidencia municipal y diputado local, quienes finalmente ganaron.
A la par, el grupo de La Nopalera que fue abandonado, avanzaba en el cerro para pedir ayuda, hasta que el domingo al mediodía recibieron ayuda de las autoridades municipales.
El miércoles en la noche, sólo 27 regresaron a su Colonia, donde han recibido amenazas para que no hablen.
“Total que no vimos ni dinero ni el mar, puro río café de agua revuelta”, lamenta Salvador.
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