FUENTE: REVOLUCIÓN TRES PUNTO CERO.
AUTOR: NATALIA ANTEZANA LOPEZ.
Aproximadamente a las 6 de la mañana, la mayoría de las veces con un pequeño chispeo de lluvia presente, los profesores empiezan a salir de sus casas de campaña o de esas edificaciones de plástico de colores amarradas con algunas cuerdas para cumplir la primera misión del día: prender el anafre.
Poner el carbón, o los pequeños trozos de madera que resultan los últimos estragos de un huacal, y luego prender un pedazo de cartón medio húmedo para que la braza empiece a arder es todo un arte.
“El secreto es ponerlo en un lugar donde haya corriente de aire” dijo un maestro de la costa de Oaxaca, ahí de Puerto Escondido. “Verás que así se prende más rápido y te ahorras el trabajo de andar soplando para que levante el fuego” explicó el maestro mientras poco a poco agregaba pedacitos de madera para evitar que se apagara el fuego.
Debajo de un techo de plástico, que entre otras cosas cubría una alacena improvisada con latas de atún, sardina, café instantáneo, arroz, azúcar, frijoles y unas cuantas botellitas de agua, se encontraba otro profesor de Oaxaca, cumpliendo también su tarea matutina. Su anafre era más pequeño, pero del tamaño ideal para la olla que contenía agua para el café del desayuno.
“No se crea, la comida es cara. Pero aquí nos cooperamos entre todos y al día, más o menosm gastamos 50 pesos cada uno. Claro, cuando se cocina aquí, en el campamento. Porque si uno quiere salir a comer afuera, es más caro y ya no alcanza”, refirió el maestro quien ya se disponía a colocar la olla del café en la brasa ya encendida.
A principios de septiembre la Senadora por el Partido Acción Nacional, Mariana Gómez del Campo, hizo público un cálculo que había realizado sobre los gastos diarios de los maestros que se encontraban acampando en el Zócalo capitalino.
Entre sus cálculos señaló que la alimentación y manutención de cada maestro es de 500 pesos al día, entre las tres comidas y las colaciones, además del agua que cada uno consume en los recorridos que realizan todos los días.
Al respecto, el profesor Genaro de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, señaló que la senadora debe tener todo el aparato institucional para informarse y por lo tanto debería leer la historia de la Coordinadora (Cero en Conducta de Luís Hernández Navarro. Referencia textual).
Cabe señalar que los maestros de la Sección 22 cocinan sus propios alimentos en anafres. La comida algunos los compran en la capital y otros, son parte del “itacate” que traen desde su tierra, que contienen alimentos no perecederos.
Así es como la cooperación se traduce en lo más básico: la comida, que es repartida, de a poquito, entre todos los profesores.
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