FUENTE: LA JORNADA.
AUTOR: JESÚS ARANDA.
El Ejército y la Armada de México han impulsado, en lo que va de la presente administración, una relación de colaboración institucional sin precedente. Pero ésta creciente colaboración no es suficiente para eficientar sus recursos humanos y materiales. Ya es tiempo de crear una sola Secretaría que agrupe a las fuerzas armadas de tierra, aire y mar.
México es prácticamente el único país del continente, sino es que del mundo, que cuenta con dos Secretarías de Estado en materia militar.
Aunque oficialmente no se reconoce, hay militares y marinos que aceptan que lo mejor para optimizar recursos humanos y materiales, sería contar con una Secretaría de Estado, y un Estado Mayor Conjunto que integre al Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada de México.
Un Estado Mayor Conjunto, cuya comandancia se rolaría entre las tres fuerzas armadas, las cuales quedarían bajo las órdenes de un titular de la Defensa Nacional.
Éste esquema abriría la puerta, incluso, para que el secretario de la Defensa Nacional fuera un civil, quien se encargaría de las relaciones políticas de las fuerzas armadas con las otras instituciones del Estado; mientras que el tema militar quedaría directamente bajo el mando del Estado Mayor Conjunto.
Nos cuentan militares consultados que en el sexenio anterior, el general Guillermo Galván Galván le propuso al Presidente Felipe Calderón crear una sola dependencia militar, pero con la salvedad de que ésta quedara bajo el control de los militares, quedando los marinos y pilotos en un segundo plano.
La Secretaría de Marina se opuso a la idea, porque consideró que era inaceptable que los militares se apropiaran de todo el pastel.
El desacuerdo derivó en que la iniciativa de Galván se quedara en el cajón de un escritorio.
El general secretario Salvador Cienfuegos Zepeda y el almirante secretario Vidal Francisco Soberón Sanz saben que urge una integración efectiva de las fuerzas armadas.
No es casual que, por primera vez, ambos funcionarios hayan ido juntos en visitas de trabajo al extranjero (Washington y Chile), tampoco es obra de la casualidad que éste sea el primer desfile militar en el que ambos encabezan el pase de revista de las tropas.
Por el bien de las fuerzas armadas y dejando atrás intereses mezquinos, militares y marinos son los encargados de abrir a la discusión pública el tema. Así demostrarían que hay un interés genuino por fortalecer a las fuerzas armadas. Para pasar de las palabras a los hechos.
Suprema Corte de ¿Justicia?,
y el caso Patishtán
En marzo pasado, la primera sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) decidió que la reclusión injusta de Alberto Patishtán no era un asunto de “importancia y trascendencia jurídica” y con ello, sentenció al indígena tzotzil a seguir en prisión.
Los ministros sabían que el asunto era jurídicamente muy complicado y que se requería de una decisión audaz, digna de una Suprema Corte de Justicia, para dejar en libertad al maestro indígena, preso desde hace más de doce años, producto de un juicio irregular que lo sentenció por homicidio, lesiones y robo calificados, daños y portación de arma de uso exclusivo del Ejército
Olga Sánchez Cordero y Arturo Zaldívar estaban convencidos de la inocencia de Patisthtán (ambos votaron a favor de que la Corte conocer el recurso de inocencia que ayer desechó un tribunal colegiado) y sabían que se requería de una ingenería procesal de avanzada para conocer el asunto y abrir la puerta para la liberación de Patishtán.
Ambos propusieron tesis novedosas que establecían que si Patishtán hubiera sido juzgado a la luz de la reciente reforma constitucional en materia de derechos humanos y con criterios aprobados por la primera sala en los últimos años, seguramente habría obtenido su libertad por las graves violaciones procesales que ocurrieron durante su juicio.
Jorge Pardo Rebolledo, José Ramón Cossío y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena votaron de acuerdo como lo haría un integrante de una corte constitucional, no de justicia y rechazaron conocer el recurso de inocencia presentado por el maestro tzotzil.
El tribunal colegiado que le negó la libertad a Patishtán actuó en consonancia con éste criterio. No podia esperarse más de los magistrados. Los ministros de la Suprema Corte de ¿Justicia?, ya habían trazado la ruta a seguir...
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