FUENTE: REVOLUCIÓN 3.0
AUTOR: ENRIQUE LEGORRETA.
Un láser apuntó la cabeza del poder Ejecutivo. Mientras Enrique Peña Nieto emulaba el grito que el cura Hidalgo dio hace 203 años, una luz verde se posó en sus cejas como un acto reprobatorio que recordó lo que se vivía a escasos 3.4 kilómetros de distancia: un grito paralelo.
“Este es el grito de la insurgencia, de la desobediencia civil” dijo Rubén Núñez, dirigente de la sección 22 de Oaxaca de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, mientras en una mano sostenía la bandera nacional y miraba la explanada del Monumento a la Revolución repleta, a pesar de la lluvia.
Así ocurrían en la capital los dos gritos: Enrique Peña Nieto desde un balcón del Palacio Nacional que daba al Zócalo capitalino, y Núñez, junto a los maestros, en un improvisado templete del Monumento a la Revolución.
El acto oficial recordó la independencia, los héroes; mientras en el Monumento a la Revolución los maestros hicieron referencia al desalojo violento que vivieron el 13 de septiembre en el Zócalo capitalino y expresaron “somos testigos de cómo la independencia de México ha sido mancillada otra vez”.
Peña Nieto repitió el discurso de sus antecesores e incluso volvió a vivir el episodio del láser del que también fue víctima Felipe Calderón. El titular del Ejecutivo vio desde su balcón, junto a su segunda esposa, cómo su convocatoria sólo llenó tres cuartas partes de la explanada, a pesar de que el concierto previo al grito contó con la participación de Los Ángeles Azules y Juan Gabriel. Entre esos asistentes se encontraban acarreados del Estado de México a quienes sus autobuses los esperaban, contados minutos después de finalizado el acto, atrás de la catedral metropolitana.
Mientras en el Monumento a la Revolución se gritaba “Fuera Peña/ Fuera Peña”, el titular del Ejecutivo fue custodiado por hasta seis retenes de seguridad que todos los asistentes al Zócalo debían pasar antes de ingresar a la explanada que dos días antes había sido recuperada, del dominio de los maestros, por 3 mil 600 efectivos de la policía federal.
Peña Nieto concluyó su evento con una persona detenida –Rodrigo Gamboa, líder de Jóvenes con Noroña-, mientras las festividades de los maestros, que iniciaron con una marcha desde las cinco de la tarde de la Estela de Luz al Monumento a la Revolución, continuaron hasta la madrugada.
El acto político-cultural de la CNTE recordaba a cada acto, después de cada baile folclórico, “esto es por lo que luchamos”: la diversidad, la educación, la dignidad laboral. Entre tiendas y la penumbra, los maestros reafirmaron que “Nos golpearon, pero aquí, nos quedamos”.
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