jueves, 26 de septiembre de 2013

Reforma Hacendaria: el otro IVA en alimentos

FUENTE: REVOLUCIÓN TRES PUNTO CERO.
AUTOR: NATALIA ANTEZANA BOSQUES.

Muchos suspiraron aliviados cuando Enrique Peña Nieto anunció que su Reforma Hacendaria no contemplaba IVA en alimentos. Error: el plan fiscal fraguado en Los Pinos contempla un impuesto disfrazado a los alimentos que amenaza con aumentar la inflación y secar al campo mexicano.

“Nosotros sembramos el maíz. Tenemos un terreno, que es de mi papá, el señor Juan Cedillo. Es un área de aproximadamente 6 mil metros. Ahí se nos da el maíz y también el haba”, dijo María Inés, quien con voz orgullosa explicaba la situación de los campesinos en Milpa Alta.

Ese pedazo de tierra en el sur del Distrito Federal es el único sustento de la familia, que generación tras generación, ha pasado de mano en mano erigiéndose entre los Cedillo como cimiento de su economía.

María Inés es de San Salvador Cuauhtenco, un pueblo donde viven alrededor de 12 mil 500 personas y se respira humedad en épocas de lluvia por la gran cantidad de vegetación de la zona. Un paraíso que amenaza con volverse árido si la Reforma Hacendaria de Enrique Peña Nieto, que plantea gravar el campo, hace tierra en el país.

Y es que, según este documento, María Inés tendría que pagar un 30 por ciento más de Impuesto Sobre la Renta (ISR), pues la iniciativa presidencial propuesta al Congreso de la Unión elimina el régimen especial para los productores agrícolas, forestales y pesqueros.

“El año pasado se dio muy bien el haba. Mi mamá tiene un negocito donde la pudimos vender: la secamos y la vendemos como haba seca”, contó Inés. “Si tenemos que pagar impuestos, tenemos que subir el precio, si no nos saldría”, recalcó.

Casi la mitad de la población de San Salvador gana dos salarios mínimos o menos al día, y la gran mayoría no se encuentra registrado en el sistema tributario de México. Pagar impuestos, con los precios de compra tan bajos en el mercado, tala los ingresos de las familias que menos perciben.

“La reforma hacendaria, como campesinos, nos perjudica demasiado porque eso de darse de alta en el famoso SAT se nos complica mucho”, explicó María Inés. “Además, los programas que salen de las instituciones –apoyos para el campo- ni siquiera nos llegan aquí, todo se da a “dedazo” y ahora, con la nueva reforma, será mucho peor”, cuenta.

“Las medidas de la nueva reforma hacendaria son una manera adicional de castigar a un campo de por sí muy castigado por treinta años de neoliberalismo, por 20 años del Tratado de Libre Comercio y por el abandono en que se encuentra por la políticas de los gobiernos del PRI y el PAN”, aseguró Víctor Suárez Carrera, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC).

Quitar el régimen fiscal especial al campo, dijo, implica mayor costo en la producción de los alimentos que ya ha sufrido un alza en los últimos años, lo cual impulsaría aún más la pobreza y el hambre, afectando en mayor medida a las familias de menores recursos.

“Es una manera indirecta de poner IVA en alimentos. No se atrevieron a poner IVA en alimentos, pero a través de la eliminación del régimen simplificado en el sector agropecuario se van a incrementar los precios”, afirmó el especialista, quien calificó de “nociva” a la reforma fiscal propuesta por Enrique Peña Nieto.

Señaló que no están en contra de la eliminación del régimen simplificado para empresas productoras y agroalimentarias grandes, las cuales se han beneficiado de esta medida durante muchos años.

Sin embargo, la propuesta fiscal da el mismo tratamiento a gigantes agropecuarios como Monsanto –firma líder en cultivos transgénicos– que a pequeños y medianos productores mexicanos, que son los que se verían más perjudicados con esta medida.

“En el sector agropecuario hay más de 5 millones de pequeños y medianos productores en todo el país en condiciones de gran desigualdad, pobreza, dispersión, incomunicación y descapitalización, por lo cual no se les puede imponer las mismas condiciones y modalidades de tributación que al resto de los contribuyentes”, afirmó Suárez Barrera.

Tres golpes más se esperan si prospera la idea fraguada en Los Pinos: uno, la propuesta incentiva más las importaciones y limita las extensiones sobre compras e inversiones.

Dos, dificulta la declaración de impuestos y provoca que los campesinos contraten servicios profesionales especializados, lo cual encarece la operación.

Tres, si el pequeño y mediano productor no realiza sus respectivas declaraciones cada mes, no podrá obtener subsidios otorgados por el gobierno federal, lo cual concentraría los apoyos en un pequeño sector privilegiado.

“La reforma financiera es completamente nociva para los pequeños y medianos productores agropecuarios, forestales y pesqueros porque en lugar de dar un tratamiento diferencial a un sector vulnerable se le da un tratamiento de régimen general como cualquier otra actividad económica.

“Este hecho supone que para el gobierno federal no es relevante el campo, ni merece un tratamiento especial y diferencial respecto al resto de los sectores” explicó.

Julio César Cervantes, dirigente del Congreso Agrario Permanente, señaló que para que los pequeños y medianos productores sean beneficiarios de subsidios deberán estar dados de alta en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, lo cual derivaría en una disminución de apoyos para el sector más vulnerable.

“A veces es muy complicado que los campesinos se den de alta en Hacienda. Las condiciones de pobreza en el campo mexicano no permiten que esta medida sea posible, por los caminos, la lejanía de las comunidades, la lengua, entre otras cosas”, explicó Cervantes.

Actualmente, más de 26 millones de personas viven en zonas rurales en todo el país, es decir el 23 por ciento de la población. Estas familias se encuentran en situación de exclusión y pobreza, por lo tanto también quedan afuera de los servicios financieros y accesos a mercados.

Según la ANEC, dos terceras partes de los 2 mil 570 municipios del país no tienen acceso a servicios financieros, por lo que el mayor peligro es que los pequeños y medianos productores tengan que dejar sus parcelas, alquilarlas o dedicarse a otra actividad económica, si la reforma florece.

“México es el país que menos da en subsidios para el campo, según la OCDE. Eso significa que hay un total abandono al campo”, dijo Arturo Erwin Reyes, azucarero del Ingenio de San Pedro, en Lerdo de Tejada, Veracruz.

Con un sombrero de ala ancha, un bigote tupido, un cinturón de cuero y una voz ronca, el veracruzano recalcó que el alza de impuestos en el sector agropecuario impactaría de manera negativa en la economía del campo, que de por sí, está muy mal.“Esta reforma fiscal tiene que valorarse muy bien por los diputados y senadores, que representan al pueblo. Valorar muy bien lo que van a votar”, pide Arturo Erwin.

“Que no voten por consigna de su partido, que voten por el compromiso que tienen con el pueblo de México”.

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