lunes, 23 de septiembre de 2013

Reforma Hacendaria: impuestos para quienes no tienen voz

FUENTE: REVOLUCIÓN TRES PUNTO CERO.
AUTOR: VALENTINA PÉRES BOTERO.

La Reforma Hacendaria de Enrique Peña Nieto logró lo impensable: unir a animales y humanos contra su propuesta fiscal. Desde el “candigato” Morris hasta activistas que debutan en el “lobby” político, un nutrido grupo grita, ladra y maúlla para que el IVA se esconda en la ratonera.

Un perro, un gato, un pez: sostienen un cartel que especifica “no somos un lujo, somos parte de la familia”. La campaña en redes sociales refleja la preocupación de que la Reforma Hacendaria, propuesta por el poder Ejecutivo mexicano, grave con 16 por ciento la comida de los animales de compañía.

El argumento de Enrique Peña Nieto se resume en que “quienes adquieren estos bienes reflejan capacidad contributiva y, en consecuencia, se trata de manifestaciones de riqueza”. Pero quienes poseen mascotas refutan con dos explicaciones: uno, la ley trata a las mascotas como un bien, una cosa; y dos, estipula que quienes son propietarios poseen dinero.

El segundo argumento lo desarma la encuesta Mitofsky de 2011: “la presencia de mascotas en el hogar parece no correlacionarse con el nivel socioeconómico de la vivienda”. En los tres estratos sociales, (alto-medio-bajo) en que la consulta dividió a la población, sólo existe una ligera variación del dos por ciento más en clase media, por lo que el promedio se mantiene constante en la mayoríade la sociedad: 6 de cada 10 viviendas reportan la existencia de, al menos, una mascota.

Ante la pregunta sobre si el impuesto aumentará la población callejera de perros y gatos, Antonio Franyuti, director de AnimaNaturalis México, responde con un “no”, pero matizado: un 16 por ciento más en la comida de un animal de compañía no significa un incremento en el total de la manutención de la mascota y, si un dueño considera esa razón como válida para abandonar al animal, lo haría por cualquier otra cosa.

“[Sin embargo] Un aumento sólo provocaría que las personas piensen más a la hora de tener un miembro más en casa”, afirma en entrevista con REVOLUCIÓN TRESPUNTOCERO.

Con Antonio coincide Fernanda Moreno, miembro de Denuncia Maskota, quien asegura que la iniciativa, de aprobarse, afectaría de manera decisiva a los albergues, refugios y rescatistas independientes.

“Un aumento del 16 por ciento a la comida de cinco mil perros significa muchísimo dinero” explica Moreno y Franyuti la complementa: “Una reducción del 16 por ciento en la capacidad de ayuda de estos lugares es un impacto significativo. Ellos realizan una labor que debería hacer el gobierno. No es justo que se les cobre también a estos lugares”.

La inconformidad por este gravamen ha provocado la activación de un “lobby mascotero”, es decir, activistas que han pedido a legisladores federales que adopten su causa para eliminar el gravamen a tenencia y alimento de animales.

El 10 de septiembre –dos días después del anuncio presidencial–, la cuenta de Twitter @HumanFriendlyy lanzó la pregunta: “¿Diputados Federales que quieran representar nuestra causa en la discusión de la reforma fiscal?”.

Inmediatamente, ONGs como Mundo Patitas, OMEYOCANAC y el grupo Asociaciones Protectores de Animales en México secundaron la moción y desde entonces han buscado acercarse a las cámaras legislativas.

Otro actor político ya dio un zarpazo: Morris, el ex “candigato” que buscaba ocupar la presidencia municipal de Xalapa, Veracruz, organiza en internet una campaña contra el IVA en alimentos para mascotas con el hashtag #NoAlIVAEnAlimentosParaAnimales.

“En México tener mascota no es un lujo, con el impuesto al alimento los más afectados serán los refugios de animales que hacen una labor muy noble e importante”, ha maullado el felino en su página de Facebook, donde sus más de 164 mil seguidores apoyan su causa.

Dicen que gato que no maulla y perro que no ladra, nadie lo escucha. Y ellos quieren ser la voz de los que no tienen voz.



Hablan los dueños

Luis tiene un pato que se llama así: Pato, porque nunca supo si era hembra o macho. Pato ha vivido un año junto a él y Luis hace cuentas: a la semana su comida le cuesta 37 pesos -“ya subió”, dice, a la hora de sacar la calculadora- y su mamá le ayuda a compararla.

Luis tiene ocho años y multiplica: si sube a 45 pesos a la semana, serían 180 al mes, lo mismo que gana su mamá en un día de trabajo.

Ante el eventual avance de la Reforma Hacendaria, piensa en estrategias: podría hacer rendir la comida con arroz, pero “parece que no le cae bien y ni le gusta” dice Luis después de ver fijamente a su amigo.

“Seguramente no tendrá compañía pronto” continúa después de evaluar si adoptaría otro patito: la respuesta es no “¿Cómo le haría con la comida?”.

La situación de Pável Escudero y su novia, Fernanda Moreno, es parecida. Tienen seis gatos, tres perros propios y dos más que los visitan por comida. “Hemos adoptado a casi todos nuestros animales por humanidad. Si la comida sube, en esa proporción podríamos ayudar menos” asegura.

Están contra la propuesta presidencial, pero hay un renglón que ven con buenos ojos: gravar con el 16 por ciento la venta de mascotas porque creen que no se debe comercializar con seres vivos.

“Con eso sí estamos de acuerdo” dice Fernanda. “Incluso que el impuesto sea mayor al 16. Las personas que quieren tener una mascota por raza, como si fuera una cosa, son quienes más terminan abandonando a los animales”.

Y mientras el Estado no ha creado una campaña eficaz para promover el cuidado animal y los animales aún son vistos como un problema de salud pública, crece la duda: ¿cómo imponer un impuesto que grava la ayuda, la manutención y no se contrarresta con un mejor papel del Estado?

Por ahora, Pato seguirá viviendo con Luis; los cinco perros y tres gatos de Pável y Fernanda continuarán teniendo casa y comida. Los dueños responsables seguirán estirando el gasto para mantener a la familia peluda y de cuatro patas y, si se aprueba, los amos negligentes tendrán un pretexto para abandonar a los animales en la calle.

Pero ¿qué pasará con los perros, gatos y otras pequeñas especies echadas de los refugios por falta de alimento?

A esa interrogante, no hay gobierno que le ladre.

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