FUENTE: PROCESO (7 SEPTIEMBRE 2013).
AUTOR: JOSÉ GIL OLMOS.
Aunque la adhesión del PRD al Pacto por México ha favorecido sobre todo al gobierno de Enrique Peña Nieto, el presidente de ese instituto político, Jesús Zambrano, niega este hecho y –en entrevista con Proceso– explica los motivos que llevaron a su partido a allanarle el camino a sus adversarios tradicionales: el PRI y el PAN.
MÉXICO, D.F. A Jesús Zambrano algunos viejos guerrilleros le decían Comandante Tragabalas porque durante un enfrentamiento con soldados se le incrustó una esquirla en la mejilla. Hoy, él mismo se considera “reformista revolucionario”, pues asegura que los tiempos de la apuesta por el cambio violento quedaron atrás y el país requiere transformaciones legales, sin importar que la izquierda vaya en alianza con quien por muchos años consideró enemigos ideológicos y políticos: el PRI y el PAN.
Entrevistado casi a la misma hora en que Enrique Peña Nieto rendía su Primer Informe de Gobierno en Los Pinos –al que fue invitado pero no asistió– y el magisterio disidente desquiciaba la capital con manifestaciones y bloqueos en contra de la reforma educativa, el presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) defiende su participación en el Pacto por México y niega que le esté haciendo el trabajo sucio al gobierno del PRI.
“¡Que digan cuál es el trabajo sucio que le hemos hecho a Peña Nieto!”, exclama Zambrano cuando se le menciona que su partido se convirtió en colaborador del gobierno peñanietista al impulsar las reformas educativa, de telecomunicaciones, hacendaria y energética.
Según el político sonorense un sector mayoritario del PRD decidió impulsar el Pacto porque, afirma, este partido fue su promotor original y porque ninguna fuerza por sí misma podría lograr los acuerdos para las reformas que necesita el país. Además, considera positivas las reformas aprobadas hasta el momento, como la de telecomunicaciones, que, asegura, acabará con los monopolios de Televisa, Televisión Azteca y Telmex.
“Me parece que esto es lo que debe plantearse razonablemente. No estamos ahí con una pretensión colaboracionista, como se dice por ahí, sino con el fin de incidir con nuestras propuestas en las grandes decisiones que se vayan tomando”, puntualiza.
En cuanto a la reforma educativa, cuya aprobación en el Congreso ocasionó las mayores marchas y bloqueos en la Ciudad de México desde el desafuero de Andrés Manuel López Obrador en 2005, la califica como positiva. También asegura que con la creación del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación se elevarán los niveles de calidad en este rubro, pues permitirá que se acaben los privilegios de más de 100 mil comisionados que no trabajan pero sí cobran. Asimismo, dice, se establecerán las bases para crear un nuevo modelo educativo nacional en un plazo de año y medio.
(Fragmento de la entrevista que se publica en Proceso 1923, ya en circulación)
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