AUTOR: PENILEY RAMÍREZ.
Marcela Torres Peimbert inició esta ‘batalla’ contra las refresqueras, contra la opinión de sus compañeros panistas.
Esta “batalla” contra las refresqueras inició al interior del Partido Acción Nacional y ha sido impulsada por una senadora de Querétaro, quien se ha enfrentado a su propia bancada.
Marcela Torres Peimbert va contra sus compañeros panistas, quienes buscaron durante meses retrasar la presentación de la iniciativa.
Va también contra la industria refresquera mexicana y sus cifras de empleos creados, contra las asociaciones de comerciantes, contra los cañeros que han ido a su oficina a decirle que los va a dejar sin trabajo.
A pesar de la presión, que aumenta conforme se acercan los días en que la iniciativa sea votada, se dice convencida de que está haciendo lo correcto.
Defiende su propuesta con cifras.
“En México mueren 80 mil personas al año solo de diabetes, tres de cada cuatro camas de cada hospital público están ocupadas por pacientes cuyos padecimientos son consecuencia de obesidad y sobrepeso.
“Gastamos 60 mil millones de pesos anuales en atender estos padecimientos crónicos, predecibles y no contagiosos. Estamos invirtiendo mucho dinero, con el que podríamos tener hasta otro Seguro Popular, en enfermedades que son previsibles y se deben en muy buena parte al refresco”.
En entrevista con Reporte Indigo, asegura que su propuesta da voz a 70 organizaciones sociales que dan el primer paso con esta medida fiscal para bajar los índices de obesidad y diabetes en México.
> ¿Por qué aumentar el precio?
Las empresas pierden dinero, van a vender menos, eso es lo que buscamos con la medida: desincentivar al consumidor. Los estudios muestran que la primera forma en que un consumidor cambia sus hábitos de consumo son elevando suficientemente el costo de un producto.
El consumidor que es flexible, en este caso así es, migra hacia otro tipo de productos. Cualquier otra cosa que consuma va a ser más saludable que un refresco, porque se considera que un refresco es una sustancia que no contiene ningún valor nutrimental, solamente azúcar y no de caña.
Torres Peimbert asegura que solo una cuarta parte de la industria refresquera usa azúcar de caña, el resto usan fructuosa, que es una azúcar sintética que además está asociada a distintos padecimientos, mucho más perjudiciales que el azúcar de caña.
No se afecta a los cañeros, dice, porque solamente una cuarta parte de lo que producen los cañeros en México va a la industria refresquera.
“México sería el primer país de Latinoamérica que está tomando este tipo de medidas. Ellos han tenido un éxito enorme en toda Latinoamérica en parar estos reglamentos. Somos el parteaguas”, destaca la senadora.
> ¿Cómo surge la iniciativa?
Viene propuesta por 70 organizaciones de la sociedad civil. Me preguntan si yo quiero ser la voz de ellos en el Senado, que va a implicar una lucha muy fuerte y una campaña grande de desprestigio a mi persona, porque se van a enfrentar enormes intereses económicos.
Vienen a proponérmela porque me dicen: es que no ha podido pasar nunca por el cabildeo tan fuerte de los refresqueros.
Cuando estudio la iniciativa, veo los puntos que tienen científicos, sobre todo veo las cifras de muerte y de enfermedad.
A las personas que dicen que este impuesto es regresivo, es decir, que hace más pobres a los pobres, yo lo que digo es que es más regresiva la enfermedad, porque te deja sin producir, sobre todo a la población más vulnerable.
> ¿Por qué no se presentó como iniciativa del PAN?
En mi propio partido hubo mucha resistencia. Tenemos representantes de la industria dentro de mi partido, dentro de mi bancada.
Buena parte de mi bancada no apoyó la medida por la misma razón, porque están ligados a los intereses económicos, porque las refresqueras –hay que decirlo- financian campañas políticas, en mi partido muchas, pero invierten en todos.
La iniciativa incluso tuvo problemas para presentarse, estuvieron postergando la fecha, dijeron que no estaba suficientemente discutida dentro de mi bancada.
Ahora la reforma hacendaria, basada en mi iniciativa, hace su propia propuesta.
> ¿En qué es diferente la propuesta del PRI a la suya?
Yo estaba poniendo dos pesos por porción y sólo estaba tasando las bebidas carbonatadas azucaradas, no los refrescos light ni jugos.
Lo que está dentro de la reforma hacendaria es muy similar, ellos sí están tasando todos los refrescos y jugos que tienen adicionado azúcares y le bajan el impuesto a un peso por litro, que tiene una ventaja porque están desincentivando los grandes formatos de refrescos que son de tres litros.
Yo insisto en los dos pesos por porción porque el impuesto debe ser suficiente para que el consumidor migre a otros productos.
> ¿Cómo le ha respondido la industria?
He tenido múltiples visitas, en distintos tonos, en Twitter me traen frita, inventan avatars, han hecho lo que han podido. No sólo a mí, sino a todos los senadores (de otros partidos) que invité a firmar la iniciativa.
Uno de los argumentos de la industria es: bueno, ¿qué va a pasar con las personas en Guerrero, donde su único alimento al día es una Coca-Cola?
Esas personas no se están nutriendo y los estamos enfermando, literalmente. Cualquier otra cosa que consuman, leche, por ejemplo, será mucho más sana para sus cuerpos que lo que están haciendo ahora.
¿Por qué México se ha convertido en el mayor consumidor de refresco del mundo?
Se debe a la magnífica red de distribución que tiene la industria refresquera, que llegan hasta la última tiendita; a que no es fácil en México tener acceso a agua potable. Solamente el 50 por ciento de las escuelas públicas primarias tienen agua potable en sus instalaciones, igual que en las comunidades rurales y al cambio completo de dieta que hemos tenido trágicamente los mexicanos.
El 45 por ciento de las mujeres madres trabajan, eso implica un acortamiento de tiempo. Es más fácil traer una botella de Coca-Cola y ponerla sobre la mesa que elaborar agua de limón o de cualquier fruta.
> ¿Qué responde a la campaña de las refresqueras acerca de que sus productos sí aportan energía?
Un argumento de la industria es que solamente el 35 por ciento de las calorías que consume un mexicano provienen del refresco. Si consumes las calorías en nopal, tortilla, frijolitos y chile su contenido calórico va a hacer que proceses esos niveles de energía y azúcar en un periodo mucho más largo.
El refresco tiene tal cantidad de azúcar que viene una descarga enorme de insulina y genera energía que al igual que sube, cae.
Al muy poco tiempo, vuelves a requerir ese boom y otra descarga enorme de energía, lo cual es condicionante a la diabetes.
Las personas que consumen un refresco azucarado diario elevan hasta 60 por ciento la posibilidad de ser diabéticos, suponiendo que fuera desde niños.
> ¿Con subir el precio se bajará la diabetes?
Estamos muy conscientes de que el impuesto al refresco no será la única medida que haga que los mexicanos empiecen a modificar sus hábitos alimenticios y a mejorar su salud.
Hay que trabajar en el etiquetado, no te informan con la claridad que se debiera qué es lo que estás consumiendo.
En un refresco te ponen cuántas calorías tiene una porción de 250 mililitros, pero te estás tomando una presentación de 600 mililitros.
Entonces tienes que hacer una regla de tres para investigar cuántas calorías estás consumiendo en ese refresco.
Eso en una población que tiene segundo de secundaria es complicado, pero para un niño es imposible. El etiquetado será en lo siguiente que yo legisle una vez que pase esto.
> ¿Qué opina de la propuesta de que se graven todos los alimentos azucarados, no sólo los refrescos?
A ellos lo que no les conviene es que su marca quede asociada a algo nocivo a la salud, entonces mejor se diluye entre todo lo que tiene azúcar.
(Las refresqueras) dicen: bueno ya, el impuesto no lo podemos evitar, entonces gravemos todo lo que tiene azúcar para que el refresco no quede señalado.
Esto es justamente lo que nosotros estamos buscando, que la gente diga ¡aguas con el refresco! y mejor consuman otra cosa.
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