AUTOR: FRANCISCO MARTÍN MORENO.
Cuando recordé las palabras que Shakespeare puso en boca de Bruto para justificar el asesinato de Julio César: “No amé menos a César, pero amo más a Roma”, entendí que mi amistad con Luis Videgaray no podía ser superior a mi amor por México.
La tendencia tributaria mundial está orientada a gravar el consumo y no los ingresos. La fórmula recaudatoria idónea para México consiste en imponer, para comenzar, un cinco por ciento de IVA universal a alimentos y medicinas para cerrar un círculo virtuoso tributario.
¿Por qué no se cuidó el bolsillo de los sectores de escasos recursos a través de las farmacias del IMSS, de la Secretaría de Salud y del ISSSTE y de los mercados sobre ruedas? Muy simple: AMLO maneja la agenda tributaria en las calles...
Por pánico al tabasqueño se propuso gravar aún más a los cautivos, sin tocar al 60 por ciento de parásitos informales que no solo no aportan nada al financiamiento del gasto público, sino que todavía disfrutan del Seguro Popular que financiamos con nuestros impuestos los mexicanos cumplidos.
Como se acordó recurrir al populismo y crear el seguro a adultos mayores, además del de desempleo, se decidió endeudar al país a razón de 265 mil millones de pesos, solo en 2014. Esa película ya la vimos varias veces en este país. ¡Claro que son vitales dichos seguros, como también lo es que todos los mexicanos tengan empleo, casa, educación, seguridad, se erradique el hambre y que sean felices…! Solo que la manta es chica y no alcanza a cubrir el cuerpo de 120 millones de personas que poblamos “este valle de lágrimas…” Tenemos que entender nuestras dolorosas limitaciones.
Con deuda no, Luis, no se debe repetir el esquema que utilizaste en el Estado de México. No en este momento del país que en nada se parece a los años de Echeverría y su siniestro “carro completo…”.
No es cancelando las deducciones de los contribuyentes cautivos ¡una barbaridad!, ni aumentando la tasa del ISR ni gravando los intereses hipotecarios ni las rentas ni la venta de casas ni las colegiaturas en un país de reprobados ni gravando los dividendos ni atacando a la industria maquiladora ni absteniéndote de reducir el gasto público, como lo hiciera Francia, ni dejando intactas a las más grandes empresas mexicanas que escasamente tributan un cuatro por ciento en relación a sus ventas, ¡una canallada!, como crearemos empleos y riqueza y erradicaremos el hambre.
Luis: si Peña fracasa estaremos poniendo al país en manos de López Obrador que apuesta a la quiebra del gobierno. ¿Ya te diste cuenta que se está frotando las manos y se dice tu mejor aliado? Dos opciones: o te retiras del cargo o retiras tu propuesta, salvo los gravámenes a las utilidades bursátiles, la cancelación de la consolidación fiscal y el IETU, otro aborto tributario.
Mitterrand sostenía que “el buen manejo de error equivalía a mil éxitos”. Si no reconoces que tu planteamiento fue un error, debes renunciar. México te lo va a agradecer y López Obrador te lo va a reclamar…
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