AUTOR: RODRIGO ROJO.
En la reforma, todo está basado en la evaluación del trabajo de los profesores, por lo que no es educativa sino laboral y administrativa. Los cambios a la ley obligarán a los profesores a enseñar bajo la constante amenaza de que sean despedidos.
No se toman en cuenta las malas condiciones de trabajo en las que los maestros se desempeñan y que, en algunos casos, pueden llegar a niveles extremos: en algunas zonas del país los niños acuden a la escuela incluso sin desayunar o las escuelas no cuentan con la infraestructura adecuada.
Todo esto lleva a pensar que “no estamos ante una reforma educativa, sino ante una contra reforma, pues es un paso hacia atrás”.
La lucha que emprendieron los profesores, cada vez con más apoyo de los padres de familia, es para defender que la educación pública y gratuita se mantenga en nuestro país. Uno de los riesgos ocultos de esta reforma es la privatización de la educación pues legaliza los cobros de cuotas y termina con subsidios gubernamentales importantes para mantenimiento de los planteles.
Según la profesora Martha de Jesús, de la sección IX, quien fue invitada por el periodista, esta es la ruta hacia la privatización que se ha seguido en otros países como Chile. Denunció que en algunas escuelas ya se les está cobrando la luz y el agua. El dinero para cubrir estas necesidades tendrá que salir de los padres de familia.
La profesora, al inicio y al final de su intervención, conminó a los asistentes a que se volviera a escuchar una de las arengas más famosas de la Coordinadora: “Para que lo escuche Peña, para que lo escuche Mancera: Se ve, se siente, la CNTE está presente”. Este grito trajo al Zócalo el espíritu de la organización magisterial, a quien la Policía Federal desalojó el 13 de septiembre a través de un violento operativo policiaco.
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