FUENTE: REVOLUCIÓN 3.0/ www.revistahashtag.com.
AUTOR: RICARDO BERNAL.
(19 de octubre, 2013).-Durante el primer debate presidencial celebrado en mayo de 2012, Enrique Peña Nieto, entonces candidato a la presidencia de la República, se comprometió a “bajar el precio de los combustibles y hacerlos menos contaminantes”; asimismo, señaló que en su mandato se aplicarían “impuestos justos y progresivos para que quien más gana pague más”. A lo largo de su campaña, el político priista aseveró en más de una ocasión que acabaría con los llamados “gasolinazos” que caracterizaron el gobierno de su antecesor, Felipe Calderón.
El viernes 18 de octubre de 2013, la Cámara de Diputados aprobó el presupuesto de Ingresos 2014 por 4 billones 470 mil 249 millones de pesos. Sin embargo, debido a que la propuesta de Reforma Hacendaria presentada por el Ejecutivo sufrió una serie de modificaciones, como la eliminación del virtual impuesto a colegiaturas o a los intereses por créditos hipotecarios para la adquisición, reparación o construcción de casa habitación, los ingresos faltantes debieron ser sustituidos a través de otros medios, entre ellos el aumento de los mencionados “gasolinazos”, el incremento de los precios del petróleo y una modificación en la estimación del tipo de cambio entre el peso y el dólar.
En el ámbito de los combustibles esta modificación presupuestaria se expresa concretamente de la siguiente manera, en el caso de la gasolina Magna el litro aumentará nueve centavos mensuales, mientras que el litro de Premium y Diesel se elevarán 11 centavos mensuales. De tal manera que, durante el periodo de Enrique Peña Nieto, no sólo no se eliminarán los aumentos a la gasolina, sino que crecerán.
De tal forma que, ante la debilidad recaudatoria que el Estado ha mostrado en los últimos años, lejos de ensayar soluciones de fondo, la clase política vuelve a echar mano de una salida inmediatista. Ante la falta de voluntad política para disminuir los privilegios de los sectores empresariales más poderosos, las gasolinas y el aumento a los impuestos sobre el consumo se vuelven el recurso más viable.
Así, de manera semejante a Felipe Calderón, quien en su momento prometió no incrementar los impuestos y terminó por hacerlo, Enrique Peña Nieto comienza su mandato incumpliendo sus “compromisos de campaña”.
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