FUENTE: REVOLUCIÓN 3.0
AUTOR: VALENTINA PÉREZ BOTERO.
(06 de noviembre, 2013).- Getúlio Vargas hizo que el 24 de agosto de 1954 anocheciera más negro sobre los brasileños. En el piso del cuarto presidencial, en el Palacio de Catete, encontraron su cuerpo con una nota donde ofrecía su sangre a cambio del rescate del pueblo. Getúlio esbozó el monopolio de los hidrocarburos en Petrobras, la empresa que el gobierno mexicano toma como referente –60 años después– en su propuesta de Reforma Energética para intervenir Petróleos Mexicanos (Pemex) ¿El Partido Revolucionario Institucional (PRI) se refiere al Petrobras de Vargas o al Petrobras que reformó Fernando Henrique Cardoso hace 20 años?
“El ejemplo del Petrobras de hoy sólo se puede tomar como una guía de lo que no se debe hacer” dice el brasileño Paulo Smith Metri, experto en Petróleos Brasileños: “las iniciativas de Cardoso, dar concesiones a empresas extranjeras, fueron la peor reforma en el sector petrolero”, e insiste, “el petróleo es poder, es ganancia, es dominio político ¿qué valor tiene dárselo a alguien más?”
La intervención de Metri, inscrita en el Debate Público de la Reforma Energética convocado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), subraya un aspecto importante: el financiamiento de la exploración de pozos petroleros. El experto brasileño interroga, indirectamente, el discurso del PRI sobre la necesidad de compartir el riesgo en exploración en México, “si traemos petroleras extranjeras como BP, Shell, –con negros historiales en su intervención en países africanos– por su poder de financiamiento, ¿por qué el Estado no le pide a los bancos prestado? Con millones de dólares en reservas es imposible que lo nieguen”.
La propaganda gubernamental sobre la Reforma Energética insiste en que la rectoría del Estado quedaría inalterable a pesar de intervenir dos artículos constitucionales encargados de regir la soberanía de México sobre los recursos de la nación. Enfatizan los vendedores de reformas: reformar no es privatizar. El 6 de noviembre el país amaneció con la noticia, en diarios extranjeros, de una filtración que confirma la sospecha que entre las grandes cúpulas se está pactando –entre gobierno y empresarios– una reforma que va en el sentido contrario del discurso oficial. La apertura al capital extranjero.
Metri, quien ha vivido la consolidación de Petrobras como un monopolio de Estado, su adelgazamiento en la Presidencia de Cardoso y su lenta recuperación durante la administración de Lula, dice que “una empresa del Estado te permite hacerla partícipe en las políticas públicas; en Brasil, por ejemplo, a través del precio del petróleo se está amortiguando la inflación” y puntualiza “las petroleras extranjeras quieren extraer ganancias, no refinar en el país ni obedecer la legislación local”.
Getúlio escribió en la carta que selló su vida: “Quise crear la libertad nacional en la potencialización de nuestras riquezas a través de Petrobras, mal comienza ésta a funcionar cuando la onda de agitación crece”. Las palabras de hace más de siglo y medio, que permitieron construir el andamiaje de desarrollo económico de Brasil, parecen interpretarse en la realidad de México, donde “la agitación crece”.
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