AUTOR: ANTONIO JIMÉNEZ.
Es el compromiso 76 del Pacto por México: crear una policía de élite de carácter civil y entrenamiento militar para las zonas más conflictivas de país. Una idea que suena bien en el papel, pero que ya ha comenzado a infundir preocupación en activistas que ven con desconfianza tanta opacidad en el plan.
La propuesta original de la gendarmería planteaba la creación de un nuevo cuerpo policiaco, “que sea y parezca ser de élite” en palabras del comisionado nacional de seguridad, Manuel Mondragón y Kalb, constituido por militares y marinos, para intentar controlar los asesinatos, secuestros y extorsiones, consecuencias del narcotráfico, en los municipios que son vulnerables ante la gran debilidad institucional y la poca presencia y fuerza policial.
Ante esta noticia, organizaciones de derechos humanos empezaron a expresar su preocupación. Javier Hernández Valencia, representante en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, señaló que las declaraciones de buena voluntad del gobierno de Enrique Peña Nieto para mejorar la situación de derechos humanos en el país parecen ir en sentido contrario de lo que se anuncia como un supuesto cambio, pues con la creación una Gendarmería Nacional — civiles con instrucción militar — la civilidad estaría sometida a una fuerza de carácter militar sin responsabilidades jurídicas definidas en un Código de Justicia Penal Militar.
También alzaron las voces organizaciones, colectivos y activistas sociales, quienes temen que a partir de la creación de este nuevo cuerpo de seguridad se incremente la represión y la desaparición de líderes sociales, pues todavía tienen fresca la memoria de las consecuencias de crimen y tortura que tuvo la creación de la Policía Federal Preventiva (PFP) durante el sexenio del presidente priista Ernesto Zedillo.
En el compromiso 76 del Pacto por México sólo se menciona que esta nueva agrupación se creará como un cuerpo de control territorial que permita el ejercicio de la soberanía del Estado mexicano en todos los rincones del país, sin importar su lejanía, aislamiento o condición de vulnerabilidad.
Estas palabras en lugar de ayudar a clarificar, han generado más dudas y temores.
Para Carlos Fazio, analista político, profesor e investigador en asuntos relacionados con el comportamiento de las fuerzas armadas en América Latina, es preocupante la emergencia de la Gendarmería Nacional cuando en territorios como Guerrero y Michoacán se están desarrollando fenómenos como los grupos de autodefensa y guardias comunitarias. Fazio teme que sea en esos territorios donde se lleven a cabo acciones para evaluar el actuar de esta nueva instancia de seguridad a manera de experimentos contrainsurgentes.
La razón del desdibujamiento del proyecto podría no ser casual: el PRI estaría preparando una estrategia de seguridad que permita la disipación de posibles resistencias que se opongan a sus políticas neoliberales.
Según Juan Salgado Ibarra, profesor del CIDE y especialista en cuestiones de seguridad, en la actualidad la presencia del Ejército en las calles se enfrenta a un vacío jurídico y la propuesta de la creación una Gendarmería permitiría legitimizar a la presencia -y actuar- de militares en las calles.
La legitimidad de la militarización del país está en marcha y la línea que separa a las fuerzas policiales y militares es cada día más compleja. La imagen borrosa de la Gendarmería es peligrosa porque deja abierta infinitas posibilidades, siendo una de ellas la creación de grupos paramilitares. No es por nada que un especialista en la formación de estos grupos sea el principal asesor de seguridad de Peña Nieto.
El pasado mes de agosto, el Secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, informó que la Gendarmería Nacional ya no se va integrar con militares y marinos, sino con civiles que serán instruidos por mandos militares. Asimismo, dio a conocer que la Gendarmería Nacional será una división de la Policía Federal.
De la misma manera el gobierno federal cambió su decisión y de los 50 mil elementos que formarían parte de la gendarmería solo se contará con 5 mil elementos para el primer año de actividad.
El nuevo cuerpo de la Policía Federal contará con dos divisiones: la de proximidad, que realizará patrullajes y tendrá contacto directo con la población, y la de reacción, que llevará a cabo acciones contra grupos criminales o de contención social.
Los requisitos para poder ser integrante de la gendarmería, tanto el perfil de proximidad como el de reacción, son los mismos con excepción de la edad y los estudios escolares, que para el de proximidad exigen tener entre 20 y 37 años y contar con preparatoria; y para el de reacción de 18 a 37 años y contar con secundaria.
También contar con disponibilidad permanente y no contar con impedimentos que imposibiliten cambiar de residencia a cualquier parte de la República Mexicana, así como para cumplir funciones en cualquier horario conforme a las necesidades del servicio. Gozar de buena salud física y mental. No estar suspendido o inhabilitado para ejercer algún cargo en el sector público. No haber sido condenado por sentencia irrevocable por delito doloso, ni estar sujeto a proceso penal y ser de notoria buena conducta con reconocimiento vecinal de la comunidad en que habite.
Hasta el momento se han reclutado a más de mil setecientos cadetes y los recursos destinados a la estructura de la Gendarmería Nacional para este año contemplan de 4 mil 500 millones de pesos, 3 mil millones más de lo que se designó el año pasado.
3 mil millones a un plan que aún se ve difuso.
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