AUTOR: FRANCISCO CASTELLANOS J.
Atenazados por las organizaciones criminales y las guardias blancas, los grupos de autodefensa y las policías comunitarias, Michoacán no ve por dónde recuperar la paz que todos quieren. Hoy, el casi inexistente gobierno de Fausto Vallejo admite que en 47 de los 113 municipios las comunidades organizaron sus propios cuerpos de vigilancia ciudadana. En este escenario, el presidente del PAN, Gustavo Madero, declaró el jueves 21: “Creo que es tiempo de que el Senado haga una valoración objetiva y reconozca que en Michoacán los poderes no están funcionando”.
El propio gobierno estatal admite en un informe la crisis que envuelve a Michoacán, según el cual en 47 de los 113 municipios las comunidades organizaron sus propios cuerpos de vigilancia ciudadana, mientras en otros 50 proliferan las guardias blancas, lo que lo convierte en la entidad con mayor inestabilidad social en todo el país.
A los colaboradores del gobernador Fausto Vallejo les preocupa la existencia de policías y rondas comunitarias en las principales ciudades para proteger a los lugareños de la espiral de violencia. Algunos temen incluso que municipios de Tierra Caliente, la meseta purépecha y la costa, que optaron por armarse a partir de 2011, intenten separarse de Michoacán.
Sin embargo José Manuel Mireles Valverde, miembro del Consejo General de Autodefensas y Comunitarios, tempera los ánimos. Dice que no hay ninguna intención de separación; el propósito, aclara, es limpiar al estado del crimen organizado que se incrustó en los tres niveles de gobierno. Sin embargo, admite que la formación de grupos de autodefensa se aceleró más de lo previsto.
“Creo que vamos muy recio, muy aprisa. Con la toma de Tancítaro (el sábado 16) suman 19 los municipios con autodefensa en la entidad. En unos, esos grupos están consolidados. Nosotros no veíamos esa situación a corto plazo; la idea era correr a los criminales del municipio, de nuestra región”, comenta a Proceso.
El 24 de febrero último, cuando empezó el movimiento en Tepalcatepec, Coalcoman y Buenavista vieron que en Morelia no les importaba, dice el entrevistado. Decidieron que se declararían independientes cuando Aquila se rebelara. Con ello, las autodefensas estarían presentes en 60% de la costa.
“Con ese municipio –expone Mireles– podíamos consultar a los chinos para que construyeran un muelle y comenzar a exportar lo que producimos. Aquila se levantó en armas al mes siguiente. Hablamos con un asesor, quien nos dijo que con 120 mil ciudadanos se hacía un estado independiente. Perfecto, sigamos adelante, le dijimos.
“Le preguntamos qué seguía y él nos pidió levantar las actas de 120 mil ciudadanos y exponer nuestras razones. Ya las teníamos: no le importábamos al gobierno de Michoacán; así de sencillo. Entonces el asesor nos dijo que el trámite en el Senado duraba cinco años. Yo le dije: mejor en un año tomamos todo el estado. ¿Para qué me independizo? Esa es la verdad”.
–¿Aún pretenden independizarse?
–No, ya no. Sólo queremos limpiar el estado; por eso ya nos constituimos en el Consejo General de Autodefensas y Comunitarios de Michoacán. Hay gente en el gobierno que nos acusa de buscar la independencia, muchas cosas, pero lo único que queremos es que (las autoridades) hagan su trabajo. No tenemos por qué andar armados en ningún lado.
No obstante, advierte: los grupos de autodefensa continuarán mientras el gobierno no actúe contra el crimen organizado. “¿Por qué no actúan?”, cuestiona Mireles.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1934 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
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