AUTOR: JENARO VILLAMIL.
De alguna forma, antes de ser siquiera discutida, la reforma energética ya está en marcha. Apenas dos días después de que Enrique Peña Nieto presentara su iniciativa de reforma constitucional, funcionarios de Petróleos Mexicanos recibieron la orden de adelgazar radicalmente a la empresa paraestatal, mediante el recorte de gastos y, en algunos casos, de personal.
En cumplimiento “a las instrucciones del director general” Emilio Lozoya Austin y “conforme los compromisos establecidos con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público”, Solís exhortó a los directores de Pemex Exploración y Producción, Pemex Refinación, Pemex Gas y Petroquímica Básica y Pemex Petroquímica a que “refuercen las medidas para contener el gasto de mano de obra por lo que resta del año”.
Para lograrlo, el directivo les ordena las siguientes medidas: “Disminuir plazas de mandos superiores; restringir la cobertura de ausencias; evitar la sustitución de vacaciones en áreas administrativas; contener al mínimo posible las comisiones administrativas con sustitución; analizar y compactar estructuras; solicitar jubilaciones contractuales con cancelación de plaza; reducir el tiempo extra medido; suprimir el tiempo extra adicional en plazas vacantes y por consecuencia en nuevas contrataciones; cancelar plazas definitivas y temporales”.
La circular, cuya copia posee Proceso, aumentó la inquietud dentro de la petrolera, donde otros informes internos y confidenciales prevén un recorte de al menos 20 mil plazas en los próximos cinco años para disminuir las 150 mil 697 que existen actualmente, de las cuales el 72% corresponden a trabajadores sindicalizados.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1931, ya en circulación)
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