AUTOR: JOSEFINA QUINTERO.
Por la fuerza los hermanos Omar y Miguel Ramírez Anaya, narró su padre, la amagaron con un cuchillo y la subieron a una motocicleta para meterla al hotel Alcazar, donde los dos sujetos la golpearon y abusaron sexualmente de la joven de 20 años.
El mayor de los hermanos, Miguel Ramírez, al final "se quedó solo con ella en la habitación. Tras violarla, intentó matarla. La apuñaló varias veces en el brazo y mano, pero mi hija se defendió, logró voltearle la muñeca y lo hirió con el mismo cuchillo que era atacada".
José Luis Rubio aseguró que el agresor salió herido del cuarto por su cuenta y escapó. Logró llegar a su domicilio donde supuestamente perdió la vida.
"Rubí salió corriendo del hotel, gritaba, pedía ayuda. Logró llegar a una paletería donde explicó que acababa de ser violada y pidió apoyo para llamar a la policía", afirmó el padre según el relato que le dio su hija.
Denunció el ataque, continuó el hombre oriundo del barrio de Tepito, hizo un recorrido en busca del agresor y su cómplice, pero al llegar a la agencia 50 cuando la joven estaba siendo atendida por paramédicos de las heridas que presentaba, Omar, presunto atacante, la acusó de matar a su hermano.
Pese al señalamiento de la joven, el Ministerio Público sólo detuvo a Yakiri, no se le dio atención como víctima y fue consignada al penal Femenil de Santa Martha Acatitla acusada de homicidio calificado.
Sobre la atención que recibió de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, que nos contactó por el llamado de Amnistía Internacional, "más bien fue un regaño. Solo querían saber por qué lo dimos a conocer en las redes sociales, quién nos dijo y hasta dónde ibamos a llegar", señaló el padre, quien también responde: "hasta lograr la libertad de Yakiri, la detención de su agresor y sentar un precedente para que esto no vuelva ocurrir, porque esa zona donde está la justicia, solo es una zona de impunidad".
A José Luis Rubio le resulta poco creíble que su hija, "delgadita y bajita" pudiera con dos sujetos mayores que ella de 33 y 38 años, con un peso superior al de la joven y corpulentos. Reconoce que es una chica hábil, que aprendió a defenderse, pero en su estado, aseguró, "era evidente que fue atacada".
Advierte que los sujetos "son vecinos de la procuraduría y del TSJDF e incluso se contratan como cargadores para los desalojos", además de contar con antecedentes penales, según los reportes de las mismas autoridades.
Hoy en el juzgado 68 penal se determinará la situación de la joven. Familiares y amigos exigen su libertad y denuncian una serie de irregularidades en el expediente para inculparla.
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