FUENTE: PROCESO (REDACCIÓN).
MÉXICO, D.F. (apro).- El general José de Jesús Gutiérrez Rebollo, sentenciado dos veces –una por narcotráfico y otra por acopio de armas de uso exclusivo del Ejército–, falleció hoy en el Hospital Central Militar a los 78 años de edad.
La lucha que encabezó la abogada Lilia Esther Priego, exesposa del general para lograr que Gutiérrez Rebollo concluyera su condena en su domicilio se cristalizó la noche del miércoles pasado, tras estar hospitalizado dos años y ocho meses.
Un juzgado de Distrito de Nayarit ordenó que el general terminara de cumplir su sentencia en prisión domiciliaria debido a sus problemas de salud, pero no resistió y falleció en el hospital.
Gutiérrez Rebollo fue el primer alto mando del Ejército en verse envuelto con el narcotráfico en el gobierno zedillista.
Era titular del Instituto Nacional de Combate a las Drogas cuando las autoridades empezaron a investigarlo, el 6 de febrero de 1997, después que salieron a la luz unas supuestas grabaciones en la que el general y Amado Carrillo Fuentes, líder del cártel de Juárez, discutían sobre pagos que el capo daba al general a cambio de ignorar sus actividades ilegales.
También tenían en su poder fotografías donde el militar y el narcotraficante aparecían juntos, y pruebas de que el departamento en el que habitaba el general de división había sido propiedad del Señor de los Cielos.
A Gutiérrez Rebollo le fueron dictadas dos sentencias: a 40 años de prisión por delitos contra la salud en la modalidad de fomento a la transportación de cocaína, violación a la ley federal contra la delincuencia organizada y cohecho, y a 31 años 10 meses y 15 días de prisión por acopio de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército y transportación de las mismas.
Además, el Juzgado Segundo de Distrito, en Tepic, todavía tenía pendiente un proceso penal en su contra por acopio y transportación de armas de uso exclusivo del Ejército y por ejercicio indebido del servicio público.
En Febrero de 1997, Gutiérrez Rebollo fue encarcelado en el penal federal de alta seguridad en Almoloya de Juárez, y posteriormente fue trasladado al penal federal de Tepic, en Nayarit, al occidente del país.
Por su estado de salud, en abril de 2011 fue remitido al Hospital Central Militar en el DF, donde permaneció hasta hoy pese a que un tribunal unitario falló en su favor para que pudiera purgar el resto de su condena en su domicilio.
Su abogada y exesposa encabezó la batalla legal y en su intento fue secuestrada y ultrajada por presuntos militares durante siete días en junio pasado.
Lilia Esther Priego es una mujer de 1.80 metros de estatura y fue abordada por dos hombres, presuntamente militares, más altos que ella, en un cajero automático de Banamex, en Insurgentes y calle Margarita, en la Colonia del Valle.
La abogada había concertado una entrevista con Proceso para ese día, pero se pospuso una semana durante la que estuvo vendada de los ojos, atada de manos y sujeta a vejaciones.
“Todo el tiempo me dijeron: ‘Te crees muy chingona, ¿verdad?; te crees muy verga. Ya deja de andar de pinche chismosa. Aquí ya valiste madre, ahora sí te chingaste. Dile a ese cabrón pelón que te diga la verdad, por qué pasaron las cosas. Estás caminando por arenas movedizas y no te das cuenta’.
“Ellos sabían de mi vida. Me decían: ‘¿A qué regresaste? Ese hijo de la chingada mejor que se muera’. Me pidieron incluso no decir nada ‘al patrón’”, dijo al semanario una semana después del secuestro (Proceso 1913).
Lilia Esther dijo que sospechaba que sus captores se referían al titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, el general Salvador Cienfuegos Zepeda.
De hecho admitió que sí lo busco y lo mismo hizo en su momento con su antecesor, Guillermo Galván Galván, para pedir atención médica adecuada para el general Gutiérrez Rebollo.
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