FUENTE: REVOLUCIÓN 3.0
AUTOR: ALEJANDRA MORENO.
(17 de diciembre, 2013).- Bruja, puta, zorra, una cualquiera o cualquier nombre que se haya utilizado a lo largo de la historia para nombrar y mortificar a las mujeres que cruzan deliberadamente las fronteras que se les imponen a su vida, mente, deseos y libertad.
Desde hace muchos años, las llamadas “malas mujeres” se han hecho presentes con acciones imperdonables para un Estado patriarcal, aquellas que han abortado, las que han tomado la iniciativa en el sexo, que han tenido muchos amantes, que usan anticonceptivos, que trabajan en empleos típicamente masculinos, que no han querido ser mamás o esposas, que han querido trabajar y dejar a sus hijos en una guardería, las divorciadas, las que viven en unión libre, las que prefieren leer, dedicarse al arte o abrir un negocio a cocinar, las que han dicho que su opinión es tan importante como la de un hombre, las que votan y participan en actos políticos y las que deciden coger con una mujer.
¿Como es la buena mujer?
Heterosexual, de preferencia clase media o media alta, buena cocinera, con un nulo deseo sexual, salvo cuando su marido lo indique; sin afanes emancipadores; obedientes con su suegra; atractiva pero de manera discreta y, sobretodo, dispuesta a hipotecar su existencia al cuidado de su marido, sus hijos y su hogar.
La Iglesia y el Estado son los principales interesados en que esto no cambie, por eso la censura al aborto, por eso las telenovelas muestran mujeres que dedican su existencia a encontrar y mantener el “verdadero amor”. Por eso el poco o nulo apoyo a las madres trabajadoras, la descalificación y falta de derechos de las parejas lesbianas, los comerciales constantes en los cuales se muestra que el logro máximo de una mujer es que su casa esté tan bien trapeada que huela a lavanda -al grado de haber florecitas en el aire cuando su marido llega-, la aterradora cifra de niñas y adolescentes obsesionadas con tener el cuerpo perfecto que la sociedad les dice deben tener, aún cuando eso les cueste la vida.
Pues a mí no se me da la gana ser una buena mujer. Me gusta cuestionar. Me gusta protestar. Cuando una relación me es satisfactoria me quedo y si no, me largo. Me gusta el sexo y lo hago cómo y con quién se me da la gana; porque es mi cuerpo y en él sólo decido yo. Soy madre soltera y francamente me encanta. No me quiero casar. No quiero tener más hijos. Soy activista. Asisto a mítines y marchas cuando son afines a mi forma de pensar. Soy desordenada. Uso mini falda y me puedo comer 10 tacos para cenar sin problema. No me da la gana ser una buena mujer aunque mi abuela y mis tías no lo entiendan, aunque a algunos hombres les dé terror, aunque muchas mujeres me critiquen.
Ya va siendo hora de que las mujeres tomemos nuestro derecho a ser, vivir, vestir y sentir de una manera más alineada a nuestros ovarios y menos a lo que la sociedad espera de nosotras.
Si eso me convierte en una zorra, con orgullo asumo el rol.
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