FUENTE: PROCESO (REDACCIÓN)
MÉXICO, D.F. (apro).- Familiares de las víctimas de la explosión en la Torre B de Petróleos Mexicanos (Pemex) denunciaron que a casi un año de la tragedia que dejó 37 muertos y un centenar de heridos no han podido acceder a la averiguación previa y que tampoco han recibido un peso de indemnización.
Además, dieron a conocer que la juez Noveno de Distrito de Amparo en Materia Penal, María Catalina de la Rosa Ortega, emplazó al titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, para que en las siguientes 72 horas informe si existe una averiguación previa por esos hechos, luego de que la propia dependencia aseguró que no tenía a su cargo la indagatoria PGR/DF/SCZ/CAM/052/13-01.
En conferencia de prensa, familiares de Luis Ojeda Olguín, Gregorio Vite Valderrama y Enrique Bartolomé Martínez, quienes perdieron la vida en la explosión, acusaron a Murillo Karam y Emilio Lozoya, éste último titular de la paraestatal, de asumir una actitud indiferente con ellos.
Los afectados señalaron que hasta ahora sólo han recibido un apoyo mensual de mil 900 pesos por parte de Copicosa, empresa para la que trabajaban las tres víctimas subcontratadas por Pemex, pero la paraestatal no les ha dado nada, pese a que Lozoya les prometió una indemnización.
Señalaron que su drama no acaba ahí, ya que la PGR les ha negado el acceso a la averiguación previa, y ellos quieren saber qué fue lo que realmente pasó el día que sus familiares perdieron la vida. Según las autoridades, la tragedia se debió a una acumulación de gas, pero a ellos no les convence esa versión.
El abogado Jesús Alberto Guerrero Rojas, quien representa a las familias de los deudos, dijo que este asunto “representa la verdadera cara de las instituciones”, y calificó de “lamentable” el trato que se le ha dado a sus clientes.
“Pemex no les ha dado una respuesta, ni siquiera les ha dicho qué ocurrió”, dijo, y agregó que si se aplicara de verdad la ley, a las familias les tocarían 3 millones 800 mil pesos por indemnización, sin embargo, hoy tienen que vivir de prestado.
Una semana después de la tragedia, integrantes de la comunidad científica de México calificaron de inverosímil la versión de la PGR de que la explosión en el edificio B-2 del Complejo Administrativo de Pemex fue causada por concentración de gas metano.
Más aún, tras analizar la información emitida por las autoridades, peritos consultados por la revista Proceso consideraron que el estallido del 31 de enero fue producto de un sabotaje o un atentado.
La noche del 4 de febrero pasado, en conferencia de prensa, el aparato gubernamental encabezado por el procurador Jesús Murillo Karam informó que la explosión que afectó al edificio B-2 fue producto de una concentración de gas natural que detonó a raíz de una chispa producida por los tres trabajadores que daban mantenimiento a los pilotes del complejo.
La versión fue sostenida por peritos españoles, estadunidenses, de la UNAM y del Instituto Politécnico Nacional –expertos en explosivos y en estructuras colapsadas– que fueron llamados por el gobierno mexicano para que determinaran el origen de la explosión, en coadyuvancia con los expertos de la Secretaría de la Defensa Nacional, la Marina y la PGR.
Tres días después, en una conferencia de prensa ofrecida en el auditorio 18 de Marzo de las oficinas centrales de Pemex, el perito Brian Dunagan, vicepresidente de Integridad Operacional Global de la empresa británica SGS, entró en una serie de contradicciones al tratar de confirmar la versión: “La razón por la que están seguros de que fue gas metano es porque en este momento no hay una forma específica de diferenciar sobre el gas metano, no saben exactamente de dónde salió; es lo que están investigando porque pudo haber sido una acumulación”.
Explicó que investigaban “qué otro tipo de gas pudiera haber estado ahí y que hubiera penetrado de manera muy lenta. Va a tomar un largo tiempo poder eliminar todo tipo de gases para saber con seguridad qué gas fue”.
Según Dunagan, para considerar que existe una concentración de metano es necesario encontrarlo en un nivel por arriba de 10%. Si hay mucho metano en el aire no hay suficiente oxígeno para causar una explosión. También indicó que una explosión ocasionada por metano no deja residuos, es una explosión “limpia”. En este caso la explosión fue pequeña, por el bajo contenido de metano. “Por lo que no hubo fuego es porque la concentración de metano era muy poca y por eso se apagó rápidamente.
“Es poco común que se vea una acumulación de gas metano en un edificio tan grande. Fue un accidente desafortunado”, consideró el experto, quien tiene una maestría en administración de negocios por la Universidad de Texas en Austin.
En la conferencia de prensa también participó Mauricio Chequer, director industrial en México de la misma firma, quien expuso que como parte del análisis causa-raíz se investigan tres probables fuentes de la filtración del metano: El suelo, la red hidrosanitaria o un ducto de gas natural que está fuera de operación desde hace tiempo.
A su vez, un experto en física con reconocimiento internacional, quien pidió el anonimato para salvaguardar su situación laboral, declaró entonces a Proceso: “No fue por gas, porque éste se incendia inmediatamente y todo lo inflamable se quema. Por el contrario, si fue un estallido provocado por explosivos, normalmente se crea una gran cantidad de aire en expansión que destruye las cosas por la presión, pero no las quema. No soy perito en explosivos pero creo que si no se quemó nada, o lo que se quemó fue muy poco, realmente fueron explosivos y no gases”.
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