FUENTE: LA JORNADA/DPA.
Washington. El gobierno mexicano ha mantenido una posición "ambigua" e "improvisada" respecto al peligroso fenómeno de las autodefensas surgidas en estados como Michoacán y que podrían convertirse en un "Frankenstein incontrolable", advirtió hoy la organización Human Rights Watch (HRW).
"Da la impresión de que el gobierno ha ido aprendiendo en el camino, improvisando sus posiciones frente a un hecho que es de la mayor gravedad", lamentó el director para las Américas de HRW, José Miguel Vivanco, al desgranar en rueda de prensa en Washington los capítulos regionales del informe anual de la organización presentado hoy en Berlín.
"No hay una política clara en materia de seguridad pública por parte del gobierno de Enrique Peña Nieto", insistió. "El gobierno federal ha sido muy poco claro, de grandes ambigüedades en este tema, y eso ha permitido una gran incertidumbre respecto de cuál es la posición del gobierno federal frente a un fenómeno de la mayor gravedad como es el surgimiento de autodefensas, un cáncer que ha padecido Colombia durante varias décadas".
En este sentido, Vivanco criticó declaraciones que atribuyó al ministro de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, acerca de que las autodefensas "podrían cumplir una labor positiva" y advirtió del grave peligro que supone que grupos civiles asuman tareas de defensa que le corresponden "única y exclusivamente al Estado federal".
"Es muy fácil caer en este tipo de modelos donde se genera un Frankenstein que luego ningún gobierno controla", alertó y citó la experiencia de Colombia con los grupos paramilitares.
"Son grupos que surgen invocando tareas o valores como la autodefensa, se crean inicialmente con personas que participan voluntariamente pero que luego necesitan recursos para operar y los que no lo hacen, tarde o temprano tendrán que hacerlo y si no lo hacen son objeto de extorsiones", con la posibilidad de que cuando ni estos fondos alcancen "muchas veces terminan asociados al narcotráfico que inicialmente combaten", recordó Vivanco.
Para el jefe regional de HRW, el problema de fondo es que para el gobierno de Peña Nieto este tema es "de segundo orden" y por ello "ha estado muy por debajo de las expectativas".
"Hasta ahora, como los derechos humanos, no ha sido prioritario, lo están enfrentando incluso hoy día simplemente como una crisis, pero no como una política bien diseñada para ganarse la confianza de la población local e intervenir de una manera profesional sin que se generen violaciones a los derechos humanos", lamentó.
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