FUENTE: REVOLUCIÓN 3.0
AUTOR: ANTONIO JIMÉNEZ.
La tarde y noche del pasado domingo, se llevó a cabo en estaciones del Metro una manera diferente de llevar a cabo la protesta en contra del aumento de a la tarifa del transporte más usado por los habitantes del Distrito Federal y el Estado de México y en contra las reformas estructurales, al darle a la campaña internacional No Pants! contenido político.
Alrededor de las dos de la tarde empezaron a llegar jóvenes a la Estela de la Luz, con pintura, cartulinas y con mucho entusiasmo para llevar a cabo el #PosMeSalto sin pantalones que se había convocado desde las redes sociales.
Después de una pequeña conferencia de prensa, donde aseguraron que iban a realizar la acción para hacer visible el descontento que todavía existente por el aumento a la tarifa al metro, pero también por las reformas estructurales, el grupo de jóvenes y ciudadanos, aproximadamente unas cien personas, inició el recorrido de la protesta en el metro Chabacano y que continuaría por las estaciones Pino Suárez, Bellas Artes, Chabacano, Centro Médico para concluir en la estación Universidad.
Santiago Fonseca joven de 14 años y estudiante de secundaria que se encontraba participando en la protesta pacífica, aseguro de que a pesar que sabe que es importante participar en ese tipo de eventos para realizar cambios, y más cuando se han aprobado unas reformas insultantes de las que la mayoría de la ciudadanía no sabe nada, le enfurece “que a los mexicanos se les tenga que llevar de la mano en este tipo de cosas, porque si no hay alguien aquí diciéndoles que salten, no se saltan y van y pagan el aumento, lo mismo que sucede con las reformas. Situación que dificulta salir del fondo de los problemas.”
Y es que a pesar de las diversas protestas que han realizado ciudadanos que se aglutinan de manera espontánea en la acción llamada #PosMeSalto al parecer, y con el pasar de los días, ha iniciado una etapa de aceptación de la tarifa del metro. La situación se puede ver de manera minoritaria durante la protesta pues hay ciudadanos que llegan a ofenderse o se oponen a estas acciones.
Sin embargo, Raquel Sánchez, estudiante de la Ciudad de México, y quien portaba un cartel que llevaba escrito “Me reprimen #PosMeEncuero” –en referencia al las condiciones policiales y de criminalización de la protesta social que hay en la capital- expresó que a pesar de la apatía e indiferencia que hay en la población, de las cuales sus razones son complejas, la protesta por el tarifazo y la reformas estructurales es importante “para no dejar caer la esperanza de aquellos que se indignan y hacer notar a la gente que se sigue en la lucha y que no todo lo que se ve en la televisión es lo que está sucediendo realmente. Lo más importante es que la gente nos vea y se una, pues es algo que realmente afecta a todos.”
Durante el recorrido se pudo observar un operativo de seguridad muy fuerte por parte de la Sistema de Trasporte Colectivo Metro (STCM) y la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF).
A pesar de esto el entusiasmo, la sensación de libertad, la acción política, la alegría y las risas al ver los ciudadanos algunos cuerpos semidesnudos nunca decayó. La gran mayoría de los metronautas se dejaban llevar por esa atmósfera que los empoderaba, que les daba valor para cruzar el torniquete “por abajo” o saltando y poder decir con el movimiento voluntario del cuerpo decir no a las políticas que ha implementado el Gobierno del Distrito Federal (GDF).
Finalmente, durante la protesta, un integrante del Colectivo Proyecto 21, un concepto artístico que involucra el arte escénico y algunas manifestaciones derivadas del arte conceptual desde una perspectiva experimental, lúdica, crítica y social, expresó que “todo evento performático es una acción política”.
Sin duda, la acción del pasado domingo fue una acción política, popular y performática. Además, seguro irrumpió por sorpresa en muchos capitalinos.
Probablemente ante el estado policial y criminalizador que se ha apoderado del DF tal vez por ahí está uno de los caminos que la protesta social debería seguir experimentando, para que jóvenes como Santiago logren romper esa ilusión que “no le permite ver el fondo de los problemas en México.”
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