viernes, 24 de enero de 2014

Pese a operativo federal, guerra michoacana ya está en el Edomex

FUENTE: REVOLUCIÓN 3.0
AUTOR: RAÚL LINARES.

Aunque el gobierno federal y los mandatarios de seis estados vecinos a Michoacán se reunieron el lunes con el objeto de evitar el “efecto cucaracha” –luego del operativo federal para golpear a la estructura de Los Caballeros Templarios–, la presencia de este cártel y sus ramificaciones ya se extiende en varias de estas entidades del país.

El ejemplo más terrorífico y, quizá, el más emblemático está a sólo unos pasos del Distrito Federal.

En el Estado de México, a diario se registran enfrentamientos, ejecuciones y secuestros con el característico sello michoacano.

Tan sólo en lo que va del año, se han producido cerca de 51 bajas civiles según un recuento realizado por Revolución TRESPUNTOCERO. El más reciente ocurrió el miércoles pasado en Valle de Chalco, donde apareció una mujer decapitada de apenas veinte años de edad. Su cadáver tenía un mensaje contra un mando policial.


La ejecución, además, se produjo dos días después de la “emblemática reunión” de seguridad donde acudieron, entre otros personajes, Eruviel Ávila y Enrique Peña Nieto. Al respecto, Ávila expresó haber solicitado el poder de “blindar” su entidad de “esos delincuentes” que el domingo por la noche quemaron una tienda de autoservicio en Tecamac.

Pidió sellar los 25 accesos que comparte con Michoacán a través de las fuerzas federales. “Solicité el poder fortalecer aún más los blindajes, los filtros en 25 accesos con el estado de Michoacán y Guerrero, para evitar que se nos vengan para acá algunos de esos delincuentes que operan en dicho estado y evitar que unos de aquí se pasen para allá”, declaró textualmente.

El problema es que la “desbandada” esperada no llegó por alguno de los accesos que mencionó; llegó poco a poco y desde hace años…

La violencia ya está ahí

La mañana del miércoles 22 de enero, vecinos de Chalco en el Estado de México encontraron entre las calles de Tezozómoc y Canal Acapol, el cuerpo de una mujer decapitada. La víctima que no fue identificada, vestía pantalón de mezclilla y una playera negra. Además, tenía las manos atadas y le cubría la piel una mancha de moretones.

Boca arriba, rígida, aguardaba entre sus piernas su propia cabeza en su cabellera teñida de amarillo, ensortijada y dispersa, aparecía en medio pelos ensangrentados junto a una cartulina a la altura de sus pies.

“Ahi esta tu gente subdirector de la municipal de Valle de Chalco bamos (sic) por ti y por todos tus Caballeros Templarios secuestradores hijos de su puta madre Atte: F.M Reforzada”, se leía en el papel marcado con letras negras. No era lo único que decía reclamar:

“Mata niños entre ellos elementos de la municipal… ahi esta tu puta negro Arturo bamos (sic) por ti y por toda tu gente mata niños F.M”, exponía el anverso. Las iniciales, “FM”, anunciaban, como en el 2011, una pugna que mantienen miembros de la Familia Michoacana (FM) y el cártel de Los Caballeros Templarios.

Ambos, en un principio, fueron uno sólo. Constituido como una confederación criminal, donde sus líderes más visibles eran Nazario Moreno el Chayo, Enrique Plancarte la Chiva, Servando Gómez la Tuta, José de Jesús Méndez el Chango, rompieron después de la presunta muerte del primero; deceso hoy puesta en cuestión.

Los lugartenientes de la organización, la Tuta, y Enrique Plancarte Solís, la Chiva, formaron su propia facción en el 2010, los Templarios, quienes actualmente mantienen enfrentamiento con los grupos de autodefensas. Los segundos, a la detención de el Chango Méndez a mediados del 2011, quedaron sin líder y se dispersaron.

A pesar de todo, varias de sus células se mantienen vivas  y han dado muestras de ello en el Estado de México, como sucedió con la ejecución de la joven en Valle de Chalco.

Los enfrentamientos desde el 2006

La presencia de los Caballeros Templarios en el Estado de México no es reciente como tampoco el de sus antiguos compañeros. De hecho, ambos grupos han mantenido presencia en la zona desde el año 2006 en que se creó la primera organización; aunque de la segunda, ha registrado que su presencia data de por lo menos el 2012.

Desde su ruptura y la alianza de los Templarios con una célula delictiva conocida como Guerreros Unidos, comenzó una disputa por la venta de droga y el control de otras actividades delictivas. En ese año, por ejemplo, existen reportes de detenciones por secuestros y homicidios de supuestos integrantes de los Templarios en municipios como Ixtapaluca y Valle de Chalco.

También se les ha relacionado con la colocación de mantas y se les ha incautado droga y armas de alto calibre.

De hecho, a ambos se les ha llegado a relacionar enfrentamientos que han paralizado actividades de regiones enteras, como en el municipio de Luvianos. Lugar donde, por ejemplo, los 23, 24 y 25 agosto del 2012, mantuvieron choques armados en los que se calcula que hubo entre 27 y 32 muertos, así como decenas de heridos.

Su presencia, aunque discontinúa, y a menudo menos aparatosa que en otros lugares, cada momento arroja más muertos que a menudos el gobierno de Eruviel Ávila insiste en ocultar.

Por ejemplo, el pasado 5 de agosto de 2013, cayó uno de sus líderes de la Familia en la zona, Pablo Jaimes Castrejón, alias La Marrana, abatido por miembros de la Secretaria de Defensa Nacional. Días después, el mandatario mexiquense insistió que con el deceso se descabezaba la organización en por lo menos 3 municipios… pero la violencia siguió y se hizo más patente en Los Reyes la Paz, Ciudad Nezahualcóyotl, Chalco, Coacalco, Ecatepec y Cuautitlán.

“De acuerdo con informes internos del gobierno mexiquense, en los últimos cinco años las pugnas entre La Familia y Los Caballeros Templarios y Guerreros Unidos –estos últimos ligados a Los Zetas– han cobrado 2 mil 221 vidas”, reportó poco tiempo después la revista Proceso.

Las dudas en torno a las estadísticas

Sin embargo, la información del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) sostiene lo contrario. En el año 2000, cuando inició la llamada “alternancia democrática” en México y la entidad la gobernaba Arturo Montiel, el SNSP reportaba que en el 2000, existieron cerca de 2 mil 726 homicidios dolosos anualmente.

Esta tendencia se mantuvo en un promedio de 2 mil 810 por año.

Estas cifras, no obstante, cambiaron de repente en la entrada de Enrique Peña Nieto. En el año 2005 en que resultó electo y asumió la gubernatura, la cifra bajó poco más de quinientos asesinatos dolosos en un santiamén. Con 2 mil 313 asesinatos al primer año, pasó a 2 mil 766 en 2006, 1 mil 127 en 2007, 1 mil 261 en 2008, 1 mil 345 en 2009, 1 mil 153 en 2009 y cerró su sexenio con 1 mil 512.

Esto representa que mantuvo una media anual de 1 mil 912 asesinatos dolosos por año.

En aquellos años, buena parte de la información estaba incompleta. Hasta el 2008, los criterios que evaluaban las armas con las que se cometían homicidios, se mantuvieron secretos. En la actualidad, reporteros de la zona que me pidieron omitir su nombre, sostienen que es casi imposible obtener estadísticas reales proporcionados por la Procuraduría estatal.

Pese a todo, los recuentos que han hecho ellos mismos hablan de asesinatos y ejecuciones diarias.

Este vacío, no obstante, es casi imposible de subsanar con las notas de prensa, ya que en algunos municipios no existe información concreta y no existen reporteros de base. De hecho, un reciente informe de la organización Artículo 19, sostiene que este estado es el penúltimo en el ranking nacional por fallas de acceso a la información pública.


En el primer año de gobierno de Eruviel Ávila, según informó este mismo sistema, ocurrieron cerca de 2 mil 130 asesinatos dolosos y 3 mil 897 en el 2013. Un incremento del 38% respecto al último registro de su antecesor.

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