FUENTE: REPORTER INDIGO.
AUTOR: GEORGINA HOWARD.
La flora y fauna que habitan en la reserva ecológica de la Laguna de Chacagua está moribunda, mientras los habitantes de Cerro Viejo viven en el abandono y el olvido.
En cada rincón de Villa de Tututepec se respira hambre, pobreza y abandono.
Un abandono que se trasluce en los habitantes de esta región.
Son 5 mil personas de ocho comunidades los que comparten la Laguna de Chacagua. Una reserva ecológica que cada día muere junto con las especies de flora y fauna que en ella habitan.
Testigos del ecocidio que ha causado el cierre de la boca-barra de Cerro Hermoso -principal vía de comunicación del sistema lagunar costero con el Océano- los habitantes han tenido que migrar hacia otros lugares para sobrevivir.
Su principal sustento, el turismo y la pesca, se terminó desde hace más de 10 años. La falta de agua marina en el sistema lagunar acabó con los animales de la región.
La boca-barra había estado funcionando adecuadamente durante los últimos 30 años.
Sin embargo, de 2004 a 2006 Conapesca realizó obras de rehabilitación lagunar en el canal de Cerro Hermoso para que entraran embarcaciones más grandes.
Lo hizo sin tomar en cuenta la opinión de los pobladores.
Una nula investigación oceanográfica y pésima planeación con parte de ese organismo de Sagarpa ocasionó que en 2008 la boca-barra se azolvara.
Desde entonces se encuentra cerrada y con un proceso de flujo hidráulico decadente, lo que ha causado un grave daño ecológico a toda la región.
Pescadores y prestadores de servicios acudieron a las autoridades federales y locales para denunciar la contaminación que había generado la oclusión de la laguna. También pidieron que se rehabilitara.
La solicitud fue entregada el 13 de agosto de 2008 a la Comisión de Pesca de la Cámara de Diputados, la oficina Federal de Atención a la Ciudadanía del presidente de la República y al secretario particular del gobernador del Estado, en ese entonces, Ulises Ruiz.
Pero nada ocurrió.
Han pasado más de cuatro años y la Laguna de Chacagua se sigue muriendo.
El fraude de la draga
Para principios del 2012, el comisionado nacional de Acuacultura y Pesca, Ramón Corral Ávila, propuso un proyecto de dragado para la Laguna de Chacagua, el cual abarcaría 18.35 kilómetros.
Se designó a la empresa constructora Hidropac S.A. de C.V. y el subdelegado de Conapesca, Ramón Velázquez Hernández, eligió a la sociedad cooperativa Alotengo como la beneficiaria del apoyo para la ejecución de la primera etapa de la obra.
A través de la suscripción del convenio de concertación celebrado con Sagarpa-Conapesca, Alotengo recibió los recursos. El documento fue entregado al subdelegado.
Se destinaron 28 millones 570 mil pesos para ese proyecto. Según se informó a los pobladores, de ese total, 3 millones serían destinados a la supervisión. Sin embargo, no les dijeron quién realizaría esa función.
La draga llegó hasta el 5 de septiembre de ese año, y fue abandonado a principios de enero del 2013.
Solo trabajaron cuatro meses y medio, no dieron cuenta de los recursos y dejaron las cosas igual.
La boca-barra sigue cerrada y está matando a la Laguna de Chacagua, a la reserva de manglares y a sus especies.
‘Estamos a tiempo’
Jorge Valencia González, coordinador de un grupo de especialistas en arquitectura, biólogos marinos, topógrafos, oceanógrafos, ingenieros ambientales, explicó a Reporte Indigo la situación actual de la Laguna de Chacagua.
Al cerrarse la boca-barra se produce una interrupción entre la interacción del agua salada con la dulce, lo que provoca la desoxigenación de la laguna y una disminución en el ecosistema de la misma.
La construcción de la escollera -un conjunto de materiales pétreos que se ponen para quitarle la fuerza a la ola- fue mal ubicada, por lo que se sedimentó la arena.
“Debió tener un ángulo de inclinación favorable para que interactuaran las dos aguas, así que, lejos de ayudar se generó un ecocidio en la laguna”, explicó.
La primera escollera se construyó en 1972 y sigue funcionando, la otra se edificó en el 2006 y es la que propicia la retención de sólidos, la contaminación, la muerte de los peces y la migración de aves.
Este grupo de especialistas presentó un proyecto a la dirección del Parque Nacional -donde se asienta la laguna- para desazolvar la boca-barra y los canales internos.
Pero eso es solo un mejoralito, reconoce Valencia González.
“Estamos a tiempo antes de que muchas especies desaparezcan definitivamente porque el ecosistema ya no aguanta mucho”, advierte.
El especialista explica que se requieren dos dragas con una tubería de succión de 18 pulgadas cada una, trabajando las 24 horas del día, por 6 meses, para remover 4 millones de metros cúbicos de arena.
La arena no solo se debe acomodar a la orilla, las dragas deben hacer un depósito e instalar una planta de rebombeo para que la saquen al mar y no regrese, como ha sucedido hasta ahora.
Además, agrega, se deben construir más metros de escollera de rompimiento y escollera retenedora para evitar que la arena del mar entre a la laguna.
Solo así, asegura Valencia González, se podrá revivir al manglar y volver a colonizar las especies de flora y fauna que ya están extintas.
Viven en el abandono
Ramón Meza, regidor de Finanzas del Municipio, explicó que la Laguna de Chacagua es un centro turístico importante para sus habitantes.
Sobre todo, dijo, porque el turismo se convirtió en el principal sustento de los pobladores que hoy migran a otras regiones, dejando tras de sí chozas abandonadas y desesperanza.
Fue en los años 80 cuando comenzaron a sentirse los problemas en el desahogo de agua de la laguna, recuerda el funcionario.
Comenzaron en esa época los trabajos para poder hacer un espigón y abrir la boca-barra, lo que duró siete años.
Fue hasta que llegó el huracán Paulina en 1998, dice, cuando su fuerza logró drenar la laguna.
El turismo creció y la pesca fue abundante.
Se hicieron proyectos para construir dos escolleras que evitaríanel cierre de la boca-barra de Cerro Hermoso.
Pero fue un fracaso.
Se construyó un espigón en medio de la corriente entre la laguna y el mar, lo que fue causando la acumulación masiva de arena en la boca-barra.
Se cerró la boca-barra, se perdió la bahía, se acabó el turismo, subió la salinidad de la laguna y comenzaron a morir a las especies y la reserva de manglares.
“Ahora solo vemos a gente que quiere sacar provecho”, asegura Meza, “vienen, piden cooperación a los pobladores para ayudarlos y luego se olvidan de ellos”.
‘Nos quedamos sin nada’
Lucila Hernández, una de las pobladoras de Cerro Hermoso, recuerda con desánimo que desde que se cerró la boca-barra, se murió la bahía, su único sustento.
“Eso se acabó, nos quedemos sin nada que ofrecerle a nuestros hijos, no pueden estudiar, no tenemos muchas veces ni para las tortillas.
“Estamos con hambre todo el día, cuando agarramos un pescadito lo tenemos que partir en pedacitos para darle a nuestros hijos”, asegura la mujer.
Para Carlos Chávez Quiroz, integrante de la cooperativa pesquera de Zapotalito, el cambio climático que trae lluvias escasas y el crecimiento de la población, son dos factores más que han contribuido a la contaminación de la laguna.
Hay deforestación en la parte alta del cerro porque al no tener pesca mucha gente se ha dedicado a sembrar, pero cuando llueve todos los químicos que se usan para las cosechas van a parar a la laguna.
Al cerrarse la boca-barra se muere la cría del camarón que ya no puede entrar a la laguna.
Además, las embarcaciones ya no pueden llegar al mar para pescar por los bancos de arena que se acumulan en la profundidad de todo el sistema lagunar.
“Las cooperativas pesqueras luchamos con el gobierno del estado y presidente municipal pero no hemos sido escuchados, los proyectos no se aprueban”, asegura.
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