FUENTE: REVOLUCIÓN 3.0
AUTOR: Armando Bartra
Para el doctor Armando Bartra, estudioso en asuntos agrarios y académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, la violencia que azota varias regiones de México, invariablemente está relacionada con al desmantelamiento y crisis del campo. El sello es inminente: quienes matan y mueren en la guerra a menudo son gente pobre.
“Hay un hecho que nos puede confirmar esta hipótesis”, señaló en entrevista para Revolución Trespuntocero: “al desmantelarse el campo en el que estaba sustentada gran parte de la economía mexicana en el siglo XX, se creó una masa de gente pobre que ha emigrado o buscado otros medios de vida; uno de ellos puede ser el narcotráfico.”
La máxima lo confirma:
El modelo neoliberal que comenzó a gestarse en el sexenio de Luis Echeverría, pero que encontró su máximo expresión en el gobierno de Salinas, se agudizó precisamente con una reforma que asesinó la estructura agrícola mexicana, sustentado, en el artículo 27 de la Constitución. De ahí vino el Tratado de Libre Comercio con América del Norte y un fenómeno de empobrecimiento.
Pero lo mismo está pasando con la reforma energética que recientemente logró el gobierno Peña Nieto. Si bien la agricultura está destruida, lo que vienen son la guerra por los recursos naturales, sean éstos el gas, el petróleo, la electricidad.
La resistencia a su destrucción, aunque aislada, cada vez menos articulada y con menos poder de representación en estructura política nacional, es llevaba a cabo por movimientos sociales vinculados al campo y los recursos, cuyo sesgo característico es su localidad, dispersión y heterogeneidad, pero arraigados al territorio.
Advierte:
‒Lo que veremos y ya está sucediendo, es que las grandes organizaciones campesinas mueren o están en proceso de desmantelamiento; ya no hay grandes frentes únicos y centrales que se movilicen para pedir tierras o defender los ejidos como sucedió en el sexenio de Echeverría, por ejemplo.
“Lo que vemos hoy es un movimiento de resistencia disperso pero que están dando lucha para oponerse a la tala de los bosques, a las mineras, que luchan para que no les construyan una carretera en su comunidad; o bien, se arman para oponerse a un ejército de ocupación como el narcotráfico. Todo esto está englobado en lucha por el territorio finalmente”, reiteró.
La guerra que hoy mantienen los diversos grupos de autodefensa en Michoacán y el cártel deLos Caballeros Templarios, a su vez, responde a esta misma lógica. Recientemente, Hipólito Mora, líder de autodefensas en La Ruana, declaró que su levantamiento armado estalló una vez que la delincuencia organizada comenzó a incendiar las empacadoras de limón y aguacate. Otra vez el campo.
Este mismo estado de occidente, a contracorriente de lo que pasa en otros lugares, es el mayor exportador de productos agrícolas a nivel nacional: 40% del aguacate que se consume en el mundo, por poner un ejemplo, proviene de ahí.
Las ventas externas de palta Hass, el de mayor calidad y apreciación, hasta el 2011, escalaron a una tasa interanual de 47.1% para llegar a 990 millones de dólares.
‒¿Qué es lo que está pasando ahí?
‒Lo que está sucediendo es un proceso de conversión de cultivos. En los últimos treinta años, poco más, el aguacate empezó a extenderse en donde antes había ganadería: concentración de tierras. Entonces digamos que hay productores de aguacateros de dimensiones grandes aunque no agroindustriales; lo mismo podríamos decir del limón, del mango y de la fresa.
“En Michoacán hay una agricultura campesina –en el amplio término de ‘campesino’–; la agricultura industrial, financiera es de miles y miles de hectáreas. Yo creo que en Michoacán hay una sociedad campesina y también mestiza. Que no por ser mestiza le quita que pertenezcan al mundo rural y, al igual que los demás, van a pasar sobre ellos.”
“Ahora, en el caso de lo que tenemos en Tierra Caliente, es una defensa de la sociedad rural; es una sociedad rural de campesinos –que hay también pequeños y medianos. Es una sociedad que está poniendo la vida, el pecho por delante, en defensa de su territorio. Esto es importante. Porque lo mismo está pasando en Guerrero, que en Sonora que se están oponiendo a la construcción del acueducto, etcétera.”
‒Un reciente estudio de la investigadora Flavia Echánove Huacuja, decía que un 80 por ciento de las empacadoras que están instaladas en la zona de Tierra Caliente y tienen participación de capital norteamericano. ¿Qué me puede decir de esto?
‒Mira, lo que yo no quisiera hacer es vender una idea completamente falsa. Y es que en términos de clase, los limoneros, los aguacateros, los freseros y ganaderos no son una bellísimas personas.
“Sí, pagan malos salarios a sus jornaleros o cortadores y no permitan que tengan derechos laborales. Están asociados con grandes transnacionales –que muy probablemente lo estén. Y son, en términos locales, un poder caciquil; pero esto no debe llevar a olvidar que están enfrentados a una amenaza.
“Primero fueron Los Zetas, luego La Familia Michoacana y ahora son Los Caballeros Templarios; todos en conjunto los saquean y les roban. Entonces, lo que estamos viendo es que están reaccionando. Lo mismo está pasando que en Morelos cuando el zapatismo se levantó en armas durante la Revolución y le declararon la guerra a las haciendas.
“Es una reacción de las sociedades rurales, que son muy diversas en nuestro país, pero que resisten a ejércitos de ocupación: amenazados por las presas, amenazados por las minas, amenazados por el narco. Y las sociedades rurales se defienden. Ya lo ves porque ahí están: por ejemplo, Coetzalan, Sierra Norte de Puebla: amenazados por las mineras y los desarrollos turísticos.
“Pero también empresarios turísticos están en oposición, porque si no se defienden, se los va a llevar la chingada. Entones, en la defensa del territorio, las diferencias de clase pasan, temporalmente, a segundo término. ¿Por qué? Porque todos están contra la pared y la violencia que se genera entorno a ella, es parte de la lucha por la defensa de los recursos o su apropiación.”
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