FUENTE: LA JORNADA.
AUTOR: ARTURO CANO.
El edil Guillermo Valencia, señalado como miembro del cártel, gobierna desde Morelia. Los criminales se convirtieron en policías, jueces, ministerios públicos, dicen autodefensas.
Tierra Caliente, Mich,. 5 de febrero: El 20 de noviembre, después del desfile, hubo gran fiesta en Tepalcatepec. La gente se reunió a beber afuera de las vinaterías. Así lo hicieron en 2012, frente a un negocio sobre la calle principal, el alcalde Guillermo Valencia y sus amigos.
Mucha gente fue llegando, entre ellos Juan Cervantes, el borrachín más famoso de la región, que bebe a diario y divierte a todos. Toma puro martelito, dice, divertido, el dueño del negocio, quien incluso muestra fotos y videos del personaje.
Una lideresa de las autodefensas de Tepalcatepec –o Tepeque, como le dice todo mundo por acá– dice que estaban ahí Enrique Kike Plancarte, una de las principales cabezas de Los caballeros templarios y Jesús Vázquez Macías, El Toro, jefe de plaza.
Los amigos se divertían con las anécdotas de Juan Cervantes. Tanto que El Toro se entusiasmó:
–Hay que hacerle una estatua a Juanito.
–Hecho –respondió el alcalde.
El dueño del negocio dice que sólo fue una ocurrencia de amigos y no quiere hablar de la presencia de los templarios ese día. “Fue idea de Memo. Eran puros amigos, de lo otro no sé”.
La lideresa de las autodefensas no tiene dudas: “¡Cómo carajos que no, Memo era de ellos!”
El caso es que a los pocos días llegó un escultor de Querétaro y le tomó fotos al borrachín. Hoy la estatua de Juan Cervantes invita a decir salud desde un camellón. Es pequeña y de colores. En la base no hay ninguna leyenda que atribuya su construcción al ayuntamiento. Sólo grabaron la frase célebre de Juanito, inmortalizada por instrucciones de El Toro: Si dejo de tomar, me muero.
El Toro, como se sabe, es uno de los siete cabecillas de Los caballeros templarios cuya detención han exigido las autodefensas. El 28 de enero recibió auto de formal prisión, acusado de portación de arma de uso exclusivo de las fuerzas armadas, posesión de cartuchos útiles, delitos contra la salud y narcomenudeo.
Está recluido en el penal de Villa Aldama, Veracruz, donde también se encuentran encarcelados miembros de las autodefensas.
El deslumbramiento de Memo Valencia
A la entrada del palacio municipal de Tepeque hay dos policías federales y de la cornisa cuelga una fotografía del alcalde Guillermo Valencia. “Caballero templario mayor”, le han pintado con plumón negro.
Valencia no puede regresar a su municipio porque las autodefensas lo acusan de estar ligado a los templarios. Él dedica su tiempo a gobernar desde Morelia.
Hace unos días acudió a la delegación de la Procuraduría General de la República en la capital michoacana para ponerse a disposición de la autoridad. Se quejó entonces de que pese a que denunció las situaciones que ocurrían en su municipio antes del surgimiento de las autodefensas, la Federación anterior ni la de ahora nos hizo caso.
El pasado lunes se hizo acompañar por sus homólogos de Buenavista Tomatlán, Luis Torres Chávez, y de Aguililla, Jesús Cruz, quienes están en la misma condición de gobernantes a control remoto.
Nos han pedido esperar un poco hasta lograr que haya más tranquilidad y que la gente tenga más confianza, dijo Luis Torres, sobre la recomendación de la autoridad federal.
El acuerdo firmado por las autodefensas y el gobierno el pasado 27 de enero indica que se harán auditorías a los ayuntamientos de la Tierra Caliente y también, en su último punto, que se aplicará todo el peso de la ley a los funcionarios estatales y municipales contra los cuales existan pruebas.
A Valencia el tema parece tenerle sin cuidado, porque él atribuye las acusaciones en su contra a que las autodefensas las encabezan quienes fueron mis rivales en los comicios.
En la región algunos dan crédito parcialmente a su versión: “Lo de Memo es un problema personal. La familia de su esposa lo trae a raya por una supuesta infidelidad”, dice un funcionario del gobierno estatal.
La misma fuente, sin embargo, asegura que “Memo se dejó querer” por los templarios. Y añade: Se acercó a ellos y se dejó seducir, porque le pusieron los espejitos de que podía aspirar a la gubernatura. Lo deslumbraron.
La fuente confirma que en los pasados comicios locales, celebrados en 2011, el cártel de los templarios ordenó votar por el PRI. “En una ocasión, una brigada de activistas del partido iba a una comunidad de Tumbiscatío cuando se le apareció un convoy de los templarios. Los revisaron y los interrogaron. Antes de dejarlos ir les dijeron: ‘Pues vayan, pero ni sabemos para qué van, por allá va a ganar el PRI’”.
En anteriores comicios, sigue la fuente, el cártel se había decidido por el PRD.
–¿Por qué cambiaron de partido?
–Tal vez la confrontación con Leonel (Godoy, gobernador de 2008 a 2012). El bombazo en Morelia fue para enemistarse con él.
Las lacras, en todos lados
Nadie duda que Los caballeros templarios están en todo.
Fuera de la Tierra Caliente, y aun en municipios calentanos donde no han llegado las autodefensas, son los cobradores de impuestos, los garantes de la seguridad y la justicia, los acaparadores del maíz y del ganado, los dueños de las empacadoras de limón y de la distribución de ropa usada.
Se convirtieron en policías, ministerios públicos, en jueces, en todo, dice el abogado Francisco Valdovinos, integrante de las autodefensas en Coahuayana. Valdovinos fue, para más señas, defensor del ex alcalde Audel Méndez Chávez, quien sólo pasó un mes arraigado y fue uno de los primeros liberados del michoacanazo.
En conversaciones con los líderes de las autodefensas salen siempre a relucir datos sobre las conexiones de los templarios con tal o cual general del Ejército o con algún mando de la Marina. Los nombres cambian de municipio en municipio, pero hay una constante: la certeza de que el gobierno estatal está absolutamente involucrado con el cártel.
En los registros de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos están, por ejemplo, las afirmaciones del ingeniero agrónomo Estanislao Beltrán, Papá Pitufo, ahora vocero de las autodefensas: “Nosotros no creemos nada en el gobierno del estado (…) Jesús Reyna (secretario de Gobierno estatal) es un caballero templario”.
Este miércoles, con Carmen Aristegui, el médico José Manuel Mireles abordó el tema, a propósito de la inversión millonaria anunciada por el presidente Peña: “Necesitamos que haga una limpieza total, que se erradiquen a esas lacras, porque actualmente las tenemos en todos lados: en las presidencias municipales, en el Congreso y en el gobierno estatal…”
Mientras la complicada maraña de intereses que se ha documentado en estos días se mantenga, ¿será posible creer que juntos vamos a lograr el rescate del estado, como sostiene la propaganda oficial?
Guillermo Valencia prepara su retorno a la alcaldía de Tepalcatepec. Otro presidente municipal recuerda su llegada a una de las reuniones a las que los templarios lo obligaban a asistir: “Se dio abrazos con varios de los presentes y preguntó: ‘¿Y yo para qué, si ya quedamos de acuerdo?’ Le respondieron: ‘Para que ellos no se cisquen’”.
A pesar de que le resultaba divertido, cuentan que El Toro despojó a Juanito de una camioneta, un día antes del levantamiento ocurrido el 24 de febrero de 2013. Las autodefensas la recuperaron y ahora la traen ellos, porque Juanito ya no la quiso.
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