FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JESÚS CANTÚ.
MÉXICO,D.F: Las fuerzas que conforman la izquierda mexicana saben que solamente la unidad les permitirá lograr la consulta popular en el 2015 e intentar, por esa vía, echar abajo la reforma energética aprobada en diciembre pasado por el Constituyente Permanente; pero los líderes de los diversos partidos políticos –principalmente del PRD y del naciente Movimiento de Regeneración Nacional (Morena)– también entienden que tienen que posicionar liderazgos fuertes y diferenciarse de sus competidores más cercanos para obtener buenas participaciones electorales en las elecciones de 2015.
Andrés Manuel López Obrador anunció formalmente la integración de su propio partido el 9 de septiembre del 2012, tras los comicios presidenciales. Su decisión, desde luego, representa un gran desafío para la conformación de la nueva fuerza política, pero también para los tres partidos que conformaron ese año el Movimiento Progresista (Partido del Trabajo, Movimiento Ciudadano y PRD), pues saben que buena parte de los militantes, simpatizantes y votantes del nuevo instituto saldrán de sus filas.
Por otra parte, los dirigentes del PRD –particularmente los de Nueva Izquierda– saben que entre la sangría que les provoque la creación de Morena y los costos electorales que les represente su participación en el Pacto por México, en 2015 su votación se puede reducir a la mitad o menos de la mitad de la que obtuvo en 2012 y rondar apenas una décima parte de las preferencias del electorado mexicano…
Fragmento del análisis que se publica en la edición 1944 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
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