FUENTE: PROCESO.
AUTOR: NOÉ ZAVALETA.
XALAPA, Ver. (apro).- La mañana del pasado martes 11 Javier Duarte de Ochoa, gobernador de Veracruz, lucía sonriente. Caminaba por el Circuito Quetzal de esta ciudad, seguido de sus escoltas. A su paso, dejaba aromas de loción, mientras sus ocho guardaespaldas impedían que los reporteros se le acercaran demasiado.
Horas antes, en la noche del lunes 10, Duarte había sido notificado del hallazgo de una fosa clandestina en la colonia “El Rosario” de Las Choapas. Entre la prensa y el círculo político circulaba la versión de que en ese lugar habían sido encontrados tres cuerpos, entre ellos el del reportero de Liberal del Sur y Notisur, Gregorio Goyo Jiménez de la Cruz.
Sin embargo, Duarte de Ochoa mostraba constantemente una amplia sonrisa. Le daba palmadas y abrazos al alcalde de la capital del estado, el priista Américo Zúñiga, y un saludo fraterno al diputado local del PRI, David Velasco. En ese ambiente festivo, el mandatario se refirió al caso Gregorio Jiménez: “Pronto habrá noticias… La Procuraduría será la encargada de dar los avances en la investigación”.
¿Noticias buenas?, preguntó la prensa.
–“Sí” –, reafirmó el mandatario.
Media hora después, el empresario periodístico y diputado local de la coalición PRI-Nueva Alianza Eduardo Sánchez Macías difundió la versión de que el periodista había sido encontrado con vida.
Sánchez prometió que el gobierno de Veracruz y la Procuraduría General de Justicia del estado (PGJE) ofrecerían los “pormenores” del caso en las próximas horas. Incluso felicitó a los reporteros de Xalapa por ejercer presión para que Gregorio Jiménez fuera liberado.
Mientras tanto, Duarte se apegaba a cumplir su agenda. Alrededor del mediodía inauguró una obra de un colector sanitario en una zona residencial de esta ciudad. Prometió invertir 60 millones de pesos que beneficiarían a 300 mil veracruzanos.
Horas más tarde, en la sede de PGJE medio centenar de reporteros, algunos con caras largas, otros desencajados, unos más al borde del llanto, esperaban lo inminente: la confirmación, por parte del fiscal Amadeo Flores, de que Goyo había sido asesinado. Los funcionarios lo reafirmaron.
Al mismo tiempo, en el municipio más turístico del territorio veracruzano, el gobernador Javier Duarte se vestía como bombero honorario para supervisar la labor de los elementos de Protección Civil mientras sofocaban un incendio en el hotel Holiday Inn.
“Esta es una prueba más de la eficacia y la eficiencia de los sistemas de Protección Civil, de los cuerpos de Bomberos y de todos los elementos en materia de protección y seguridad del ciudadano”, destacó Duarte.
Sobre el homicidio de Gregorio Jiménez no pronunció ni una sola palabra.
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