FUENTE: REVOLUCIÓN 3.0 (REDACCIÓN)
(6 de marzo, 2014).-La joven Yakiri Rubí Rubio estuvo recluida por meses en Santa Martha Acatitla por defenderse de su agresor sexual el pasado 9 de diciembre cuando arribó a la agencia número 50 del DF para interponer una denuncia por secuestro y violación, sin embargo, la justicia actuó en contra de ella.
Entonces inició una campaña ciudadana que exigió su liberación. La opinión pública, periodistas, activistas y defensores de derechos humanos presionaron, por lo cual, antier se rumoraba sobre su posible fianza. Fue un hecho. No obstante, papeleos burocráticos alentaron todo el proceso y, finalmente, saboreó el aire lejos de los barrotes carcelarios.
Para la joven este episodio le trae un sabor amargo en la boca, pues según recuerda: ”Cuando yo voy, ellos (los policías) me dicen que confíe en ellos y que todo va estar bien porque me van a ayudar, pero resulta que no recibo ayuda de ninguna forma”.
Yakiri, una víctima más del sistema penitenciario mexicano cuyos derechos humanos no preservó, al ser liberada, todavía no pasaban ni 24 horas cuando se desahogó: ”Parece que una mujer por defenderse, es un delito. Eso fue lo malo que hice yo; defenderme. Lo conveniente para la justicia era que me dejara matar después de lo que hicieron”.
Los momentos dentro de aquellos cubos grises junto a presidiarias -que quizá como ella permanecían en situación injusta- los rememora desde su entrada, así como las constantes amenazas y agresiones provenientes de los familiares de Miguel Ángel, el agresor fallecido, y su hermano Luis Omar Ramírez.
Empero, reconoció Rubí Rubio el esfuerzo de la ciudadanía presionando día y noche ante las instancias gubernamentales y los funcionarios a cargo de las instituciones que la castigaban. Lo anterior fue una de las razones que más pesó para que ella adquiriera valor para sobrevivir y continuar en la lucha or su libertad.
También detalló ante sus familiares, amigos y quienes hicieron suya la causa -ya fuera desde las calles, las redes o las redacciones- que exigiría justicia contra Omar, el agresor sobreviviente, a quien ella denunció ante la autoridad capitalina, sin saber que se trataba de ellos.
Y no ha acabado todo para ella, puesto que ha recibido amenazas, de acuerdo con su versión, por parte del gemelo de Miguel Ángel, quien estuvo preso un lustro por el delito de jalar el gatillo en contra de un sujeto. De hecho, el historial familiar va más allá, pues el padre de esta familia se halla ahora mismo en prisión.
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