FUENTE: REPORTE INDIGO.
AUTOR: PENILEY RAMÍREZ.
Sven Teske, vocero internacional de Greenpeace, asegura que hay paradojas en el discurso político que se discute en México a raíz de la reforma energética.
“Sé que el debate en México en este momento es que una vez que haya gas barato habrá electricidad más barata. Es obviamente falso. Si produces gas y un cliente mexicano te ofrece cinco dólares y en la frontera con los Estados Unidos te dan 10, ¿a quién le vendes?”, dice categórico Sven Teske, vocero internacional de Greenpeace sobre energías renovables.
Como ésta, el ingeniero especialista en energía encuentra otras paradojas en el discurso político que se discute en México a raíz de la reforma energética, como que una mayor exploración petrolera bajaría las tarifas eléctricas.
“Es algo muy chistoso, la gente dice que si entramos en la exploración de petróleo vamos a hacer la economía más barata. Eso es una completa tontería porque la oferta de electricidad no tiene nada que ver con el petróleo”, agrega.
La única forma en que una mayor explotación de petróleo baje las tarifas eléctricas directamente es por medio de los generadores ubicados en algunas zonas rurales, que trabajan con diesel.
Pero esos tienen un precio entre cinco y 10 veces mayor que un generador solar, explica Teske, quien lidera el proyecto global Revolución Energética de Greenpeace.
La otra implicación sería gracias a los automóviles eléctricos, pero Teske asegura que no ve ese desarrollo en México convertido en una flota por lo menos hasta dentro de 15 años.
La experiencia de EU
Contrario a la posición que ha defendido el gobierno de Enrique Peña Nieto respecto a que el gas y petróleo de lutitas (shale) es una energía de transición, el ingeniero alemán explica que en Europa actualmente es imposible conseguir una licencia para explotar este tipo de yacimientos.
“Lo que hizo EU no será repetido en Europa. No creo que se vaya a repetir en alguna parte, porque hay un aspecto muy interesante en el que tienes que poner atención, y es lo que está pasando con el gas shale en Estados Unidos”, apunta.
El experto coincide con la especialista Deborah Rogers, quien explicó en entrevista con Reporte Indigo en octubre del año pasado que el gas shale es una energía que se agota pronto y no puede ser sustituida.
Teske abunda: “aunque tengas mucho gas saliendo de un pozo, va a desaparecer mucho más rápido que otros recursos naturales.
“Estamos observando que todo el boom del gas de lutitas va a esfumarse porque tiene que excavar muchos más agujeros para seguir sacando gas de la tierra, lo que lo hace muy costoso, desastroso para el agua y medio ambiente”.
A diferencia de las energías renovables, defiende, el shale requiere una inversión en infraestructura que puede ser usada después, simplemente se pierde.
Cambio a largo plazo
A diferencia de una energía que se agota pronto y requiere la perforación de un gran número de pozos, el proyecto que Teske encabeza en Greenpeace propone una transición a largo plazo.
“Tenemos recursos locales que podemos usar con la tecnología adecuada, inteligentemente a largo plazo. Cambiar un sistema de energía que se tarda una generación. Lo que tenemos ahora básicamente como el suministro de energía, la estructura hoy, fue decidida hace 15 o 20 años”, refiere.
La propuesta de implementar desde hoy planes de suministro de energía con fuentes renovables puede compararse, según este especialista, con la decisión para una termoeléctrica.
“Si un político decide construir una central termoeléctrica de carbón hoy, se tardaría siete años en construir, está construida y financiada para operar por 40 años.
“Estamos hablando de una generación de electricidad que empieza en 2020 y opera hasta 2060, lo que significa que un bebé que nace hoy, en el mismo día de la decisión, estará en sus cincuenta. Es una decisión a muy largo plazo”, dice.
Durante todo ese periodo, la decisión es irrevocable, porque ya planta ya construida debe operar hasta pagar su costo con los ingresos.
“Tomas una decisión hoy, inicia operaciones en 2020 y ya en ese año no sabes si hasta la energía solar es más barata. En el primer día de producción ya estás por encima del precio de producción de energías renovables”, ratifica el especialista.
Además de una mejor energía, Teske considera que la inversión en renovables podría generar una fuente de empleo en fábricas en México.
Como ejemplo, relató que la industria del automóvil en Alemania emplea alrededor de un millón de personas, mientras la de energía renovable alemana tiene 400 mil empleados.
“Hemos hecho muchos estudios sobre los efectos del empleo y encuentras una curva donde tienes más empleados, cuando se podría utilizar la energía renovable. Esto va a durar más o menos un periodo de 20 años.
Considera que en México se podrían obtener más puestos de trabajo durante un período de tiempo más largo. Sería un centro regional de producción equipos para América Latina.
El ingeniero de Greenpeace dice que así ha sucedido con Brasil, que ha concentrado la actividad para Sudamérica.
“A lo mejor (en Europa) producirán las partes sensibles, lo patentado, el equipo dentro de una turbina de viento o algo así, que podemos enviar en contenedor, pero en México se haría la fabricación de las palas, el mástil, el fundamento.
“Todo se haría en México, ya que simplemente no tiene sentido enviarlo. Es demasiado grande y los costos de sueldos en México son una fracción de lo que en Europa”, destaca.
Cuidado con el gas shale.
El experto coincide con la especialista Deborah Rogers, quien explicó en entrevista con Reporte Indigo en octubre del año pasado, que el gas shale es una energía que se agota y no puede ser sutituida.
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