martes, 18 de marzo de 2014

Nunca pudimos parar a Fox, admite ex consejera electoral

FUENTE: LA JORNADA.
AUTOR: Alonso Urrutia (TEXTO)

"Ugalde no pensó que iba a venir el peor escenario"

La noche del 2 de julio de 2006 el Consejo General del Instituto Federal Electoral estaba totalmente roto, desarticulado. No había forma de tomar una decisión más, dice, con la mesura que da la distancia en el tiempo, Marco Antonio Gómez Alcántar, quien fue uno de los consejeros más temperamentales en la gestión de Luis Carlos Ugalde. 

Desde esa noche, cuando se asomaba ya la embestida de la izquierda contra el fraude electoral, la suerte de ese órgano estaba echada.

Apenas unas semanas atrás, cuando las encuestas se cerraban entre Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón, se le planteó a Ugalde construir potenciales escenarios para preparar reacciones de autoridad.

Ese fue el grave error. Para la mayoría de los consejeros, el proceso se terminaba el 2 de julio. Esa fue la razón por la que esa noche era imposible construir un escenario en medio de la crisis, resume Gómez Alcántar.


Aún con las secuelas de las millonarias multas por los casos Amigos de Fox y el Pemexgate, con la ruptura de las negociaciones con la izquierda y el padrinazgo de Elba Esther Gordillo sobre el titular del instituto, el Consejo General que debió operar entre 2003 y 2010 nacía con un pecado de origen: las cuotas de partidos, lo que cercenaría sus márgenes de operación.

La ruta del nuevo consejo distaba de sus antecesores. Casi desde su surgimiento arrancaría el periodo de mayor desgaste institucional, marcado por los escándalos políticos que presagiaban un convulsionado proceso. Videos, un aspirante opositor asediado por el desafuero, así como un presidente caracterizado por una incontinencia protagónica marcaron el camino.

Nunca pudimos parar a (Vicente) Fox, asume la ex consejera Lourdes López. Con un consejo partido por la mitad y la proclividad de algunos a asumir decisiones que no incomodaran al gobierno, la pasividad frente a Fox y los empresarios mermó la capacidad del IFE para conducir el proceso. Se debió haber hecho un llamado a Fox, pero, bajo la lógica de que al presidente no se le puede sancionar, no se hizo nada, agrega.


–¿Había problema de liderazgo?

–No sé si de liderazgo, pero sí de visión estratégica de Ugalde –señala Lourdes López.

En medio de una campaña crecientemente polarizada, la guerra sucia como apuesta para ganar los comicios y las limitaciones legales que tenía el IFE, éste fue incapaz hasta de hacer cumplir acuerdos como el de neutralidad de funcionarios, y al final dejó centenares de quejas sin procesar hasta tiempo después de terminada la elección.

La ex consejera resume la conducción del instituto entonces: hubo errores, una incompetencia para el manejo de la crisis, incapacidad de enfrentar las tensiones; se cedió a muchas presiones.

Ugalde nunca pensó que se podía venir el peor escenario. No avizoró la contingencia hasta que la realidad ya lo había rebasado, apunta Gómez Alcántar.

Con la izquierda en plena descalificación de las instituciones, se concluyó el cómputo. La norma y la prudencia política obligaban sólo a dar a conocer el resultado; ese era el acuerdo previo a la sesión donde se difundiría, pero Ugalde lo rompió, avalado por el grupo que lo respaldaba:

“El candidato que obtuvo el mayor porcentaje de la votación presidencial es Felipe Calderón, del PAN. La regla de oro de la democracia establece que gana el candidato que tenga más votos.’’ Desde abajo de la mesa, el consejero Arturo Sánchez arrancaba un aplauso para rubricar el augurio del triunfo final del blanquiazul, con todo el proceso litigioso aún por delante.

–¿Cómo se recibió aquella frase?

–Terrible. Le pedimos que no dijera nada más. Fue otro acuerdo que se rompió –señala Gómez Alcántar.

Meses después, en un encuentro con los trabajadores del IFE, Ugalde ofreció una visión particular de lo que pasó en la elección: hay sucesos en la vida que tienen finales felices porque las estrellas se alinean para que todo salga bien, pero hay otros que se hacen muy bien y las estrellas no se alinean.


Lourdes López tiene otra visión: con la agitada secuela poselectoral, estaba claro que no llegaríamos a la otra elección.

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